Ya en las adyacencias se escuchaban las bombas de estruendo, como en un domingo de fútbol o a las 00 horas de un primero de enero. En la esquina, humo naranja, como el recibimiento en la popular de la Asociación Deportiva Berazategui en Primera C. Y en la entrada, redoblantes, bombos y más pirotecnia, a metros de camionetas, autos y hasta un micro de larga distancia totalmente cubierto de aquel color, con la inscripción “Presidente”.
Todos lookeados para la ocasión, con remeras naranjas brillantes, gorras, carteles y banderas de todos los tamaños, a tono.
Nada de lo que hubo adentro de La Trastienda quedó librado al azar, porque del escenario, las tarimas y las paredes, colgaban decenas de globos. Claro, también naranjas.
Y por si al evento ultrasciolista le faltaba aún más vitamina C, un par de disfraces de la fruta estrella de la velada animó a los jóvenes, que tímidamente entonaron canciones que estrenaron previo al discurso del ex motonauta.
El detalle: la bebida. Si alguien tenía sed, uno podía acercarse a cualquiera de las barras del bar y pedir algo para tomar ¿Y qué le daban? Fanta naranja, claro…