A pocos días de cumplirse el primer año de Cambiemos en el Gobierno, el presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Claudio Cesario, analizó las perspectivas de políticas económica aplicadas y conjeturó sobre lo que podría venir el próximo año. En síntesis, pidió menor presión tributaria y reducción del déficit fiscal. “Hacia adelante, el gran desafío del país es lograr la competitividad estructural que fundamentalmente depende del costo de capital, la infraestructura, y la reducción de la presión tributaria; todo ello en el marco del respeto por las leyes y las instituciones”, expresó Cesario en el marco del brindis de fin de año de la cámara que agrupa a bancos privados extranjeros como el BBVA Francés, Santander Río, Morgan, HSBC, entre otros. Y agregó que “el propio Presidente de la República reconoció recientemente que “el problema fundamental que enfrenta la Argentina en términos de su equilibrio como sociedad es el enorme déficit fiscal”, que hay que bajarlo, ya que “el país tiene la carga impositiva más alta de la región”.
Y afirmó que Macri fue más a fondo cuando destacó que “esto es un impedimento enorme para generar trabajo, que es lo que va a sacar a los argentinos de la pobreza”, y que “si bien las inversiones están llegando, si tuviéramos resultados en materia de déficit fiscal llegarían con muchísima mayor velocidad”. Para ABA, la carga impositiva es una traba para el desarrollo de la economía, al igual que el creciente gasto público.
“Con la actual cantidad de impuestos distorsivos (ejemplo el impuesto al cheque), las cargas a nivel provincial y municipal que se agregan e inventan para financiar sus déficits, y una presión impositiva general, como dijo el Presidente Macri, superior a la de la región, difícilmente logremos la competitividad estructural a la que me refiero”, aseveró Cesario.
Por el lado de la potencialidad del blanqueo, el banquero explicó que “el sinceramiento fiscal en curso está teniendo una respuesta altamente positiva y esperamos que una parte del flujo se incorpore al circuito de las inversiones productivas, generando más empleos para los argentinos”. Y respecto a los desembolsos, detalló que el país necesita, en suma, “invertir por año u$s 25.000 millones para crecer a una tasa del 5% anual de manera sostenible (…). Y esta meta es alcanzable máxime si se tiene en cuenta que el gobierno tiene relevados anuncios de inversión privada del orden de los 48.000 millones de dólares, en distintas etapas de maduración”.
A modo de balance, elogió que “se hayan tomado decisiones importantes para eliminar los factores que obstaculizaban la economía y ponían un freno a las posibilidades de crecimiento y desarrollo”. Precisó el cambio de reglas para mejorar el clima de negocios y ponderó el retorno a los mercados financieros. Además de acompañar las políticas antiinflacionarias que aplicó el Banco Central. Vale la pena aclarar que, a pesar de que nieguen internas en el Gabinete Económico, los bancos siempre han estado más cerca de la visión de Federico Sturzenegger, titular del Central, que de la del ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay.
Fuera del discurso, y en ronda informal de periodistas, Cesario aseguró a Letra que prevén un crecimiento del PBI del 3%, y una mejora paulatina en los niveles de consumo.