El ministro de Obras Públicas, Alejandro Echarren, habló con Letra P sobre los problemas que acarrea la caída de la coparticipación. Los mayores contratiempos.
Es deplorable la situación de las rutas nacionales en Río Negro y la Patagonia, en el centro de los reclamos de Alberto Weretilneck.
En la zigzagueante relación que Alberto Weretilneck mantiene con Javier Milei, el Gobierno de Río Negro pone en la mesa el reclamo por el estado de las rutas, el desfinanciamiento de obras y la eliminación de convenios. “Es un desastre absoluto, no les importa nada”, señaló a Letra P el ministro de Obras Públicas provincial, Alejandro Echarren.
Como ya lo hicieron una decena de gobernadores, Weretilneck adhirió al nuevo Régimen de Intercambio Fiscal que propone el ministro Luis Toto Caputo y empuja el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el director ejecutivo del ARCA, Juan Pazo. "Desde Río Negro apostamos a mejorar la coordinación tributaria, simplificar procesos y dar mayor previsibilidad a quienes producen, trabajan e invierten", escribió el mandatario en su cuenta de X.
Antes había participado del encuentro en el Consejo Federal de Inversiones (CFI),donde los gobernadores acordaron solicitar una reunión con el Presidente para debatir una reforma fiscal federal y reclamar el impulso de obras públicas.
Con todos esos elementos como telón de fondo, el clima electoral ya se palpita en la Patagonia y los cruces entre la administración libertaria y la rionegrina marcan un giro de lo que era el diálogo ameno entre autoridades pero se caldeó por el reclamo vinculado al abandono de las rutas nacionales cercanas a Vaca Muerta o a otras arterias de notable protagonismo, que son paso obligado rumbo a Chile.
En el equipo de Weretilneck, además de preparar una acción judicial junto a intendencias por las rutas nacionales 22, 40, 23 y 151, se aquejan por el abandono de obras con fondos nacionales en diversas localidades de la provincia como Viedma, General Roca o San Carlos de Bariloche. La lista del abandono se hace mucho más extensa, sobre todo en el interior profundo.
“El Estado nacional no mantiene ni resuelve el destino de los contratos, y es muy probable que avancemos en cuestiones legales, entre el sector público y privado. Por ahora, logramos que Vialidad Nacional se comprometa con el tramo Bariloche-El Bolsón”, dijo el gobernador, en un encuentro con la prensa en Roca, la semana anterior.
Desde entonces, la fiscalía de Estado, a cargo de Gastón Pérez Estevan, empezó a construir una demanda que reactive el mantenimiento de arterias claves, en concordancia con los municipios involucrados. En paralelo, las áreas técnicas realizaron informes para sustentar la demanda que se cocina en la capital rionegrina.
Con la cuestión judicial sobre rieles, la cartera de infraestructura realizó una serie de informes del estado de las rutas nacionales. En cada instancia, el equipo que comanda Echarren recabó información del deterioro de la calzada, que en algunos casos representa riesgo de vida para los usuarios que atraviesan el sur argentino.
“La situación de las rutas nacionales en Río Negro es muy delicada”, repitió Echarren, al citar el ahuellamiento, abultamiento, descascaramiento y las banquinas descalzadas en varios tramos de las rutas citadas.
Uno de los sectores más críticos, de los varios que hay, es el de la ruta 151 entre la ruta provincial 69, al límite con Neuquén. Ese es el paso obligado de la industria hidrocarburífera a Vaca Muerta, donde pasan vehículos de todo tipo a diario. “La deformación del tipo ahuellamiento son una constante en el recorrido, apareciendo con mayor frecuencia otras fallas, como ser descascaramientos y baches”, se advierte en el informe al que tuvo acceso Letra P.
O en el tramo de la ruta 40, entre Bariloche y El Bolsón, donde se advierten una serie de reparaciones “que no solucionan los problemas de fondo” y se plantearon una serie de medidas como: nuevas obras de arte como muros de contención de hormigón y alcantarillas, puentes, y una serie acciones específicas.
En cuanto a la ruta 23, el tramo entre Dina Huapi e Ingeniero Jacobacci es lo riesgoso. La provincia recomendó e completar de manera urgente las obras "desde Dina Huapi hasta Clemente Onelli" para que se "asegure una vida útil prolongada, que permita un uso funcional y en las condiciones acordes con las modalidades que garanticen la libre circulación y la seguridad de quienes transiten por ella".
Otro de los dolores de cabeza para Weretilneck es el abandono de la obra pública, más allá de los caminos. Viviendas, hospitales y terminales de ómnibus son el eje común que atraviesa a la provincia, que debió hacerse cargo de una erogación de fondos que colapsa sus arcas.
Tres planes de construcción de hogares, en una sumatoria de 36 casas, debieron ser afrontados por la provincia en General Fernández Oro, Sierra Colorada y Lamarque. La construcción de cero o finalización de escuelas, fue otro de las obras abandonadas por el Estado nacional.
En cuanto a edificios, la administración rionegrina debió salir al rescate de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), con la finalización del campus universitario de la sede andina. La obra estaba paralizada hace más de un año por la cancelación de giros que había comenzado en 2018, con la gestión de Mauricio Macri.
En cuanto a terminales de colectivos, la parálisis alcanzó a Viedma, El Bolsón y Bariloche. En la ciudad lacustre, se desembolsaron 1300 millones de pesos para retomar la obra y reacomodar los fondos de la empresa a cargo. Lo mismo sucedió con la finalización del hospital barilochense, una promesa de la gestión.
Un caso particular sucede en General Roca, donde la disolución del Enhosa perjudicó la obra de agua potable en el barrio Fiske Menuco, una de las zonas más populares de la ciudad. 313 millones de pesos terminaron en las cuentas de la intendenta María Emilia Soria