A más de un año de haberse aprobado con bombos y platillos la ley que instauraba el sistema de boleta única en la Ciudad de Buenos Aires, la Legislatura porteña volverá sobre sus pasos y la semana siguiente sancionará una iniciativa para suspenderla de las elecciones locales.
En esa maratónica sesión del 9 de diciembre de 2013 la oposición acompañó el proyecto enviado por el Ejecutivo y el oficialismo juntó 43 votos positivos. También, en esa jornada el Parlamento habilitó la celebración de elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias en el territorio porteño. Nacían las PASO de la Ciudad, que debutarán este 26 de abril.
El expediente que trabajó durante toda la semana el PRO en la Legislatura porteña aclara que su intención es eliminar el uso de las tecnologías electrónicas y volver al sistema tradicional de votación. No asegura que se utilizará ese sistema en los comicios generales y en la segunda vuelta pero, según informaron a Letra P desde el bloque oficialista, se trata de algo que “está implícito” en la iniciativa.
Hasta hace una semana, los porteños se iban a enfrentar en el cuarto oscuro con una terminal electrónica en la que primero aparecería el sello partidario y luego la fotografía de los candidatos. Iba a ser el debut del voto electrónico en la Ciudad de Buenos Aires.
Las quejas de la oposición fueron fortísimas desde que Macri publicó el decreto para habilitar el novedoso sistema y colaboraron en su “temporal” erradicación. No obstante, la postura del PRO es llamativa.
El 14 de enero, durante la audiencia pública en la que se discutió la constitucionalidad del voto electrónico, el oficialismo porteño, al igual que el FIT y el FpV, defendió a rajatabla el sistema y desestimó los cuestionamientos de la oposición.
La crítica opositora se centralizó en la implementación del propio sistema. Los radicales que apoyan a Martín Lousteau fueron quienes encendieron la mecha y le exigieron al Tribunal Superior de Justicia que declare inconstitucional al sistema digital de sufragio. Entendían que los perjudicaba que en la pantalla primero aparezca el sello partidario y luego la imagen del candidato; a esa queja se sumaron Graciela Ocaña y Aníbal Ibarra que, al igual que el economista, carecen de un sello propio que los identifique y su imagen es lo que realmente les asegura votos.
Finalmente, el TSJ porteño declaró constitucional el voto electrónico y el PRO, el Frente para la Victoria y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores festejaron.
Increíblemente, la posición del macrismo giró en menos de un mes. A partir de la segunda quincena de febrero desde el Gobierno porteño trascendió que no se podía garantizar el voto electrónico y que no había tiempo para capacitar al electorado. La Defensoría del Pueblo, dirigida por el kirchnerista Alejandro Amor, expuso los mismos argumentos a pesar de que la licitación ya había concluido y la empresa MSA se quedó con la ejecución del sistema.
Contrariamente a lo que el organismo autónomo y el Ejecutivo aseguraban, la compañía que ganó la licitación (Magic Software Argentina) y el TSJ comunicaron que estaban en condiciones de llevar adelante sus tareas en el acto eleccionario.
Desde hace más de una semana, el PRO empezó a dar señales en ese sentido y el propio Macri le indicó a su bloque legislativo que trabaje para suspender el sistema de cara a las PASO.
El macrismo y la oposición se reunieron durante toda la semana en la Legislatura porteña y hasta el viernes por la noche no terminaron de consensuar. Se decidió a última hora del viernes que se utilizará el sistema que rige en las primarias nacionales: habrá boleta con color y foto. Además, la iniciativa acordada garantiza que el Estado facilite boletas y permite simulacros de votación.
Según pudo saber Letra P, el oficialismo tiene el apoyo de la mayoría de la oposición salvo del incontrolable Pablo Bergel y de Marcelo Ramal del FIT. Todos los bloques están dispuestos a firmar la convocatoria a sesión especial que sería para el miércoles 4 de marzo.
El bloque del PRO tiene en mente juntar las firmas durante la apertura de sesiones del domingo 1 de marzo y presentar el llamado a sesión especial al otro día. De esa manera, se asegurarían que las 48 horas se cumplirán el miércoles y ese día se podrá sancionar el proyecto de ley.
En caso de que esta idea termine en fracaso, los macristas aspiran a cumplir con el requerimiento de su líder político el jueves 5 de marzo, en la primer sesión ordinaria del 2015.
Curiosamente, los bloques que impulsaron y aprobaron el sistema de la boleta única en 2013 serán los mismos que en menos de dos días lo darán de baja de las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires.
El proyecto beneficia a Graciela Ocaña y a Martín Lousteau ampliamente que, como reveló Letra P, sus principales armadores acordaron con el jefe de Gabinete de la Ciudad y aspirante a suceder a Macri, Horacio Rodríguez Larreta, la suspensión del voto electrónico y la creación de una interna para perjudicar a Gabriela Michetti.