Por esta razón, Pablo Ferreyra presentó un proyecto de declaración en el que manifiesta su preocupación por “los numerosos cierres de centros culturales, barriales y sociales ocurridos durante las últimas semanas del presente año”.
Lo que sucede es que esos espacios no cuentan con la figura legal que posibilite su habilitación como espacios de creación, difusión y formación estética, artística y popular. Pero, “se encuentran absolutamente legitimados por quienes disfrutan, en su mayoría vecinos de los barrios donde están ubicados estos espacios, de las distintas actividades que estos centros culturales realizan”.
Al no tener una figura legal que contemple y no interrumpa su normal funcionamiento y no estar regulados, los centros culturales de la Capital son sistemáticamente clausurados, sin importar la actividad que allí se realice.
“Hay que buscarle una denominación particular y un marco regulatorio propicio para que no sean clausurados”, explicó Ferreyra y adelantó que trabaja en una iniciativa en ese sentido.
Para el legislador, que ingresó a la Legislatura gracias a la gestión de Andrés “El Cuervo” Larroque, en el Gobierno porteño “hay una visión mercantil de la cultura porque se promueven espectadores, no productores ni artistas”.
“Lo primero es el negocio en la gestión de cultura de Macri”, cuestionó. Y agregó que los centros culturales y barriales son cerrados porque “al macrismo no le interesa esa actividad cultural, como tampoco le interesa la identidad cultural”.
Según Ferreyra, “para Mauricio Macri, hablar de cultura es hablar solo del recital de Violetta” porque “buscan la pasividad del espectador”.
El diputado porteño adelantó a Letra P que está trabajando en un proyecto que contemple la figura de centros culturales dentro del Código de Habilitaciones porteño pero indicó que el mismo debe salir gracias a un amplio consenso de los bloques.
“Sería beneficiosa una ley de este tipo para la Ciudad y para el desarrollo de los centros culturales y barriales”, evaluó.