CIERRE DE LISTAS DE CÓRDOBA

La lista de Martín Llaryora: quién ganó y quién perdió en el armado final del nuevo cordobesismo

Nombres extrapartidarios e históricos como marca identitaria. El peso del gobernador. Vigo, en modo capitana. Intendentismo con ceño fruncido y la CGT, afuera. Calvo y De la Sota, más allá del horizonte.

La porfía de Martín Llaryora por ampliar el espacio de la coalición cordobesista, hoy llamada Hacemos Unidos por Córdoba, generó una serie de roces internos que en algunos casos obligaron a rediseñar una lista que quiere terminar conteniendo a todos los sectores. Algunos, sin embargo, aparecen más perjudicados que otros, al menos en la lectura más inmediata.

El candidato a gobernador y Juan Schiaretti se repartieron el armado a partir de una base en la que ambos coincidían: había que agrandar el espacio, pero manteniendo el carácter de “previsibilidad” que el cordobesismo vende nacionalmente como una de sus principales virtudes. Por eso, si bien hay presencia del radicalismo díscolo y del sector del PRO cercano a Javier Pretto, el expresidente del partido amarillo que será candidato a viceintendente en la Capital por el oficialismo, esa suma se equilibra con algunas referencias históricas del peronismo cordobés.

Ese cruce de necesidades llevó a una menor presencia del intendentismo, que se concentró principalmente en las disputas departamentales. “Le volvamos a cambiar el nombre a la coalición, le pongamos Schiarettistas de Paladar Negro”, bromeaba a modo de queja uno de los referentes del municipalismo en el interior provincial. De hecho, las novedades en la lista sábana la representan el puñado de intendentes del PRO que se sumaron al oficialismo y no el grueso del intendentismo que se quedó sin reelección por la normativa que Schiaretti se negó a modificar el año pasado.

También podrían estar soprendidos los popes de la flamante conducción de la CGT Regional Córdoba, que pedían el 33% que le corresponde, según la doctrina peronista, al sector trabajador. No sólo que el porcentaje de bancas es mucho más bajo, sino que ninguno de los elegidos forma parte de esa pata del sindicalismo cordobés. Para colmo de males, el mejor ubicado es un hombre de José Pihen, el secretario que fue removido por la comisión normalizadora que puso en funciones la nueva conducción: Edgardo Russo, que aparece en el casillero número 25.

A pesar de que su nombre sonaba como una posible compañera de fórmula de Llaryora, la senadora Alejandra Vigo es la otra dirigente del oficialismo que termina fortaleciendo su poderío en el armado estratégico del cordobesismo que tiene a su marido como principal referente. Claudia Martínez (2), Nadia Fernández (4), Leonardo Limia (5), Laura Jure (6) son los primeros nombres de la lista sábana que responden a ese espacio que conduce la capitana del PJ cordobés, que como era de esperar puso a uno de los dirigentes de su mayor confianza encabezando la lista del departamento Capital: Paulo Cassinerio.

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En el entorno cordobesista, también aseguran que Vigo fue una jugadora principal en la historia que se coronó con el desembarco de Myrian Prunotto en la fórmula del oficialismo. Si bien la relación con el schiarettismo siempre fue cordial, la intendenta de Estación Juárez Celman fue una de las primeras figuras que la senadora invitó a formar parte del programa Lideresas, una de las políticas con la que Vigo pone en valor el rol de las mujeres en la provincia. Esa forma de reconocimiento funciona también como un “gancho” para fortalecer lazos y trabar relaciones. También había hecho lo propio con la macrista Soher El Sukaría, otra de las figuras que el schiarettismo intentó birlarle a oposición, aunque con un resultado distinto.

Cuando las acciones de Prunotto empezaron a bajar y casi todos daban por descartada su candidatura en la fórmula, fueron Vigo y Schiaretti quienes volvieron a ponerla en la cancha. Aunque siempre advirtieron que la decisión final era de Llaryora.

Altibajos

El vicegobernador Manuel Calvo y la diputada Natalia De la Sota corrieron una suerte distinta en el armado final de las listas que disputarán la elección del 25 de junio. De la Sota quería ser vicegobernadora y, cuando se enteró que la elegida era Prunotto, se encargó de dejar en claro que su nombre no iba a aparecer en la boleta. Inmediatamente después empezó a pelear los espacios para la gente de su entorno más cercano. Entre ellos, su pareja, el actual concejal Bernardo Knipscheer, que seguramente ingresará a la legislatura, aunque aparece recién en el casillero 13 de la lista sábana.

De la Sota continuará trabajando en la Cámara de Diputados, aunque el equipo de Llaryora intenta contener cualquier tipo de enojo. “Si Natalia quiere estar en el Gabinete, tiene un lugar asegurado”, avisan. En el peronismo también descuentan que una buena parte de la pata dirigencial delasotista desembarcará en una eventual gestión de Daniel Passerini, hombre de extrema confianza de la diputada.

El horizonte definitivo para Calvo es el Congreso o, por lo menos, el más seguro. También podría recalar en algún cargo a nivel provincial o, si el sueño máximo del cordobesismo termina convirtiéndose en realidad, en parte del gabinete nacional. Su presencia en la lista responde a la necesidad de construir una propuesta con un peso electoral contundente, que brinde al electorado una garantía construida a partir de las referencias previas.

Su nombre estaba prácticamente confirmado como cabeza del tramo de distrito único hasta que Llaryora impuso a Llamosas en ese lugar. En el entorno del vice le quitaron importancia al cambio de cabeza de la boleta, pero advirtieron que el hombre de Las Varillas se corría de la discusión. Schiaretti y Llaryora insistieron, Calvo ocupará el tercer lugar de la sábana y continuará a cargo de la estrategia de campaña en el interior. Ahora, con un triple rol: vicegobernador, armador y candidato.

La estrategia de los finales felices también terminó de entregarle un premio consuelo a Eduardo Accastello, que tuvo que bajar los decibeles de su interna con Martín Gill en Villa María y ceder en la discusión por la banca departamental. Su pareja, Verónica Navarro (8), aparece en los primeros lugares de la lista por distrito único.

Martín Llaryora, sin dedos en V, en los tiempos del Partido Cordobés. 
Martín Gill y Natalio Graglia. 

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