Las ambiciones del juez de la Casación Penal, Luis Cabral, no conocen límites. Luego de quedar en el centro de todas las miradas hace una semana, cuando sus colegas intentaron expulsarlo de la Cámara por considerar que su subrogancia es irregular, tiende puentes en el Gobierno y en la Corte Suprema para posicionarse como candidato a cubrir la vacante que el 31 de diciembre dejará Eugenio Raúl Zaffaroni.
Se ofrece como portador de un perfil moderado que alienta al diálogo. Asegura que se queda definitivamente en la Casación y el miércoles, en su ya clásica ronda de café matutina, se pavoneó con información del plenario del viernes pasado. Dijo que estaba al tanto de que faltaba un voto para echarlo y supo a tiempo que Mariano Borinsky, presidente de la Cámara, iba a votar en su contra y que a cambio el Gobierno le ofrecía ser reelecto en la presidencia del Tribunal. “Le pegamos una apretada y fue para atrás, es un chico sin personalidad”, contó ante un público que no se pierde una palabra.
La jugada de Cabral se sustentó en premisas verdaderas. A mitad de año, Borisnky declaró en Página/12 que los jueces de Tribunales orales deberían trabajar más y eso le generó una hecatombe nunca vista durante una reunión en la que tuvo que salir a pedirle disculpas a todos esos jueces, algunos incluso ya habían elegido el combate cuerpo a cuerpo como única vía de reparación.
El único respaldo que tiene Borinsky es el de Gustavo Hornos. Este juez también sufre el descredito de su protegido. Esta semana, Eduardo Riggi lo chicaneó haciendo alusión a que Borisnky se había “dado vuelta” en el plenario que se decidió la subrogancia de “Bachicha” (Cabral). “Si iba a ser traidor no hubiese convocado al plenario de un día para el otro”, le espetó Riggi a Hornos. Estos camaristas están enfrentados a muerte. Riggi lo insulta en los plenarios de la Sala IV y Hornos hace circular fotos de Riggi(tomadas del Facebook) en sus vacaciones familiares en Estados Unidos, donde se lo ve abrazado al pato Donald.
Cabral está seguro de tener chances para la Corte porque, siempre según su análisis, en el Senado los kirchneristas y los radicales lo respetan y le podrían dar los votos necesarios. Habrá que ver. Enterado del rumor, el senador Ernesto Sanz se mostró escéptico. Le habrían pasado el dato de que la esposa de Cabral es una kirchneirsta de pura cepa en General Rodríguez y que tiene un atraso de 400 causas en su Sala de la Casación.
Ahora, la Casación se sumergirá en la pelea por la presidencia en 2015. Juan Carlos Gemignani, cercano a la UCR, ya anda buscando votos. Borinsky se bajó de la reelección y Ana María Figueroa corre con desventaja. El final está abierto.