Ante unas 50 mil personas, se mostró con tres figuras que suenan como candidatos. El movimiento evangelista, un aliado en la pacificación de barrios y cárceles.
Maximiliano Pullaro, Gisela Scaglia, Pablo Javkin y otros dirigentes políticos oran desde el escenario junto a los fieles.
Maximiliano Pullaro aprovechó un acto con pastores para empezar a mostrar sus cartas en Rosario
Un multitudinario encuentro organizado por las iglesias evangélicas de Santa Fe fue el lugar donde Maximiliano Pullaro profundizó un vínculo más que fructífero con los pastores y también aprovechó para empezar a darle roce popular a sus cartas en Rosario de cara a las elecciones del próximo año.
El pullarismo viene trabajando sin prisa pero sin pausa en fortalecer su estructura en la ciudad más grande de la provincia. Rosario fue un bastión del triunfo del hughense con 62 puntos, pero para las candidaturas locales se vio obligado a cerrar alianzas con dos figuras ajenas a la estructura radical, producto de la falta de un nombre competitivo entre sus filas. En ese sentido, este lunes las miradas se posaron sobre tres personas que acompañaron al gobernador: su hermano Damián Pullaro, el ministro de Educación, José Goity, y el senador rosarino Ciro Seisas.
No fueron los únicos. Unidos para Cambiar Santa Fe tiene un estrecho vínculo con el evangelismo de la mano de Walter Ghione. Por ese motivo la vicegobernadora Gisela Scaglia y el alcalde Pablo Javkin también subieron al escenario. Nadie se quiso perder “Marcho por Jesús”, la convocatoria que reunió a más de 50 mil fieles que caminaron hasta el Monumento a la Bandera agitando un lema para nada casual: “Rosario, ciudad de Paz”. El fútbol aportó lo suyo: hasta estuvo presente el goleador millonario Miguel Borja junto a su familia.
No es ningún secreto que la tribu de la Unión Cívica Radical de Rosario que responde al gobernador piensa en su hermano Damián Pullaro como candidato a concejal. Empresario y de bajo perfil, su nombre comenzó a repiquetear en los pasillos de la política tras haber sido parte determinante en las tensas negociaciones que desembocaron en que el ala radical pullarista se quedara con el control del comité departamental. Su apellido puede ser una contra: con Amalia Granata y Romina Diez corriendo con relato libertario, poner a su hermano podría ser leído como una actitud de casta por parte de Pullaro.
Goity, por su parte, forma parte del círculo político más íntimo del pullarismo y ganó conocimiento en el electorado por haber controlado el ausentismo y los paros docentes. Esa moneda tiene una contracara: su relación tormentosa con los gremios, conocidos por ser combativos. Algunas fuentes del radicalismo rosarino sostienen que Pullaro no cederá a un funcionario tan cercano y que, como Goity ocupa un puesto de alto perfil, no necesita ser candidato para hacerse conocido en Rosario. En esa lectura subyace otro objetivo, mucho mayor, para el ministro: la pelea por la intendencia en 2027.
La única carta no radical que parece tener el gobernador es Ciro Seisas. El senador saltó a la política de la mano de CREO, el partido que responde a Javkin y donde es una de las figuras más taquilleras. Sin embargo, su buen vínculo con el gobernador es inocultable: Pullaro lo suma a cuanta actividad tenga en Rosario y más de una vez ha obligado a romper el protocolo para hacerlo subir al escenario y dar un discurso. “Cómo lo quiere Maxi a Ciro”, es un comentario que se viene escuchando, con algo de sorpresa pero también como guiño, desde el entorno del propio Javkin.
Arriba del escenario también estuvo Pablo Cococcioni, pero aunque el ministro de Seguridad y Justicia pueda tener proyección electoral su presencia respondió a otra razón: la alianza que el gobierno de Pullaro selló con los templos evangelistas para pacificar no sólo los barrios, sino también los pabellones de las cárceles santafesinas, donde los pastores tienen una penetración privilegiada y envidiada por el Estado. Esa relación floreció ya durante la gestión y las organizaciones evangélicas también se erigieron como distribuidoras de la ayuda social.
Quien coordina ese vínculo es Walter Ghione. El diputado provincial se hizo cercano a Pullaro cuando compartían la Legislatura y le abrió al entonces candidato la puerta a una red de iglesias evangelistas con una capilaridad en cada barrio y en cada cárcel. Esa red fue puesta a disposición del gobierno provincial para contener la crisis de violencia que arrasaba en los barrios más carenciados. Como contrapartida, el gobernador no sólo se aseguró que Ghione renovara su banca, sino que le confió dos sillas calientes: la Dirección de Justicia Penal Juvenil y la Agencia de Prevención de Consumo de Drogas.
Por eso, no fue casual el lema “Rosario, ciudad de Paz” ni tampoco fue la primera vez que Pullaro mostró su química con el sector evangélico. “Cuando asumí, le pedí a Dios que esta ciudad pudiese cambiar y desde ese día tuvimos el respaldo de los cristianos en cada barrio”, dijo el gobernador en su discurso frente a la feligresía. “Un año después, desde que estamos al frente trabajando, tenemos índices de violencia y narcotráfico descendiendo, y eso es realmente por la gracia de Dios. Les pido que sigan evangelizando a toda la provincia”, finalizó su discurso.