La intendenta ultravernista Fernanda Alonso pidió que CFK se corra: un desafío al gobernador. Silencios, especulaciones y las internas de la interna.
El gobernador de La Pampa Sergio Ziliotto junto a la intendenta de General Pico, Fernanda Alonso: el PJ provincial sacudido por la grieta nacional.
Fernanda Alonso, intendenta de la segunda ciudad de La Pampa, General Pico, siempre respondió al ex gobernador Carlos Verna, con quien sigue manteniendo contacto.
El PJ de La Pampa no pudo quedar en el club de los intocables: su expectativa de salvarse de la contaminación de la grieta nacional del peronismo cayó más temprano que tarde y la dirigencia ya se metió a definir por una de las dos veredas que se enfrentan: Cristina Fernández de Kirchner versus Ricardo Quintela.
Se caía de maduro que esa idea de mirar desde lejos en algún momento caería bajo el efecto derrame para ser parte de la única verdad, que es la realidad. La que tiró la primera piedra fue la intendenta de la norteña General Pico, segunda ciudad de la provincia: Fernanda Alonso, en abierto desafío a la neutralidad dispuesta por el gobernador Sergio Ziliotto, pidió que CFK se corra del escenario y pateó un hormiguero.
Duró poco la idea de un PJ provincial “prescindente” para no hacer olas, y la movida de Alonso es apenas la primera de un dominó que se adivina: diversos dirigentes ya empiezan a jugar sus fichas por uno u otro bando. El peronismo provincial, con la interna agitada frente a lo que se viene, hacía el intento de cuidar la quintita provincial como si fuera inmaculada. No le salió.
Ziliotto decidió jugar a la neutralidad, pero además logró consenso para que esa fuera la postura general. En una cumbre previa al Día de la Lealtad, las distintas líneas del PJ pampeano dispusieron esa estrategia.
Tal como adelantó Letra P, Fernanda Alonso no esperó demasiado para sacudir el tablero. Dijo que CFK “la verdad que podría estar tomando una cierta distancia para dejar espacios a otra gente. Sería una buena oportunidad de comenzar a dar lugar a otros”. Después aclaró que esos dichos no implicaban salirse de la neutralidad.
La aparición de la intendenta ya había sido un abierto reto al gobernador, parte además de una sucesión de hechos y gestos en el mismo sentido. Uno de los más fuertes fue el acto paralelo por el Día de la Lealtad. En la interna del PJ a nivel nacional Ziliotto otea desde afuera, pero su gabinete tiende puentes con Quintela y se sabe bien considerado por CFK.
Alonso es ultravernista. Ese espacio guarda una suculenta historia de amores y odios con el kirchnerismo, con La Cámpora y con Cristina en particular. El mito cuenta que el propio Carlos Verna, en tiempos del Senado, la mandó “a lavar los platos”. Después fueron protagonistas estelares de la unidad antimacrista, con un inolvidable abrazo el 17 de octubre de 2019, pero siempre quedaron recelos.
Quienes le reprochan a Alonso haberse desordenado porque se apartó de la neutralidad que consensuó el partido reciben como respuesta que el primer paso en falso lo dieron en el otro campamento, porque se permitió la inclusión de a un dirigente de alto perfil en la lista cristinista. Saúl Echeveste, intendente reelecto en la oesteña Telén e integrante del gabinete de Ziliotto como secretario de Turismo, aparece en esa nómina como delfín de María Luz “Luchy” Alonso, mano derecha de CFK en los tiempos del Senado y la jefa de La Cámpora en La Pampa.
El diputado provincial Martín Balsa encontró una chicana contra Alonso. “A los líderes políticos de talla no hay que jubilarlos, ni a Cristina, ni a Verna”, soltó. Balsa es el presidente del partido Nuevo Encuentro en La Pampa.
La dinámica indica que poco a poco la dirigencia del PJ pampeano, que se avizoraba que se iba a quedar quieta, empezará a definirse dentro de la interna. El diputado Espartaco Marín, uno de los líderes del sector Convergencia, buscó avales para la lista de Quintela: en la provincia, su espacio sufrió los embates camporistas en los tiempos de gloria y acumulación de la línea de Máximo Kirchner.
El peronismo más ortodoxo y tradicional, comandado por los caciques locales Verna y Rubén Hugo Marín, nunca le perdonó a Cristina sus intromisiones fronteras adentro. Especialmente en 2015, cuando en una interna quiso imponer a Fabián Bruna como su candidato a la provincia, en alianza con el entonces gobernador Oscar Mario Jorge. Cristina dijo que Verna y Marín eran “siempre los mismos caballitos girando en una calesita”.
De esa batalla salió el eslogan que definió aquella elección: “La Pampa o La Cámpora”, postuló el peronismo provincial y ganaron los viejos caciques. Una de las históricas jactancias del PJ pampeano era justamente que las tormentas nacionales no contaminaban la institucionalidad local. Ese objetivo también perseguía la actual “neutralidad”.
Ahora florecen hasta las internas de la interna: después de golpear la mesa, Fernanda Alonso encontró que hasta en el propio movimiento peronista “no alineado” hay quienes tienen otras opiniones. El intendente de Santa Rosa, Luciano di Nápoli, se enfocó decididamente en el silencio: dijo que es neutral y que su único paraguas es el PJ pampeano. Por eso mismo su enemiga íntima en esta hora parece ser La Cámpora, el sector del que formó parte, pero al que le dio un portazo.
El que sí alzó la voz fue el intendente de Toay, Ariel Rojas, que le salió al cruce a su colega piquense. “Lejos de entrar en confrontación con Fernanda, con quien tenemos muy buen trato, tengo una mirada distinta. Valoro y me parece bien que quienes tengamos alguna ambición podamos tener la valentía de ponernos a disposición de quienes pueden llegar a elegirnos. Me parece muy bien que la compañera Cristina diga ‘aquí estoy yo’”, dijo Rojas.
El jefe comunal de Toay puede estar hablando de sí mismo: aunque las estrellas más visibles de los “no alineados” con Ziliotto son desde ya Di Nápoli y Alonso, Rojas renueva las intenciones de ser gobernador, que tiene incluso desde 2015. Fue dos veces intendente de Toay, después diputado provincial y el año pasado volvió a la Municipalidad de su pago. Toay, a menos de 15 kilómetros de Santa Rosa, ya es parte del gran conglomerado de la capital pampeana, creció de manera exponencial y es foco productivo y político.