Sociedad

Boca al descenso directo y Mandiyú de Corrientes a Japón contra el Ajax

Luego de la maratón futbolística del fin de semana, quedó mucha tela para cortar, porque de nuevo -como en los últimos años en el fútbol argentino- el final de temporada arrojó datos, resultados y estadísticas sorprendentes. Como un videojuego, en el que el resultado más insólito es la regla, la realidad de los sábados y los domingos parece mezclarse con esa ficción. Aunque claro, ya no es sorpresa.

Campeón: Arsenal de Sarandí. Subcampeón: Tigre. Promoción (casi descenso directo): San Lorenzo. Ascenso: River Plate. Años atrás, esto era prácticamente imposible. ¿Qué pasó en el medio? ¿Esto habla bien o mal del nivel de juego en las canchas? ¿Se equiparó todo para arriba o para abajo? Y así, tantas preguntas y tantísimas respuestas más, para tratar de explicar una realidad que en la década del ochenta era totalmente inimaginable, y en los noventa únicamente pasaba en los videojuegos de fútbol de PC y Playstation.

 

Así las cosas, hay que continuar debatiendo (si es que alguna vez se debatió) el armado de los torneos y todo lo que eso implica. Quienes se posicionan en contra de las temporadas largas porque argumentan que de esta manera saldrían campeones solamente los grandes, deberían responder una pregunta que automáticamente surge luego de todos estos últimos años: ¿hay equipos grandes?, o mejor planteado: ¿qué significa ser un equipo grande hoy por hoy?

 

Tal vez ya no sea sorprendente que San Martín de San Juan domine y casi ultime a San Lorenzo en su propia cancha y ante toda su gente (hasta que un grosero error arbitral le devuelva la vida a los de Caruso, pero esta es otra historia); o que Arsenal baile a Boca en la mismísima Bombonera. Y ni hablar de los triunfos de Atlanta, Aldosivi, Boca Unidos y Patronato sobre River.

 

Primero Racing, después River, ahora San Lorenzo y el año que viene Independiente. En fila, los grandes -que hoy son medianos- conocieron, conocen y conocerán de cerca la sensación que toda la vida padecieron los más débiles: irse o estar demasiado cerca de irse a la B. Mientras, los chicos -que hoy también son medianos- no sólo le mojan la oreja en alguna que otra fecha de algún apertura o clausura a los que alguna vez fueron poderosos, sino que también sacan provecho de este contexto y se animan a más: Arsenal campeón de la Copa Sudamericana, Banfield en cuartos de final de la Copa Libertadores, Estudiantes subcampeón de la Sudamericana, campeón de la Libertadores y subcampeón del BarcelonaNewell´s campeón, Lanús campeón, Banfield campeón, Estudiantes campeón, Argentinos campeón, y ahora, Arsenal campeón.

 

Nada de Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo. Muy por el contrario, cuatro de los grandes usaron -y usan- calculadoras fecha tras fecha para sobrellevar y proyectar sus pésimas campañas. Y antes de que asuma Falcioni, a Boca también se le venía la noche…

 

Entonces ¿lo que está pasando es sorpresa? ¿Es para celebrar, preocuparse o sospechar? Lo cierto es que los tiempos claramente han cambiado. Muchos son los factores, y tal vez lo que también debería cambiar es la manera de organizar las competencias, en donde las canchas, la seguridad, el reparto de la torta y todo lo que gira en torno a la pelota se adapten a este nuevo paradigma de equipos medianos en donde los grandes ya no son grandes, los chicos ya no son chicos, los más poderosos pierden peso hasta en la AFA y los menos poderosos se ríen de esta situación. Pero claro, esa es otra historia, y quienes tienen el poder del cambio, miran para otro lado.

 

Matías Moscoso
tw @matomosco

 

También te puede interesar