“Esta historia actual tiene todos los ingredientes de los relatos coloniales del siglo XIX: violencia, discriminación racial, dobles estándares, arrogancia, manipulación, cinismo y engaños”, dijo la diplomática en alusión a la designación de Roberts, en un artículo publicado en el diario The Guardian.
En la columna de opinión, titulada “Su hombre en Malvinas”, Castro reseña que conoció a Roberts cuando se desempeñaba como director de Territorios de Ultramar de la cancillería británica, llamada Foreign Office (FCO).
“No tengo un recuerdo grato (de Roberts)”, subrayó la diplomática argentina y apuntó que “el trato” que le dispensó “siendo embajadora de mi país era el del delegado del imperio sermoneando a sus súbditos, lo cual, de no haber sido ofensivo, hubiese sido simplemente ridículo”.
“Pero ni la violación de las normas del Derecho Internacional ni la arrogancia imperial son una novedad”, escribió Castro, y recordó que “desde su usurpación, en 1833, las Malvinas son un territorio bajo disputa de soberanía, un caso pendiente de descolonización”.
“Por lo tanto, este nombramiento constituye un nuevo acto unilateral del Reino Unido en abierta violación a la obligación que le impone el derecho internacional de resolver la disputa por vía de la negociación diplomática con Argentina”, remarcó.
Castro reiteró la posición argentina respecto de que “el derecho a la libre determinación de los pueblos no es aplicable a cualquier comunidad humana, sino sólo a los pueblos” y en este sentido sostuvo que “nadie duda de que los actuales habitantes de las Malvinas son británicos, y que pueden continuar siéndolo, pero el territorio en el que habitan no lo es”, porque “pertenece a la Argentina”.
Al respecto, recordó que en la isla Diego García en el archipiélago de Chagos, en el Océano Indico, “más de dos mil isleños fueron expulsados a fines de los años 60 por el Reino Unido para instalar una base militar de los Estados Unidos”.
“Desde entonces, los chagosianos, que viven en la pobreza y dispersados en distintas partes del mundo, reclaman su derecho a regresar a su territorio y a sus hogares”, resaltó Castro.
En este sentido, dijo que de acuerdo con cables diplomáticos filtrados por el sitio Wikileaks, Roberts, siendo funcionario de la cancillería británica, “insistió ante el Consejero Político estadounidense en que la creación de una reserva marina echaría por tierra, en efecto, toda reivindicación de restablecimiento de los antiguos residentes del archipiélago”.
“No habrá huellas humanas o Man Fridays (sic) en las islas deshabitadas, afirmó Roberts según los diplomáticos estadounidenses”, remarcó Castro y dijo que “es el mismo Colin Roberts que ahora está yendo a las Malvinas, el que se refiere a los nativos de la isla de Chagos como sirvientes y fabula una estrategia para abolir su modo de subsistencia, la pesca, para que nunca más puedan regresar a su Isla”.
“(Roberts es) el que ahora va, enviado por el Gobierno británico a encabezar una pequeña población de quienes pretenden -a través de una votación de 1513 votos- imponerse por la fuerza de sus deseos y la ambición de la exclusividad de sus negocios, contra la opinión de cientos de millones de personas del mundo”, señaló la embajadora.