Juan Carlos es cura párroco en la Iglesia Inmaculada Concepción de Merlo. “Yo estoy acompañando una parroquia, aquí en la provincia de Buenos Aires. Realizamos la tarea pastoral cotidiana y una serie de servicios, en donde se generan talleres y espacios de promoción para los jóvenes y los niños que permitan su desarrollo”, comenta acerca de su trabajo diario.
Hoy, a más de 2 siglos de aquellos históricos momentos, traza un paralelismo y tímidamente compara sus días y los de sus antepasados con los del creador de la bandera, diciendo que “Belgrano encontró su propio camino, desde su servicio por la comunidad, la diplomacia, la política; y cada uno de nosotros vamos tratando de encontrar el nuestro. Lo que compartimos son algunas coincidencias, nuestros deseos de contar con un país igual para todos, que pueda tener autonomía, que esté unido a América Latina”.
“En los últimos años me fue interesando cada vez más, lo que es la parte de su deseo por la educación, el trabajo, el bienestar, ya que todo eso permite construir una sociedad más inclusiva. Él fue uno de los primeros en pensar una revolución que transforme al país en autónomo; y hoy, en un mundo tan globalizado y complejo uno piensa tal vez cómo se nos complica construir una propia identidad, el tema de la autonomía, los beneficios que tienen algunos a costas de otros”, analiza.
En ese sentido, hoy parado en el año 2012, Juan Carlos define que “es una lucha constante poder pensar una bandera y una patria. Con Belgrano podíamos ver los primeros indicios de una autonomía como país”.
Y para destacar la figura de Manuel Belgrano, explica que a veces cuesta comprender qué pasaba por aquellos años, y que la clave está ahí. “Era un contexto de dominación por España, por eso me parece muy importante poder reconocer a aquellos hombres en esa realidad concreta, porque nos ayuda a darles el valor que se merecen todas sus ideas”, y agrega que lo que tenemos que resaltar siempre son el “pensar e impulsar la diversidad de la educación desde el arte, las matemáticas, y demás, cuando antes ni se imaginaba eso. Quiere decir que se pusieron como objetivo construir una sociedad más inclusiva, y por ahí eso hoy nos parece común, pero hay que entender aquel contexto”.
“Yo siempre digo que no hay que saludar con sombrero ajeno, pero bueno, sí creer que está bueno ayudarnos a pensar aquellos hechos para tratar de construir un país más inclusivo, con derechos para todos y que no sólo se beneficien algunos sectores”, concluye.