Así las cosas, el dato saliente no es tanto el silencio del “pájaro negro” sino lo que hay detrás de aquello, y que es precisamente la clara ruptura que hay internamente en La
Cámpora, en donde se formalizó electoralmente lo que era un secreto a voces: la salida de Ottavis del espacio después de la novela del mensajito y la prohibición explícita que tiene para usar el sello de la agrupación de Máximo Kirchner.
Después, armó la agrupación Peronismo Kirchnerista y le dio rodaje hasta estos días, que lentamente adquirió cierto protagonismo, por más que no ha tenido mucha exposición pública.
Ottavis eligió mantenerse de bajo perfil, armando electoralmente. Después del cierre de listas, en donde La Cámpora no tiene candidatos extremadamente visibles como sí los tuvo en la elección anterior –hoy cedió lugares por decisión de Larroque a La Güemes y otras aliadas dentro de Unidos y Organizados-, el diputado provincial dar su batalla en estas elecciones.
Y esos distritos claves en los cuales participa el ottavismo -ya como una agrupación independiente y adversaria a La Cámpora-, son Quilmes (allí los referentes de Unidos y Organizados de la Tercera encabezados por Mayra Mendoza apoyan la lista de Daniel Gurzi contra el Barba Gutiérrez), Vicente López (donde la lista oficial de Cristina y Larroque es una y la de Ottavis es otra, con Leo Rial -hijo del secretario general de la UIPBA-), y La Plata, en donde hay un gran desconcierto por los dos sectores del bruerismo por un lado y Saintout y La Cámpora por otro.
Esos son los ejemplos más claros que ilustran una realidad que el año pasado era impensada, y que tiene como protagonista a Ottavis y su actitud de hacer su trabajo, a costa de las indicaciones de Larroque, pasando por arriba sus instrucciones.