El Vaticano es el nuevo escenario de la interna peronista

Hoy en día, parece que las relaciones y los grados de simpatía que el Santo Padre tenga tanto por la Presidenta como por Scioli, Massa o quizás Randazzo, puedan ser determinantes para el futuro político de cada uno de ellos de cara al 2015.

Lejos de lo que en principio algunos analistas locales pensaron acerca que difícilmente el Papa tuviera tiempo y ganas de dedicarle atención a la política argentina, comenzaron a comprender que aún en la Santa Sede es muy importante tener ordenado el territorio “propio” para que no se convierta en un obstáculo que pudiera eventualmente presentar un flanco débil en la credibilidad de quien denota claramente que no ha llegado para pasar desapercibido en la historia vaticana.

 

Así entonces, los medios comienzan a reflejar, ya sin recato, las preferencias o planes de Francisco sobre los cuatro involucrados en cuestión y se habla de la simpatía por Scioli, las cuentas pendientes con Massa, la necesidad de que Cristina termine “bien” su mandato o la irrupción de Randazzo con una propuesta política que rompe la lógica del discurso del marketing político vigente y apela a la concreción de una tarea u obra determinada, que sea objetivamente medible para el futuro elector,  como es resolver el problema del transporte ferroviario.

 

Las encuestas, al menos la que se pueden considerar con algún grado de autenticidad en cuanto a la publicación de sus resultados, marca una predecible y razonable paridad en las preferencias en las cuales pareciera que Massa aún mantiene cierta luz de ventaja posiblemente como consecuencia de su arrastre por el triunfo electoral del año pasado y en cuanto a su oportuno reclamo contra el proyecto del ley de reforma del Código, convirtiéndolo en un reclamo tangible para que la gente pueda expresar su protesta en cuanto al fracaso del Estado en relación a las políticas de seguridad.

 

Precisamente, el azote de la delincuencia en todas sus formas, desde el más sofisticado producto del narcotráfico al delito ocasional, es claramente el tema que más preocupa hoy a los argentinos, seguido por el aumento de precios en los alimentos y servicios y los problemas en el transporte.

 

Seguridad, inflación y transporte, un trípode que le es fundamental al ciudadano promedio y corta transversalmente a todas las capas sociales alterando solo la intensidad de la variable.

 

Este diagnóstico aparentemente también se comparte en el quizás más importante recinto del Vaticano y la idea de la necesidad imperiosa de una salida política con cierto grado de concertación que no deje librado exclusivamente al azar electoral la suerte política de la Argentina, parece empezar a ganar terreno.

 

Es posible que si esto se concreta todos los involucrados en este análisis pierdan algo, pero será parte indispensable para poder participar activamente desde el poder en la futura política local.

 

Claro está, que la política tiene la costumbre, afortunadamente, de burlarse algunas veces de estas “ingenierías” y producir resultados muy distintos a los planeados, aunque la historia generalmente demostrará que ello ocurre en las formas, pero no en el objetivo final deseado.

 

A medida que nos acerquemos a la elección presidencial, cada vez mas tendremos que dirigir nuestras miradas y oídos al Santo Padre, que seguramente no pretende elegir, ni decidir pero difícilmente pueda o quiera prescindir

 

(*) Director del Centro de Estudios para la investigación aplicada en Políticas Públicas. 

 

Los tres jueces de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, Carlos Rosencrantz y Ricardo Lorenzetti, los rostros más notables de la Argentina injusta.
llamen a cualquiera, la consigna que manda en la era de la indiferencia

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