NOVENA SECCIÓN

Resistiendo con aguante en Buenos Aires

La tribu de Juntos mira desde la platea la final por la presidencia. Agita el trapo de la neutralidad y se blinda para mantener chapa de oposición mayoritaria.

A diferencia de la dirigencia nacional de Juntos por el Cambio (JxC), en la que buena parte de sus representantes fue, en las últimas semanas, manifestándose a favor o en contra de Javier Milei o Sergio Massa respecto al ballotage, la coalición opositora trata de no mostrar fisuras en la provincia de Buenos Aires con el fin de consolidarse como la resistencia de mayor peso, cueste lo que cueste y pase lo que pase el domingo 19 de noviembre. Una especie de blindaje político que requiere de mucha paciencia de sus dirigentes, quienes no debieran desbocarse y quedar pedaleando en el aire una vez que la definición sobre quién será el próximo presidente ya sea cosa juzgada.

Para ello, el radicalismo selló un acuerdo interno que no permite opiniones livianas ni sueltas y que, a la exigencia periodística y política para tomar una definición, le señala el comunicado emitido por el Comité Nacional de la UCR, escrito el 25 de octubre en la sede porteña de la calle Alsina, y replicado por el órgano a nivel provincial.

A ese mantra -que habla de neutralidad y explicita que “la UCR no apoyará a ninguno de los dos candidatos”- se aferra su dirigencia para resistir la tormenta de estas semanas que divide las aguas de un mar picado y amenazante. Es la estrategia del silencio, de no jugar un partido que no le queda cómodo y de aguantar los trapos de JxC desde la platea, sin embarrarse ni arriesgar demás. Eso no implica que sus representantes no hayan comenzado a definirse en privado sobre la segunda vuelta, aunque pretendan unificar posturas y moverse públicamente en bloque para mantener viva la coalición.

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Uno de los pocos que pisó –tímidamente- la cancha fue el presidente del Foro de intendentes radicales, Miguel Fernández: “Con Milei no vamos ni a la puerta”, dijo. A pesar de ello, luego convocó a su última reunión como jefe de los alcaldes (dejará el sillón municipal el 10 de diciembre) para consolidar el espacio, recibir a las caras nuevas y poner en marcha el diálogo con los representantes de la UCR en la Legislatura. Los jefes comunales quieren darle forma a las necesidades de los distritos en relación al proyecto de Presupuesto 2024 que se empezará a debatir en La Plata y allí también pretenden un espacio sin fisuras con sus socios del PRO.

“Cuando hablamos de neutralidad lo hacemos como herramienta para preservar la unidad en la oposición, que es el lugar que nos dio la gente”, le dijo a Letra P el intendente de Rauch, Maximiliano Suescún, y afirmó que el objetivo para el resto del año es “trabajar, reunirnos entre intendentes y legisladores para funcionar como venimos haciendo”. Otra figura radical de peso en la Legislatura le admitió a este portal que “el mapa político está en plena reconfiguración. Ya no es el mismo que surgió hace ocho años en Gualeguaychú y a partir del 10 de diciembre reflejará un alto nivel de fragmentación”. “La declaración de neutralidad de cara al ballotage, en línea con los valores y propuestas que representamos, nos ordena institucionalmente”, concluyó.

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En la vereda de enfrente no pasa lo mismo, pero sí algo similar. Pese a que Mauricio Macri retomó el rol de líder del espacio que fundó hace casi dos décadas, al cerrar un acuerdo en solitario con Javier Milei y ordenarles a los demás dirigentes que lo acompañen, el PRO bonaerense decidió manejar sus propios tiempos, como ya lo ha hecho en otras oportunidades. A los casos aislados de respaldos al candidato de La Libertad Avanza (LLA), como los son el de Néstor Grindetti, Cristian Ritondo y -algo más escurridizo- Diego Santilli, se los podría contrastar todo el resto de la estructura amarilla que, por ahora, no quiere quedar pegada a una derecha pura y dura, que corre detrás de un proyecto que no le es propio, pero tampoco quiere quedar adherida a una proclama de neutralidad.

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La palabra “prescindencia” es la que mejor le sienta a los intendentes, intendentas y demás dirigentes locales que desean pararse por fuera de la disputa entre aquellos que respaldan abiertamente a Milei y lo ayudan en la fiscalización y quienes levantan las banderas de la neutralidad con un claro guiño político a Massa, como lo que hace Horacio Rodríguez Larreta y los radicales Gerardo Morales y Martín Lousteau. En sintonía con su jefe político, los tres intendentes bonaerenses que responden a Jorge Macri -Soledad Martínez, Pablo Petrecca y Mariano Barroso- se mantienen al margen, lo mismo que otros dirigentes de peso como Guillermo Montenegro o Diego Valenzuela, aunque este último se incline más por fiscalizar en favor del libertario por sus disidencias con Massa.

Si el de Tigre se sienta en el sillón presidencial el 10 de diciembre, probablemente JxC se reagrupe y vuelva a dar batalla desde la oposición, tal como se dio los últimos cuatro años. En caso de vencer el libertario, el verdadero desafío para la coalición será evitar la sangría amarilla, de dirigentes que corran tras los pasos de Macri y Bullrich –y Milei– dando paso a una reconfiguración casi total con lo que quede del PRO, del radicalismo y los accionistas menores del frente surgido en 2015.

Diego Santilli y Hernán Lombardi, en Mar del Plata.
grindetti y miguel fernandez, ya no tan juntos

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