Por Matías Moscoso
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Por Matías Moscoso
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¿Cómo está Alejandro Arlía hoy en día en su sexto año como ministro de Scioli?
La verdad que muy bien. En primer lugar, con muchas responsabilidades. Desde las obras hidráulicas de La Plata que vengo siguiendo la evolución día a día y la semana que viene, si Dios quiere y nos acompaña el tiempo vamos a estar ya con obras en varios sectores del arroyo El Gato; pasando por el tercer carril de la Autopista, que logré poner en marcha la obra; terminar el hospital Balestrini; hacer el museo de arte de Mar del Plata; objetivos que el Gobernador les pone plazos perentorios. La ruta 6 también, que está avanzando mucho y muy bien. Son cosas a las que el Gobernador les pone plazos muy difíciles de cumplir; pone la valla muy alta y con un poco de buena fortuna y mucho laburo hemos logrado llevar adelante. Por otro lado, en lo personal, este año cumplí 25 años de función pública, con lo cual ya he vivido muchas cosas en el Estado, y lo que para algunos puede ser demasiado preocupante como la situación económico financiera del país o el intento desestabilizador del dólar de febrero y todo eso, para mí ya forma parte de una gimnasia a la que estoy acostumbrado; yo ya vi todo lo que se puede ver, sobre todo en materia económica. Por otro lado, también estoy un poco más aplacado, más tranquilo, menos belicoso. Estoy mejor, he logrado centrarme un poco…
Se lo nota más tranquilo ¿Esto con qué tiene que ver?
No sé… tal vez con que el año pasado volví a ser padre, mi segunda hija. Por otro lado, a ver, a mí me cuesta mucho aceptar las reglas del juego, sobre todo cuando son desleales. Cuando hay injusticia, cuando yo veo que hay cosas que se dicen que están mal pero no porque no se sepan, sino porque se miente.
¿Está hablando del periodismo?
No, no, en líneas generales… He logrado estar más tranquilo y más conforme con lo que sé que hago y más relajado con lo que sé que no puedo o no llego a hacer. Soy una persona muy de acción, entonces cuando no logro hacer algunas cosas me hace mal; me hace mal a mí en lo personal. He logrado balancear un poco eso, que no me haga tan mal lo que no puedo hacer, porque la verdad es que yo dejo gran parte de mi vida en esto. Lo disfruto, pero le dedico muchísimo tiempo. Entonces, si hay cosas que no salen porque no pueden salir, bueno, fui logrando abandonar cierta condición de omnipotencia de decir “lo tengo que poder controlar todo, lo tengo que poder resolver todo”, en tiempos en los cuales he asumido que hay un montón de restricciones y limitaciones que no tienen que ver conmigo –algunas sí tienen que ver conmigo, obviamente, tengo la capacidad de autocrítica para darme cuenta que me equivoco en muchas cosas-. Ahora trato de poner el énfasis en las cosas que voy logrando, en las cosas que se van haciendo. Estoy más tranquilo.
Es notorio que ha bajado un cambio, sobre todo en comparación al año pasado, en donde protagonizó enfrentamientos con periodistas y varios exabruptos en Twitter, por ejemplo ¿El Gobernador se lo ha hecho notar? ¿Lo retó?
No. La verdad es que Daniel (Scioli) en esto tiene una actitud muy permisiva, es decir, respeta los estilos. A mí él me conoce cabrón desde que me conoce. Sabe que soy una persona que discuto todo, de pocas pulgas. Y que incluso yo trato de ser intelectualmente honesto; lo que pienso me gusta decirlo. Me cuesta el juego del cinismo de no decir lo que pienso. Pero no, Daniel en eso nunca me llamó la atención ni me dijo que baje un cambio, ni nada. Creo que es un proceso de maduración más personal. Por otro lado, con Daniel se aprende mucho de eso, de la templanza; es un tipo que tiene una templanza asombrosa y que tiene una forma de relacionarse con los demás admirable, porque desde un punto de vista de lo que cada uno somos, con nuestros egos a cuestas, el tipo es capaz de adaptarse a una situación en donde lo critican ferozmente y no responder, y después volverse a juntar con esa persona, cosa que a mí eso me cuesta un montón. Y toda la vida me va a seguir costando un montón porque somos distintos. Él acepta esa forma de ser distintos. Obviamente, en algunas cosas trato fundamentalmente de no hacerle daño al Gobierno: mis peleas son mías, siempre he sido clarito en eso; este soy yo. Y eso no involucra ni que me manden a decir las cosas como las diga ni que me manden a no decirlas. Este soy yo, trato de ser genuino todo el tiempo y de ser justo; cuando me equivoco en algo puedo pedir disculpas. Tengo dos cosas que a mí me enorgullecen: sé agradecer y soy un tipo que sabe pedir perdón. Son dos cosas buenas, porque uno se siente bien cuando agradece y se siente bien cuando pide disculpas. Así que todo esto no tiene que ver con un tirón de orejas de Daniel sino más bien con un cambio mío.
¿El Gobernador no explota nunca?
Él es apasionado con respecto a las cosas que hay que hacer. Es decir, con nosotros es extremadamente exigente, y eso está bueno. Porque trabajar con alguien que no pone objetivos tan altos, como dije al principio, o que no fija claramente lo que espera de cada uno, no es bueno. Yo prefiero un tipo apasionado en la forma de pedir y exigir a sus colaboradores a un tipo que le da lo mismo ver si sus colaboradores responden o no. En ese sentido no digo que explote, pero sí que marca muy claramente lo que pretende en términos laborales. Después da una absoluta libertad de acción, es decir que él respeta que los equipos son equipos propios de cada Ministro, no impone a nadie y no pone a nadie a controlar a los equipos de cada uno, no interfiere en la relación internas de las áreas, y como da todos esos grados de libertad y de confianza, después exige. Y exige con el compromiso que genera en los demás el hecho de que un Gobernador te de tanta libertad de acción y tanta confianza. Esa es su forma no de explotar, pero sí de fijar las prioridades con mucha firmeza y con objetivos que a veces te los trae bastante para adelante y te hace correr mucho, pero con objetivos claros. Esa es la forma distintiva que tiene Daniel para trabajar.
Ya muchas veces se ha escuchado tanto al Gobernador como a usted hablar de las “obras estructurales” en la provincia de Buenos Aires ¿Se terminan este año?
Van muy bien. Nosotros este año vamos a terminar el tercer carril de la autopista Buenos Aires – La Plata y vamos a dejar preparado para realizar ya el cuarto carril, con lo cual vamos a hacer un proceso bastante interesante de descongestionamiento de nuestra autopista, que realmente era necesario. Nosotros tuvimos un concesionario durante muchos años, que cuando la Provincia recuperó la potestad regulatoria decidimos darles un tiempo breve para mostrar la capacidad de llevar adelante las obras que se necesitaban y no fueron capaces de cumplirlo. De ahí tomamos la decisión de la creación de Aubasa y así hemos invertido más de 15 mil toneladas de asfalto en reparaciones, a la vez que se van avanzando en otros procesos de modernización en la autopista. Por otro lado, la ruta 6 está teniendo un ritmo de obra muy bueno; nosotros creemos que vamos a rehabilitar toda la traza para fin de año y para el año que viene ya va a ser autovía. Este año vamos a seguir con algunas zonas de mano y contramano pero absolutamente rehabilitadas, y el año que viene ya vamos a tenerla como autovía. Es una obra estratégica porque es el cuarto anillo de circunvalación, corre de puerto a puerto, no entra en ninguna ciudad, para el transporte de la producción es bárbaro; va muy bien, a ritmo sostenido. Por otro lado estamos terminando los trabajos de refuerzo estructural de 60 y 122 para tener una salida provisoria –pero firme- del puerto, ya que hemos logrado una carpeta asfáltica de una capacidad suficiente para el tipo de camiones que vamos a recibir; todo esperando una obra que está próxima a comenzar, que es la bajada de la autopista no solamente hacia el puerto sino también a la ruta provincial 11. Así vamos a tener realmente una llegada al puerto por ambos lados –tanto por la ruta 6, que vamos a abrir la traza de la avenida 90, no en el corto plazo pero sí todo el resto hasta la 215-. Con esto completamos una serie de obras, con el puerto de La Plata –con la mayor inversión de las últimas décadas en materia de infraestructura-. Vamos a dejar a la región capital con una pujanza enorme, más las obras estructurales para mitigar el riesgo de inundaciones, las cuales han recibido el apoyo de la comunidad científica a través de la facultad de Ingeniería de la UNLP más otros expertos que nos han ayudado muchísimo a mejorar los proyectos. La semana que viene esperamos poder empezar estas obras, para que se terminen en un plazo de 500 días en algunos casos, 1 año en otros, con una lógica de simultaneidad; vamos a estar atacando como se atacando desde la desembocadura del río hacia arriba, en simultáneo, con muchísima mano de obra local, mucha movilización de equipos, ingenieros y materiales. Vamos a resolver el problema de inundaciones, a la vez que vamos a fortalecer la producción local de una manera muy fuerte. Estas obras son los grandes objetivos que me marcó el Gobernador y estoy más tranquilo y satisfecho porque veo que estamos cerca de empezar a concretarlas. Esto da tranquilidad en años duros desde lo financiero.
La gente que lo ve de afuera por ahí descree de los anuncios, porque escucha que los repiten muchas veces, por ejemplo la ruta 6, la autopista o el puerto…
A veces no se tiene dimensión de lo que es arreglar 180 kilómetros de una autovía. Realmente los informes de avances de la ruta 6 son muy impactantes desde lo gráfico (muestra fotos y números que grafican los trabajos tramo por tramo, con limpieza de caminos, bases de suelo, compactación, asfalto, repavimentación, tierra, banquinas, bases de hormigón, etc.). Obviamente estos son trabajos que involucran cientos de maquinarias viales; son trabajos que no son asfaltar una cuadra, son muchas etapas con distintos niveles de complejidad, es un trabajo que demanda mucho tiempo. Yo entiendo la cuestión de la demanda de la gente, porque realmente hay cosas que uno puede explicar desde lo técnico; ahora, la gente tiene la necesidad de que sus demandas se vean satisfechas en el menor tiempo posible, y a veces el menor tiempo posible no es satisfactorio para la gente. Y nosotros no nos podemos enojar con la gente; la gente tiene razón. Cuando dicen “las obras del puerto La Plata se tienen que ejecutar cuanto antes”… y tienen razón. La verdad es que nosotros trabajamos para que se ejecuten cuanto antes, y todas las cosas que uno puede argumentar de por qué se demora, a la gente no le interesa y es normal que no le interese, porque es una exigencia al Estado que nosotros tenemos que resolver; nosotros tenemos que lidiar con los tiempos. Para la gente es “conseguir el resultado que yo necesito y por el cual te voté”. Y esto es lo que nos transmite también Daniel todo el tiempo: la gente tiene razón, nosotros tenemos que ver con los recursos que tenemos, con las habilidades que tenemos y con las limitaciones que tenemos cómo hacemos para dar la respuesta más rápida. Pero no nos podemos enojar con la gente, a lo sumo nos podemos enojar con los periodistas que nos meten presión encima de las presiones que ya tenemos… pero tampoco es el camino; el Arlía que se conoció ya no es el mismo. Yo me imagino que eso surge de rumores que corren por ahí y de algún grado de picaresca, pero cuando uno está con las pulsaciones altas porque está jugando un partido de fútbol donde tiene que correr todo el tiempo, obviamente uno dice “¿pero esto de dónde salió?, si yo no tuve nada que ver con esto, no estuve ahí donde dicen que estuve, esa cosa que pasó no pasó”…
¿Y en esos casos usted cómo reacciona? ¿Se queda con el enojo del momento o levanta el teléfono y se comunica con todo el mundo?
Antes me enojaba más, ahora ya no le doy mucha importancia. Me quedo con saber la verdad. Mientras no se diga una cosa que sea muy agraviante, ya no respondo. Antes me enojaba mucho más, ahora me enojo menos. La verdad es que ya me quedo con la tranquilidad de lo que hago.
Volviendo al tema de las obras ¿Cómo tomó la creación de la Secretaría de Servicios Públicos a fines del año pasado? ¿Cómo le afecta en su trabajo al frente del ministerio de Infraestructura?
Como un gran alivio. La verdad que este Ministerio es gigante y funciona las 24 horas de los 365 días del año. Con el cambio climático que vivimos, uno no decide que la lluvia caiga un sábado, un domingo, un feriado o un día laborable, y uno tiene que estar con capacidad de respuestas para ir al lugar necesario o para saber exactamente qué es lo que está pasando, qué equipos hay que movilizar. Este es un Ministerio que trabaja como puede ser el ministerio de Salud, en donde algo que lo involucra a uno está sucediendo todo el tiempo. No sé si te acordás que en algún momento se planteó que se iba a crear un superministerio del que yo iba a ser ministro de Economía e Infraestructura, algo que lo conversamos mucho con el apoyo de Cristina Álvarez Rodríguez y que terminamos hablándolo con el Gobernador, que sería un terrible error porque es imposible manejar dos semejantes ministerios. Y ya, cuando entramos en la recta final del segundo mandato del Gobernador, la creación de un área de servicios públicos a mí me sacó algunos grandes problemas de encima, en el sentido que ahora me puedo concentrar mucho más en la obra pública y dejar que otra persona se encargue del tema de los servicios, que también tiene una enorme complejidad por las tarifas, los costos, las empresas estatales, las privadas, y demás. A mí en cierta medida me sirvió mucho, lo conversamos con el Gobernador y la verdad que me sirvió mucho para poder concentrarme en las grandes obras que él me pidió y en otras que son fundamentales. Antes de junio vamos a estar licitando obras para rehabilitar y poner en mejores condiciones 3 mil 340 kilómetros de rutas provinciales, que es más de un tercio de las rutas que tiene la Provincia, y para eso yo necesito estar muy focalizado en las dos grandes áreas que tiene este ministerio, que son hidráulica y vialidad. Vino bien para poder concentrarse en la obra pública y para no tener tanta dispersión con el tema de los servicios, que es un tema complejo y que también involucra a los usuarios todo el tiempo, que demandan mejores servicios y que tienen razón en hacerlo.
Al frente de esa secretaría está Franco La Porta y al frente de Aubasa Gonzalo Atanasof, dos denarvaistas ¿Cómo lo toma?
Yo a Franco La Porta lo conozco desde inicios de gestión, lo traté mucho cuando él estaba a cargo de la Comisión de Presupuesto en Diputados, cuando yo era ministro de Economía, tengo muy buena relación. Es una persona que bueno, eventualmente en una elección decidió jugar en otro espacio pero que siempre mantuvo una buena relación el Gobernador. Y en el caso de Gonzalo Atanasof, fue una persona que acompañó el proceso de transferencia del poder concedente del Estado hacia la Provincia y la creación de Aubasa. Es una persona que estuvo involucrada desde un principio con eso y si bien en este momento forma parte de un bloque opositor, las cosas que planteó en las comisiones y en los diálogos que mantuvimos, siempre fue un diálogo propositivo, constructivo. Hay quienes tienen una conducta mucho más lineal y hay quienes en determinado momento cambian de opinión. Yo vengo trabajando en el proyecto de Daniel Scioli desde 2007, con el gobierno nacional desde 2003, soy un peronista que no reniega ni de su presente ni de su pasado. Yo no reniego de mi pertenencia política pero tampoco juzgo la pertenencia política de los demás, en tanto respondan a un concepto que para mí es fundamental: la honestidad intelectual. Uno tiene todo el derecho de pensar distinto e inclusive de cambiar de pensamiento, el tema es cómo lo hace. Uno lo puede hacer con respeto o uno lo puede hacer como quien se separa de su mujer después de 20 años y dice que vivió con un monstruo.
Tanto en Diputados como en el Senado, al frente de las comisiones de Obras y Servicios Públicos quedó el massismo. ¿Alguna opinión? ¿Cómo lo toma?
…Como que tienen mucho interés por la obra pública… Y que ambas Cámaras decidieron confiarles la responsabilidad de la conducción de las comisiones. Se ha hablado mucho de que “vienen por Arlía, le van a preguntar tal cosa, tal otra”. Bienvenidas las preguntas. Yo voy a responder lo que tenga que responder, contando los proyectos, las obras en marcha, lo que pudimos hacer, lo que todavía no. No lo tomo como nada. El año pasado, en la comisión de Infraestructura en Diputados estaba el diputado por el radicalismo de Brandsen “Cacho” García, que hacía sus objeciones desde la oposición y tuvimos una muy buena relación. Yo pienso ir y dar todas las explicaciones que sean necesarias. Es parte del trabajo de ser Ministro.
Igual ya se imagina las chicanas…
Yo no voy a ir a chicanear a nadie. Yo sé que van a haber algunas cosas, como siempre sucede, pero que es la picardía de la política, que una cosa es lo que se habla adentro de la comisión y otra es lo que se sale a decir afuera. Muchas veces he participado en reuniones en donde muchos legisladores se quedaron callados y después se guardaron todo para decirlo afuera. Son gajes del oficio, no nos vamos a andar asustando por ese tipo de cuestiones. Tendré que templarme aún más y dar las mejores respuestas que estén a mi alcance.
¿Qué estaba haciendo el 2 de abril? ¿Cómo se enteró de lo que estaba empezando a pasar?
El 2 de abril estaba en mi casa de Brandsen, estaba regresando de un paseo por el fin de semana largo. Cuando empecé a tomar la magnitud de lo que estaba pasando –porque las comunicaciones estaban cortadas y era muy difícil-, mi primer intento fue entrar a la ciudad y no había por dónde entrar. Lo viví con una angustia tremenda y creciente, porque realmente la magnitud de la tragedia se fue sabiendo con el paso de las horas. Recién 24, 48 horas después pudimos saber la magnitud. Lo viví con mucha angustia, con cierto nivel de impotencia. Era algo imprevisible e inevitable, dicho por los propios informes de la faculta de Ingeniería de la UNLP; un fenómeno extraordinario. Ese fue tal vez el fenómeno más dramático y más duro que nos tocó vivir, pero estamos viendo en el mundo, en la región, en la Argentina, en la provincia de Buenos Aires, que el cambio climático es una de los grandes desafíos del futuro para la sustentabilidad de la ciudad. Estamos viendo en el mundo desarrollado, en los países subdesarrollados, en los países de desarrollo intermedio, en todos los lugares, que las infraestructuras que fueron creadas con un determinado comportamiento climático ya no soportan estos cambios. Por eso vemos inundaciones en Holanda, Londres, París, Canadá, Brasil, y bueno, este febrero por ejemplo fue muy duro para nosotros en cuanto a lluvias en el norte de la Provincia y en algunos lugares del conurbano. Nos tenemos que preparar para ir afrontando una logística multimillonaria con una logística que tiene que dar respuesta hasta donde se pueda en este cambio climático. ¿Y por qué digo hasta donde se pueda? Porque hay desarrollos urbanos que no son sustentables desde el punto de vista de la posibilidad de hacer obras públicas, no hay espacio para determinadas obras públicas. El nivel de densidad demográfica y los lugares por donde deberíamos intervenir para hacer determinadas obras son realmente muy complejos, tenemos que hacer derivaciones y múltiples maniobras porque no podemos ir derecho hacia el lugar donde está el problema porque hay casas, los espacios están ocupados por edificios…
¿Como por ejemplo en el caso concreto de La Plata?
En el caso de La Plata también. Nosotros ahora vamos a trabajar en la relocalización de alguna gente que vive a la vera del arroyo El Gato. Pero cuando uno recorre todos los arroyos, como lo hacemos nosotros permanentemente, vemos miles de familias viviendo a la vera del arroyo, en lugares donde normalmente se va a inundar, porque es imposible que si uno se asienta en un valle de un cauce de agua –valle de inundación se llama- uno no sufra inundaciones. Y hay gente que está asentada en esos lugares. Y también hay ciudades que tienen este tipo de problemas por el lugar en donde se localizó originalmente; ciudades con mucha pendiente o ciudades que están asentadas en una depresión. Es decir, hay cosas que estuvieron mal hechas de origen y a esas cosas hay que agregarle el cambio climático. Hay que ver cuáles son las formas de ir corrigiendo, en un plan que es multimillonario, los desafíos que tenemos. Pero en algunos casos nosotros necesitamos, como dice el gobernador Daniel Scioli por muchísimos motivos, una descongestión de la población que vive en las grandes ciudades hacia el interior de la Provincia: nosotros tenemos en el 3% del territorio más del 80% de la población de la Provincia, con lo cual evidentemente tenemos mucha tierra y muy concentrada la población en el centro urbano. Y no es lo mismo la capacidad de absorción –permeabilidad del suelo- de la tierra que la del asfalto, en donde todo es edificio y queda muy poca tierra sin impermeabilizar.
Y en los últimos años en La Plata toda esta situación se ha agravado con la gran cantidad de edificios que se han construido en el casco urbano…
Sin dudas. Y ese es un motivo de revisión del Código de Ordenamiento Urbano de La Plata. Nosotros también planteamos como Ministerio, a través de la autoridad del agua, la necesidad de la regulación de las zonas productivas del complejo frutihortícola. Hemos incorporado inclusive derivador de agua en arroyos, para que el agua que viene del oeste no llegue a entrar al casco urbano, por ejemplo. Estamos trabajando en las desembocaduras también, pensando en Berisso y Ensenada. Por eso este es un plan hidráulico integral de la región capital, no es un plan de obras de la ciudad de La Plata. Vamos a intervenir en todos los arroyos de la región, con esfuerzos financieros multimillonarios.
Dejando de lado la cuestión de la lluvia, que es cierto que fue muchísima, ¿cuál es la autocrítica que hacen como Gobierno y usted como ministro de Infraestructura? ¿Cuál es el grado de responsabilidad que siente que tuvo para que se inunde la ciudad?
No… Por eso dije que yo sentí mucha angustia y mucha impotencia, pero no sentí culpa. No sentí culpa porque era un fenómeno inédito, imprevisible, inevitable. ¿Por qué digo esto? Porque la universidad demostró con sus estudios que la capacidad o la probabilidad de ocurrencia es un número que hasta puede resultar chocante: es de 10 mil años. Porque en los últimos 30 años había llovido en todo el mes de abril 1/4 de lo que llovió en un sólo día y porque encima la intensidad en 3 horas fue superior a los 120 milímetros por hora, con lo cual era imposible hacer otra cosa que no fuese ayudar a rescatar a las víctimas. Y la verdad es que en este ayudar a rescatar a las víctimas también hay una cuestión que ahora estamos tratando de mejorar, que es tener una red hidrológica para poder tener la capacidad de los alertas temprano. Ese día se había levantado el alerta para la región, porque la lluvia del primero de abril en la ciudad de Buenos Aires –que también fue muy dura- hizo que en determinado momento no rigiese el alerta meteorológico para la ciudad de La Plata, y eso tal vez complicó la capacidad de respuesta. No habíamos tenido experiencias de estas características. Ahora yo creo que uno de los grandes trabajos que se están desarrollando no son solamente las obras públicas, sino el sistema de alerta temprano y el plan de evacuación para ayudar a las personas en riesgo. Y hubo un fenómeno también muy doloroso: en general la gente que sufrió más esta tragedia no fue la que vivía a la vera de los arroyos –porque tienen más cultura de la inundación, están más preparados-, sino que fueron los que estaban en la ciudad, en el casco. Por otro lado, nosotros no tuvimos partidas presupuestarias previstas para desarrollar obras que no hicimos durante el período previo a la inundación, y eso también indica que no había cosa que se pudiera haber hecho desde este Ministerio. Desde ese punto de vista nosotros veníamos trabajando en el mantenimiento de arroyos; lo hicimos bien pero no alcanza, porque la desembocadura del arroyo El Gato debería haber tenido un ancho que es inimaginable sostener hacia arriba porque no hay espacio físico; ahora lo que vamos a hacer es hormigonado y con mucha capacidad de carga para que la velocidad de conducción sea mucho más rápida. Es lo que hemos aprendido de este fenómeno, en donde lamentablemente hay víctimas y eso es irreparable.
A mediados de 2012 se vivió el pico máximo de tensión y enfrentamiento entre Nación y Provincia, entre el kirchnerismo y el sciolismo. ¿Hoy a la distancia cómo recuerda esos momentos?
Yo siempre he sido una persona de consenso entre el gobierno nacional y el provincial. En algunos momentos acá se me tildaba de kirchnerista y en el otro lado del Riachuelo de sciolista, y yo soy peronista. Creo, como cree el Gobernador, que todo desencuentro que involucre a la Nación con la provincia de Buenos Aires, históricamente ha demostrado ser muy malo para la Argentina y fundamentalmente para los bonaerenses. Así que yo vivo esta etapa de menos tensiones con más alegría. Estoy convencido que Daniel Scioli va a ser presidente de los argentinos, vamos a trabajar muy fuerte para eso. Pero creo que eso va a involucrar una interna con otros candidatos del espacio político del peronismo en el Frente para la Victoria. Afortunadamente no hay que andar viendo a quién se pone como candidato; hay muchos candidatos, hay una variedad de oferta electoral de figuras en condiciones de asumir responsabilidades bastante grande, con lo cual está bueno que haya una interna para dirimir las candidaturas a presidente, a gobernador. Yo creo también que la candidatura a gobernador se va a tener que dirimir en una interna. Yo estoy seguro que Daniel va a ser presidente, porque en esa interna tiene una enorme ventaja: es una persona que está muy fogueada en la gestión pública, es un hombre de consenso, es una persona que cae bien y que tiene muy buen diálogo en las provincias que ha logrado tener siempre una relación muy madura e institucional con el gobierno nacional; nunca se le salió la cadena –como se podría decir- y todos estos son valores importantes. Así que este momento lo vivo como un momento en donde vuelvo a insistir, va a haber de todo un poco, va a haber mucha pirotecnia. Lo importante es cómo se resuelva y yo creo que se va a resolver con una interna, de la cual Daniel Scioli va a salir como candidato a presidente y el voto popular lo va a consagrar.
Está claro que Scioli va a ir por la presidencia. ¿Y a gobernador?
Para gobernador todavía no se han mostrado las cartas… Tal vez hay candidatos a presidente que después terminan siendo candidatos a gobernador…
¿Por ejemplo?
No, no pongo ejemplos, ya bastante problemas tengo conmigo como para tener problemas con los demás… No, la verdad es que obviamente una vez que estén en la cancha los candidatos provinciales yo te prometo que te voy a decir quién me gusta. Pero primero tienen que estar en la cancha, yo no puedo decir “me gusta el 10” sin que salga el equipo a la cancha y sin saber la formación.
En los peores momentos de la relación entre Nación y Provincia ¿Scioli estuvo cerca de pegar el portazo y romper con el Frente para la Victoria?
No. No, por cómo es Daniel. Daniel es una persona muy templada, y desde este punto de vista él siempre tuvo en claro su responsabilidad institucional como gobernador de la provincia más grande de la Argentina. Él siempre tuvo en claro que una ruptura con el gobierno nacional hubiese sido mala, mala para todos, institucionalmente hubiese sido muy malo. Lo cual no quiere decir que en momentos de máxima tensión uno no diga “¿…y por qué tanto? ¿Hace falta tanto?”, sobre todo de algunas personas que tratan de ser más papistas que el Papa. ¿Por qué tanto? ¿Para qué? A veces uno se lo llega a preguntar, pero nunca me imaginé una salida del Gobernador de este espacio político, porque es el espacio en el cual él acompañó durante 10 años. Es muy difícil explicar después de 10 años que en 10 años vivió equivocado ¿y ahora se da cuenta? No…
Igualmente trascendió que hasta último momento previo al cierre de listas para las últimas elecciones hubo un diálogo entre Scioli y Massa para llegar a un arreglo y cerrar, pero que no prosperó…
No, no conozco ese diálogo. La verdad es que lo que sé es que el Gobernador habla todo el tiempo con todas las expresiones políticas. Es un hombre muy educado, no deja de saludar a nadie ni piensa que estar en una foto con alguien le conviene o no le conviene; es una persona de reglas, de educación muy firmes, no deja de escuchar a todos y después de tomar las decisiones que considere más oportunas.
¿Cómo es su relación con Julio de Vido? ¿Habla con él seguido? ¿Se reúne habitualmente? Hay pocas fotos de ustedes dos juntos…
Sí… Hay pocas fotos y hay mucho afecto. Yo a Julio de Vido, por mi trabajo en Economía de Nación lo conocí durante el primer mandato de Néstor Kirchner como gobernador de Santa Cruz. A Néstor lo conocí en una cena cuando él era intendente de Río Gallegos. Yo siempre he tenido una relación muy buena con Néstor Kirchner y con Julio de Vido. Yo no soy de los que necesitan la foto permanente para trabajar con un equipo. Yo siento que con el equipo de Planificación Federal tengo las puertas abiertas para dialogar, para articular políticas; siempre he tenido la posibilidad de intercambiar opiniones y de ver cómo nos vamos complementando en la obra pública entre Nación y Provincia, así que lo de las fotos no es un tema central. Yo sé que tengo mucha afinidad política con el equipo de Planificación Federal y sé que tengo una relación personal de mucho respeto y afecto con el ministro De Vido.
¿Qué es el Frente Renovador?
No sabría decir qué es el Frente Renovador. Por un lado hay algunos compañeros que decidieron que esa era la opción. Por otro lado se quiere marketineramente presentar como lo nuevo, sin embargo uno ve dirigentes que tienen décadas y décadas de historia; algunas historias más positivas y otras muy negativas, dirigentes que no tienen nada que ver con el proyecto nacional pero que a la vez tratan de mostrarse como una continuidad con cambios cuando en realidad sabemos que hay muchos de ellos que lo que quieren es cambiar todo y empezar de nuevo. Es decir, han tenido una actitud muy poco constructiva desde sus acciones en la Legislatura; costó mucho llegar a consensos para el presupuesto, pero yo diría que con una posición que después abandonaron porque era demasiado intransigente y poco conciliadora; se dieron cuenta que si querían presentar un discurso de alguien que trata de llegar a acuerdos, no estaban yendo por ese camino. Veo dirigentes que son interesantes como dirigentes y veo dirigentes que son parte del pasado, que ya fueron. No lo podría definir, es algo muy ecléctico. Es algo, por lo menos a mi entender, con mucho marketing y poco contenido.
¿Le gustaría ser intendente de Brandsen en un futuro?
No… tenemos un intendente bárbaro. Gastón Arias es un gran intendente, recuperamos el municipio con el 64% de los votos contra el 33% de los radicales, en donde históricamente nadie había ganado con esa diferencia. Está haciendo una muy buena intendencia Gastón y yo me siento bien en este rol, de ser vecino de Brandsen, de tratar de ayudar al pago chico, de ayudar al intendente a que le vaya bien. La verdad es que no me veo como intendente. Tal vez cuando esté un poco más viejo y sedentario pueda ser, pero hoy por hoy, la verdad es que no lo veo.
¿Ferro campeón de la Copa Libertadores o Scioli 2015?
…No se juega así con los sentimientos… Mirá, por los tiempos en los que estamos: Scioli 2015. Porque Ferro todavía está en el Nacional B, no llega a Primera para jugar la Libertadores en el 2015. Así que por los tiempos en que estamos, claramente Scioli 2015.