La bancada del FpV, a partir del 10 de diciembre, quedará presidida por Cristina Fioramonti de Kunkel y se espera que termine con la resistencia del peronismo a los proyectos de regionalización. La sesión es la punta del iceberg de la labor legislativa, la que se ve, la que queda expuesta al ojo público pero debajo de ella hay toda una tira de actividades políticas y político-legislativas que determinan qué es lo que llega al recinto y de qué manera. Algo de eso se vio en la última sesión del Senado bonaerense donde en apariencia sorpresivamente, el oficialismo perdió la votación para hacer ingresar “fuera de hora” el proyecto de ley para la regionalización – el caballito de batalla de Montoya – lo que lo dejaba habilitado para ser tratado en la siguiente sesión, una formalidad que al ser denegada dejó una fuerte carga simbólica. El FpV tiene 19 de un total de 46 senadores y eso explica en apariencia por qué perdió esa votación aunque tan sólo unos minutos atrás con esa misma composición ese Senado votó afirmativamente nada menos que la Ley de Presupuesto y la Ley Impositiva. ¿Qué se escondía entonces detrás de esa aparente derrota legislativa del oficialismo? Pues no sólo la evidente inferioridad numérica sino, la fuerte resistencia que hay en el propio peronismo al proyecto de regionalización y al propio Montoya. Pero la composición actual del Senado se modificará el próximo 10 de diciembre y a partir de ese día, la bancada del FpV que todo indica será conducida por otra CFK, Cristina Fioramonti de Kunkel, no tendrá excusas para debatir y votar el proyecto que en la próxima sesión tomará sí, esta vez inevitablemente, estado parlamentario. ¿Lo harán?