Recibió a representantes del PRO, LLA y el MID. Argumentó su veto a la reforma jubilatoria e invitó a una agenda legislativa en común. Francos, al Congreso.
Javier Milei, junto a diputados y senadores en Casa Rosada.
Durante más una hora y media de reunión en la Casa Rosada, el presidente Javier Milei le explicitó a los jefes de los bloques de la oposición dialoguista del Congreso las razones por las que vetará en las próximas horas la nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Les enumeró las consecuencias que el gobierno libertario debería enfrentar si no rechazara la norma en su totalidad.
Si bien el Presidente ya tenía redactado el decreto para dejar sin efecto la decisión parlamentaria, que el lunes será publicado en el Boletín Oficial, que se lo haya adelantado a los jefes de los bloques aliados en una reunión privada en el Salón de los Científicos es un gesto político relevante y poco habitual en el mundo libertario.
Es también una novedad que el propio Milei se ponga al frente de las negociaciones. Después de las tres derrotas al hilo en el Congreso la semana pasada y el desgaste que sufrieron algunos de sus operadores políticos, el Presidente tomó un nuevo rol dentro de su gobierno.
Con la cumbre de este viernes -durante la cual adelantó que el proyecto de Presupuesto 2025 que enviará al parlamento tendrá el déficit cero como mantra-, el libertario cree haber conseguido el respaldo de este sector de la oposición a su decisión de vetar la ley de movilidad jubilatoria. La administración de LLA se enfrenta a un escenario en el que otros espacios más intransigentes, como el kirchnerismo, consigan los dos tercios de los votos para rechazar el veto e insistir con la medida que recompone los haberes de los jubilados.
En este primer acercamiento entre las partes después de días de tensión entre la Casa Rosada y el líder del PRO, Mauricio Macri, Milei les adelantó también que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, irá el próximo miércoles al Congreso a presentar su primer informe de gestión. En la mesa dejó entrever, en paralelo, que pretende conformar una agenda legislativa común para lo que queda en el segundo semestre de su gestión.
Acompañando al Presidente, en representación del Ejecutivo también estuvieron Francos; su vicejefe de Gabinete, Lisandro Catalán, y la secretaria general Karina Milei. Por el partido amarillo estuvieron Cristian Ritondo, Diego Santilli, María Eugenia Vidal, Luciano Laspina, Silvana Giudici y Alejandro Bongiovanni. Por La Libertad Avanza dijeron presente Gabriel Bornoroni, Nadia Márquez, José Peluc, Pablo Ansaloni, Nicolás Mayoraz, José Luis Espert, Lisandro Almirón, César Treffinger y Bertie Benegas Lynch.
Además, como estaba previsto, se sumó Oscar Zago, el exjefe de la bancada de LLA que ahora conduce el bloque MID en la cámara baja, después de haber sido desplazado de la conducción de los libertarios por diferencias políticas con la mesa chica presidencial.
Quien no estuvo presente fue Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados apuntado por Macri este jueves. El despacho de su primo Lule Menem, con quien trabaja en tándem bajo la conducción de Karina, había estado muy activo en los días previos a la cumbre.
Tal como contó Letra P, el contexto parlamentario es uno de los temas de preocupación del Presidente. En una semana sufrió tres derrotas al hilo: el rechazo en Diputados del DNU que otorgó $100 mil millones extras para gastos reservados de la SIDE, la designación del radical Martín Lousteau al frente de la comisión Bicameral de Inteligencia tras un acuerdo con el kirchnerismo y la modificación de la fórmula de movilidad jubilatoria.
Con la posibilidad cierta de que la oposición consiga los dos tercios de los votos en ambas cámaras, el jefe de Estado se puso al frente de esta mesa política para evitar otros traspiés. Algo de esto fue tema de conversación entre Milei y Macri durante las cenas que compartieron en Olivos.
Primero junto al presidente del PRO y este viernes al lado de los jefes de los bloques que le dieron hace tan sólo unos meses la sanción de la ley Bases, Milei apartó las diferencias políticas entre el oficialismo y una oposición friendly para establecer una agenda común. Eso sí, la posibilidad de conformar un gran interbloque, como se especulaba desde temprano en la previa de la cumbre, ni siquiera se mencionó durante el cónclave.