El senador Guillermo Pereyra decidió quemar puentes con el kirchnerismo. Su plan es utilizar el caso Boudou y la discusión por la ley de hidrocarburos con el objetivo de aprovechar el alto nivel de “voto bronca” que miden en Neuquén hacia el Gobierno nacional. Su jugada, además, condiciona al gobernador Jorge Sapag quien, pese a diferenciarse por cuestiones petroleras, nunca sacó los pies del plato oficialista.
Por eso, desde sus filas salieron a denunciar operaciones de sectores comandados por el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, para complicar la interna del Movimiento Popular Neuquino (MPN), que en poco menos de un mes irá a unos comicios clave: no sólo se definirán allí las nuevas autoridades, sino que el resultado de esas elecciones marcará el futuro político de la dinastía sapagista y del sindicalista petrolero dentro del partido que gobierna la provincia desde 1963.
Para entender la caliente interna del partido dominante en el teatro político neuquino hay que arrancar por el final. Ayer, la diputada nacional María Inés Villar Molina (MPN), que responde directamente a Pereyra, apuntó a “los Parrilli” (por el funcionario nacional y su hermana y diputada nacional, Nancy) por “meterse en la elección interna del MPN al descalificar a Guillermo Pereyra”, luego que la legisladora del Frente para la Victoria (FPV) hablara de “extorsión” en el paro petrolero de la refinería Renesa, ejecutado por el sindicato que lidera el dirigente moyanista.
Pero “Toti” Villar Molina no se quedó en eso. Además, aseguró que Parrilli apunta al sindicalista para “devolverle favores al ministro Omar Gutiérrez, hoy candidato de la Lista Azul, y que tanto trabajó por su candidatura y la de Marcelo Fuentes el pasado 27 de octubre”. En esta última oración se explica gran parte de la interna del MPN.
El año pasado, Pereyra derrotó en las PASO del MPN al binomio de candidatos a senadores que impulsaba el gobernador Sapag y que encabezaba la vicegobernadora, Ana Pechén. Lo que hizo explícito Villar Molina es algo que fue un secreto a voces en Neuquén: luego de la derrota en la interna del partido, cuando llegaron las legislativas de octubre del año pasado, según fuentes provinciales, Sapag puso a gran parte del aparato oficial a jugar a favor de la boleta que llevaba de candidatos al Senado a Fuentes y primera en la lista de diputados a Nancy Parrilli.
A las Urnas
El MPN renovará autoridades el próximo 24 de agosto. Aunque ese día se elegirá al próximo presidente del espacio y a los miembros de los dos órganos partidarios, la Convención y la Junta, muchos en Neuquén creen que esta elección definirá quién será el próximo gobernador de la provincia.
La cuenta que hacen es bastante simple. Si bien Sapag tiene un impedimento constitucional para presentarse por un nuevo mandato, aún no descartó (ni él ni sus principales operadores políticos) la chance de una reforma o una enmienda constitucional que le permita ir por reelección.
Lo que sí tienen claro es que si la histórica Lista Azul del sapagismo pierde la interna frente a la Azul y Blanca, que lleva a Pereyra como candidato a presidente del MPN, el golpe político será tan duro que Sapag abandonará toda esperanza de buscar cuatro año más en el poder.
Y así apuntalará el camino a Pereyra, quien se cargará en sus espaldas la tercera victoria electoral en menos de dos años: las PASO del MPN y las generales legislativas de 2013 más la interna del mes próximo. Si a eso se le agrega que, salvo por interrupciones de procesos militares, el MPN gobierna Neuquén ininterrumpidamente desde hace más de 50 años, el resultado de la ecuación sale solo.
Sapag decidió no exponerse de más y se bajó de la posibilidad de ir él mismo por la presidencia del partido. Con eso eludía, a su vez, el choque cuerpo a cuerpo con el petrolero y números dos en la CGT Azopardo, que comanda Hugo Moyano. Puso como candidato al ministro de Economía, Omar Gutiérrez, aunque se calzó en sus hombros todo el armado electoral. En las filas de Pereyra, sostienen, que eso se dio así por una orden directa de Olivos. “
Sapag reunió a los azules en una cumbre secreta en el cine español, apenas horas después de que Pereyra se manifestara públicamente en contra de que (el vicepresidente, Amado) Boudou presidiera una sesión del Senado”, explican desde la lista Azul y Blanca.
Ambigüedad
En el kirchnerismo entienden que, pese al juego siempre ambiguo de Pereyra, su posición pública en el caso Boudou y en la ley de hidrocarburos, sumándole el paro de su sindicato en Renesa (que le hizo perder más de 20 millones de dólares a YPF), hace que el vínculo que alguna vez fue bueno se haya deteriorado notablemente. Incluso cuando muchos pensaban que el petrolero apostaba a un OK del Gobierno nacional para robarle a Sapag el apoyo en la interna del MPN. Es que Pereyra apela a un juego muchas veces ambiguo que confunde a todo el abanico político: desde el oficialismo a la oposición.
Así, por ejemplo, desde su entrada al Senado fue un actor clave en la sanción del acuerdo con Repsol, pese a posicionarse públicamente como un dirigente no alineado con Olivos. “Hace ruido con Boudou y con la la ley de hidrocarburos –analizó un operador parlamentario de la oposición-, pero cuando el kirchnerismo necesitó su voto, se lo dio con moño y todo”. Aunque todos, oficialistas y opositores, lo miran con respeto y hasta con algo de temor: “es un tipo que levanta una mano y para 23.000 trabajadores, te paraliza todo el mercado petrolero”, sentencian.
Lo que sí tienen claro en el sapagismo es que mantener intacto el alineamiento con el Gobierno nacional puede ser el golpe de gracia para la dinastía que nació en 1963 con el primer gobierno de Felipe Sapag, tío del actual gobernador.
Por eso, en las últimas horas, Jorge Sapag abandonó el traje diplomático y salió a marcar la cancha publicamente al proyecto de ley petrolera que impulsa el Gobierno nacional. “La defensa de los recursos será un eje de la campaña”, apuntan desde tierras neuquinas. Tras la derrota con Pereyra en las PASO 2013, Sapag dio a entender que esa derrota era una respuesta a su apoyo público al acuerdo de YPF con Chevrón para explorar Vaca Muerta. “No vamos a cometer dos veces el mismo error”, explicaron.