El abogado Beinusz Szmukler es desde hace un mes el encargado del Gobierno para concretar la avanzada judicial contra el empresario Carlos Pedro Blaquier, dueño de un emporio comercial en el cual se destaca la azucarera Ledesma.
La causa que lo involucra por la llamada “Noche del Apagón”, en la cual fueron detenidos empleados de la empresa durante la dictadura, se define en la Cámara de Casación Penal Federal.
Afiliado al Partido Comunista, amigo personal de Carlos Zaninni, prestó servicios al kirchnerismo en fase temprana cuando era consejero de la Magistratura. Hoy por hoy, lo hace desde el más modesto pero no menos influyente Instituto del Espacio para la Memoria.
Blaquier es un enemigo muy cómodo para el Gobierno, especialmente para funcionarios como Zaninni, dirigentes como Milagros Sala o un entornista privilegiado como Eduardo “Wado” De Pedro. Estos abonan la teoría de que así como el Estado ya pagó fuertes sumas indemnizatorias a las victimas de la represión setentista, ahora es el turno de las grandes corporaciones, de ahí los expedientes más recientes contra Ford, Mercedes Benz, Bunge y Born y el propio caso de Ledesma.
El dueño de Ingenio Ledesma tiene la cualidad de que siempre gustó de ostentar su riqueza. Colecciones de yates, obras de arte, caballos de carreras, propiedades valuadas en millones, una gran figura para la fiesta de los años 90 que ya con el kirchnerismo giró obligadamente hacia un perfil más bajo.
Szmukler recorre la Casación hablando con jueces y secretarios de la Sala IVque integran Eduardo Riggi, Juan Carlos Gemignani y Gustavo Hornos. Está preocupado porque de los tres el que mejor trato le dispensa es Hornos, quien al mismo tiempo ya recibió en dos oportunidades a los abogados de Ledesma. Riggi está denunciado por el CELS de Horacio Verbisky, y Gemignani tiene vínculo con sectores conservadores de la llamada “corporación judicial”.
El maoísta Szmukler sufre porque la causa contra Blaquier tiene hipotecado su destino, de ahí que el trámite venga tan demorado. Como en tantas arremetidas del Gobierno, en esta primó la impericia al punto tal que el abogado querellante en el juicio por “La Noche del Apagón”, en medio del proceso, pasó a ser fiscal por decisión de Alejandra Gils Carbó. Ahora la Sala IV tiene en su poder la chance de anular todo lo actuado por el representante del Ministerio Público Fiscal. Para colmo hay un fallo de la Corte Suprema de 2013 que respaldaría esa decisión.
El Gobierno aprovechó su reciente buena onda con el camarista de Casación que preside la Asociación de Magistrados Luís “bachicha” Cabral para apurar un fallo favorable, pero fue inútil. En el último tiempo el juez perdió apoyos alguna vez seguros lo cual se verá en la próxima elección de los magistrados al Consejo de la Magistratura.
Los representantes de Ledesma están confiados. Esperan un fallo favorable aunque su mejor amigo en el Gobierno pase por su peor hora. No es otro que Amado Boudou, que ha compartido largos almuerzos en el restaurante-vinoteca Aldo’s de San Telmo con el vicepresidente de la azucarera, el influyente Federico Nicholsohn.