Nada diferente a lo esperado ocurrió en materia de consumo hogareño durante diciembre. Pero la cifra es impactante: la facturación de los grandes supermercados retrocedió en el mes de las Fiestas hasta un 10% en relación a igual período del 2015. Según un adelanto al que accedió Letra P, este nivel de facturación lleva descontada la cuestión inflacionaria, que es lo que muchas veces -en otros cálculos como los de consumo de CAME- termina subiendo por impacto del alza de precios traduciéndose en un elemento positivo incluso en períodos de derrumbe en volúmenes de venta.
El ánimo del consumo es una de las obsesiones del Gobierno Nacional, sobre todo en un año electoral y en una economía en la que más del 80% del PBI esta explicado por el gasto de las familias en alimentos y otros productos. De hecho, casi todos los pronósticos de reactivación de entre 2 y 3 puntos en la economía para el 2017 están basados en pronósticos positivos sobre la obra pública y el consumo.
Lo positivo de diciembre es la facturación equiparada con noviembre de 2016. Allí hubo un alza de hasta 1,5%. Los números son los que evaluaron desde diferentes comercios nucleados en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), que congrega de Carrefour y Coto a WalMart, La Anónima y Cencosud. Lo relevante aquí es que, a diferencia de lo que ocurre con otros rubros que comparan contra meses inmediatos, en este caso se equipara con un noviembre que no fue malo, sino todo lo contrario: en el penúltimo mes del 2016 casi todas las grandes cadenas tuvieron eventos y promociones como el Black Friday, lo que generó un mes menos malo de lo esperado. Así las cosas, el aumento de la facturación en diciembre contra noviembre podría ser –de sostenerse- un indicio de cierta recuperación en el desembolso de los consumidores.
El mayor inconveniente parece ser cómo se para el Gobierno para fomentar el consumo. “Para nosotros es muy malo que se haya vuelto atrás con la devolución del 5% del IVA a las compras con débito, sobre todo en un momento negro para el consumo”, confesó a Letra P un vocero de una importante cadena europea. Es que los comercios entienden que esa decisión –tomada por el flamante ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne-, desalienta la bancarización y promueve el consumo en terminales informales, que sólo reciben pago en efectivo.
En la otra esquina, las cadenas celebran la extensión y actualización del plan Precios Cuidados, una herencia del kirchnerismo que –según reflejan los empresarios- pasó de ser mala palabra para Cambiemos a transformarse en un programa válido que “establece precios de referencia”. Precios Cuidados –monopolizado por Miguel Braun (Comercio) y Francisco Cabrera (Industria) ha sido una buena herramienta para dar una referencia válida en comparación con otros productos, y hasta generó cierto impacto en los volúmenes de venta de las grandes superficies. Pero los hombres del negocio deben apurarse a usufructuar sus beneficios. Todo indica que es la última revisión trimestral, la previa a la liberación de precios y la competencia, algo que históricamente han reclamado los sectores productores de alimentos y bebidas.