Pasadas las 22, el vicepresidente en ejercicio de la Presidencia se puso el traje de orador central. “Somos la primera fuerza a nivel nacional, nuevamente a partir de esta elección”, arengó, pasadas las 22, desde el escenario, respaldado por la plana mayor del Gobierno, intentando convertir en victoria un escenario más que complejo para la Rosada.
Habían pasado casi 4 horas desde que se conocieran los primeros resultados de boca de urna, que daban como gran ganador a Sergio Massa por sobre Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires, cuando más de 20 dirigentes kirchneristas irrumpieron en el escenario del teatro. Desde temprano, las caras largas y los nervios dominaron el clima de los pasillos.
Aunque los dirigentes que fueron arribando al búnker intentaron transmitir tranquilidad con sus declaraciones, entre las figuras del oficialismo se hablaba con preocupación de los puntos de ventaja que obtenía Massa. Entre 9 y 12, especularon a la tarde.
Por la noche, la brecha se fue ampliando en muchos distritos. “Es una paliza”, reconocía un candidato K en la vereda de la calle Cerrito, mientras explicaba que el aumento en el caudal de votos de Massa estaba dado por la fuga de sufragios desde el sector de Francisco de Narváez. Frente a la realidad, el kirchnerismo empezó a debatir sobre la manera de salir a escena.
El vicepresidente había arribado al hotel cerca de las 20, y se había acomodado en el tercer piso. Poco después lo había hecho Daniel Scioli, quien ocupó el cuarto. Tal como se había especulado pocas horas antes, el gobernador salió a hablar antes de que hubiera que poner la cara por la derrota, con los números puestos.
Desde una especie de tarima, Scioli reconoció la diferencia importante, obtenida por el Frente Renovador. “Han hecho un gran trabajo y ha sido interpretado y respaldado por la voluntad popular, que hay que conocer y acatar”, dijo.
A poner la cara
Mientras tanto, en la plana mayor del kirchnerismo se debatía si Juan Manuel Abal Medina o Boudou serían los encargados de hablar desde el escenario. Aunque lo intentó, el vicepresidente no pudo hacer nada para deshacerse de esa responsabilidad. Vestido con jeans y saco azul, agarró el micrófono y habló a los militantes con una inusitada euforia, rodeado por los máximos dirigentes del kirchnerismo.
Julio de Vido, Carlos Zannini, Héctor Timerman, Juan Cabandié, Juliana Di Tullio, Scioli, Insaurralde, Abal Medina, Jorge Taiana y Daniel Filmus ocuparon la primera fila. Atrás se ubicaron otros ministros, como Lino Barañao, Carlos Tomada y Alberto Sileoni, además de los demás candidatos a legisladores porteños. Entre el público también estuvieron los ex ministros Nilda Garré y Ginés González García.
“Hoy es un día recontra especial porque estamos recordando a Néstor Kirchner”, gritó Boudou al comenzar su alocución, generando una ovación entre los militantes. Lo que siguió fue una curiosa manera de enfocar la realidad. El kirchnerismo hizo hincapié – como ya lo había hecho en las primarias – en que resultó ser la fuerza más votada en todo el país, y decidió mostrar sus triunfos más aplastantes en todo el país.
Por teleconferencia, los dirigentes presentes en el NH saludaron a Jorge “Coqui” Capitanich, Sergio Urribarri, José Alperovich – estaba acompañado por Juan Manzur – y Alberto Weretilneck, sentado junto a Miguel Angel Pichetto, indiscutibles ganadores en sus distritos. La modalidad adoptada fue el saludo entre el referente provincial y algún dirigente presente en el escenario, como si se tratara de una charla telefónica. “Hola Miguel Angel (por Pichetto), te paso con Julián Domínguez”, anunció Boudou.
Luego hizo lo mismo con Alperovich, a quien puso en contacto con Cabandié. A Urribarri le pasaron con Insaurralde, de quien algunos dijeron que, pese a la distancia con Massa, no hizo una elección tan mala. “Hace cuatro meses no lo conocía nadie y hoy sacó más del 30 por ciento de los votos. Estuvo bastante bien, Martín”, comentaba un vocero de la Rosada. A Capitanich lo saludó Abal Medina, quien también destacó que el Frente para la Victoria incrementó en cinco el número de diputados en la Cámara.
“Con esto, el kirchnerismo quieren mostrar dos cosas: que nadie tiene protagonismo por sobre el resto, y que están todos unidos. Se trataron de compañero a compañero, es una muestra de unidad, de que siguen todos juntos, en el mismo lugar”, explicaba un operador político mientras transcurría el acto. En el escenario, los dirigentes cantaban los clásicos de las canciones K y Boudou cerraba con un “Presidenta, acá está su equipo. Gracias Néstor, fuerza Cristina, fuerza Argentina, fuerza todos”, ante algunos desconcertados kirchneristas de paladar negro.
Con la marcha peronista del final comenzaron las especulaciones sobre el futuro. “Mañana hay que volver a trabajar y, después, ver cómo Cristina lidera este tiempo, hasta 2015. Ahora hay que aceptar que esto es lo que pasó, no es tan grave”, decía un hombre cercano a un ministro. Cerca de Scioli ya se animaban a desligar al gobernador de la derrota. “Sigue teniendo buena imagen, no es va a quedar identificado con este resultado. Es el gran ganador”, analizaba un dirigente. En el búnker del Frente para la Victoria ya se había inaugurado la carrera por la sucesión.
Gabriela Pepe
@GabysPepe