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Clarín concentra más del 40% del consumo público de TV en la Ciudad

Los datos surgen de un relevamiento de 412 televisores en el centro porteño: las pantallas se concentran en TN. Las ventajas del ritmo televisivo y la agenda despolitizada frente a sus competidodores.

La presencia de televisores en locales comerciales de distinto rubro es una postal típica en la Ciudad. Los bares y restaurantes en particular tuvieron un rol significativo en la formación del público televisivo cuando todavía el aparato-televisor tenía escasa presencia en los hogares. De hecho, durante los años sesenta, una manera informal de medir la popularidad de un programa se basaba en la cantidad de gente que se reunía a verlo en estos “espacios públicos”.

 

Un relevamiento realizado a partir de la observación directa recogió datos de 412 pantallas televisivas en el micro y macro centro porteño, en particular las manzanas ubicadas dentro de los límites de las avenidas Alem hasta Callao y desde Santa Fe hasta Avenida de Mayo. A su vez, como forma de control de posibles distorsiones en los resultados, se incluyó una treintena de casos de los barrios de Recoleta y Constitución. La mayor parte de la muestra se ubica en zonas de baja población residencial pero intensa actividad diurna por la alta densidad de dependencias de gobierno, empresas privadas, locales gastronómicos y pequeños comercios. El relevamiento se realizó durante tres días a mediados de abril entre las 10 y las 16.   

 

 

TN, la señal de noticias del Grupo Clarínes por lejos la más sintonizada en las pantallas porteñas; ni la suma de todas las demás señales del mismo rubro logran alcanzarla. Estos números no serían consistentes con la medición de consumo hogareño de televisión que realiza Kantar-Ibope, la cual informó que, en marzo, C5N lideró por primera vez en 11 años al superar a TN por algunas décimas.

 

El desacople entre el consumo hogareño que mide la empresa y el que se realiza en espacios abiertos al público puede ser multicausal. Además de las decisiones de consumo basadas en preferencias políticas o la simple costumbre, un elemento clave es que en general los televisores en los locales visitados se encuentran silenciados ,y en este frente, TN corre con ventaja: aprovecha más y mejor los recursos gráficos a lo que suma un ritmo vertiginoso.

 

 

 

En sus ciclos diurnos, C5N acude a recursos visuales y tratamientos temáticos muy similares a los que utiliza en sus programas de prime time, cuando la audiencia puede “sentarse a escuchar”. En el mismo lapso de tiempo en que C5N realiza una extensa entrevista en piso al senador Fernando “Pino” Solanas al mediodía, TN, más vertiginosa, habla sobre la vida del príncipe Harry en África; un columnista de deportes cuenta los últimos excesos de Ricardo Centurión; va a una pausa publicitaria y vuelve; repasa los títulos del día; presenta el pronóstico extendido y da aire a un móvil desde una toma de rehenes en Ciudad Evita.

 

Con segmentos mucho más breves que su competidor y actual amenaza, TN deja a un lado la profundidad y mayor análisis de los temas, los pasa a vuelo rasante y aprovecha mejor los recursos gráficos tanto desde la pantalla gigante que se encuentra en el piso como en los zócalos que se suceden uno tras otro con escasas repeticiones y casi siempre autoexplicativos.

 

 

 

A su vez, la señal insignia de Clarín, que en sus ciclos políticos nocturnos se permite desde hace un tiempo críticas al Gobierno, durante el día pareciera seguir la máxima “si no tienes nada bueno que decir entonces no digas nada”, aplicando una suerte de oficialismo por omisión. Así, los temas más incómodos para el macrismo aparecen apenas y brevemente tematizados, mientras que el antikirchnerismo “de guerra” de otras épocas persiste pero en menor intensidad.

 

Tal vez, la amenaza cierta de perder el liderazgo entre las señales de noticias a manos de las crecientes C5N y A24 la empuja a pescar fuera de la pecera más politizada, dando mayor peso a temas misceláneos, “curiosos”, de escaso valor informativo y con dudoso criterio de noticiabilidad. La señal de Indalo, por su parte, ofrece menos matices, y toda la continuidad programática se basa en una agenda claramente opositora, que gira en círculos sobre “los grandes temas” de actualidad.

 

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