Es la candidata de la Izquierda, luego de superar las PASO con el 1,87% y meterse en la lista de los cinco aspirantes a ocupar el sillón de Rivadavia durante los próximos cuatro años. Myriam Bregman siempre militó en el Partido de los Trabajadores Socialistas. En 2011, distintas agrupaciones trotkistas formaron el Frente de Izquierda, sello con el que participa actualmente.
Fue legisladora de la Ciudad de Buenos Aires y dos veces diputada nacional. Es abogada y miembro fundadora del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.
La Rusa, como es conocida, nació en Timote, provincia de Buenos Aires. Se recibió de abogada en la UBA y en 1997 comenzó a patrocinar casos de violaciones a los derechos humanos, represión y persecución a los trabajadores.
Su irrupción en la vida pública se dio en 2007, como abogada de Julio López en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. El genocida terminó condenado, pero el testigo desapareció en medio del juicio.
Con un discurso descontracturado y militancia de a pie, La Rusa forma parte de una camada que le cambió la cara a la Izquierda.
Presidenciables - Myriam Bregman, La Rusa para la revolución
Se presentó como candidata jefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dos veces. En 2011 tuvo un resultado muy malo y en las elecciones siguientes superó los tres puntos.
Por el acuerdo de rotación de legisladores que rige en el FIT, fue dos veces diputada por períodos de un año, pero Bregman se mueve con mucha más soltura en la calle que en el Palacio.
Fue una de las figuras políticas más convocantes y representativas durante las movilizaciones por la legalización del aborto. Su posición feminista la convirtió en una referente para muchas jóvenes.
Fortalezas y debilidades
Bregman es una hábil polemista y tiene un buen manejo de las redes sociales.
Sus detractores le critican que no existen países en los que sus propuestas hayan triunfado.
Ideológicamente coherente, sus posiciones son claras para el electorado. Como su espacio nunca gobernó, tiene la ficha limpia de escándalos y fracasos, pero la rigidez de la Izquierda le impide construir alianzas, al punto de no lograr reunir ni siquiera a todo el universo trotkista.
No tiene experiencia en gestión y gran parte del electorado considera que solo propone utopías. Además, la Izquierda disputa con los libertarios de Javier Milei un electorado de jóvenes que consideran que ser rebelde es ser de derecha.
La Izquierda se presenta para ganar espacios. La Rusa es una de sus cartas más fuertes.