Antes de salir para monitorear la marcha del 20D en el comando de la Policía Federal, Javier Milei grabó en la Casa Rosada la cadena nacional que se emitirá a las 21 en la que presentará en sociedad su mega-DNU de reforma del Estado. El Presidente no estuvo solo: los acompañó todo su gabinete. Sus ministros y sus dos ministras tenían silla reservada en el fondo del Salón Blanco.
Como novedad comunicacional, se tomó la decisión de que el mandatario no hablara desde el despacho presidencial, el mismo en el cual hizo un vivo de Instagram organizado por la pareja asesora en la materia de Iñaki Gutiérrez y Eugenia Rolón, para sortear su última dieta de diputado.
No es nuevo que Milei haya buscado una foto de respaldo político, apelando a un fondo con sus funcionarios: ya lo hizo uno de los pocos antecesores que reivindica en público. En 1991, Carlos Menem firmó el decreto de desregulación del Estado rodeado de sus ministros, con el extitular del Palacio de Hacienda Domingo Cavallo (otra de las figuras de la casta rescatada por el libertario) de un lado y José Luis Manzano, entonces ministro del Interior, del otro.
"Sabemos el trazo grueso, no la letra chica", esquivaban la requisitoria periodística en Balcarce 50 horas antes de la difusión de la cadena. Parte del gabinete, en ese momento, se estaba enterando en vivo y en directo del discurso presidencial.
Los 24 gobernadores que escucharon a Milei el día anterior se llevaron más dudas que certezas del contenido del decreto de necesidad y urgencia que se revelará este miércoles. Como parte del paquete de leyes que el Ejecutivo enviará al Congreso -con temáticas que quedan afuera de la legislación por DNU, como la cuestión electoral-, les quedó claro que avanzará con las propuestas de Guillermo Francos. Desde la semana pasada, el ministro de Interior libertario insiste con descajonear el proyecto de boleta única que duerme en el Senado, que replica el modelo cordobés, y prepara un texto para eliminar las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
Lo que trascendió del DNU se conoce a partir del trabajo que hizo Federico Sturzenegger. El expresidente del Banco Central cambiemista preparó dos pilas de páginas para "simplificar" el Estado, una propuesta que primero le vendió a Patricia Bullrich cuando era candidata presidencial de Juntos por el Cambio y terminará haciendo realidad su exrival de La Libertad Avanza. Por un lado, se derogarán 300 leyes actuales (Compre Argentino, de Alquileres, de Góndolas, entre otras); por el otro, se reformará el Estado. En ese paquete se incluiría un cambio a la legislación laboral (con extensión del periodo de prueba de tres meses a seis meses y reducción de las indemnizaciones) y la apertura de la caja de Pandora para poder privatizar empresas públicas.
No habrá anestesia para las provincias, que se desayunarán el contenido del DNU por cadena. Desde la Casa Rosada no se organizó un operativo para spoilear la norma y, con mayor conocimiento de los alcances del decretazo, Toto Caputo tampoco se puso a llamar a los gobernadores que hipotéticamente serán alcanzados.
Con la protesta callejera contenida en las veredas y en Plaza de Mayo, en el Gobierno preocupa más por estas horas la resistencia legislativa al decretazo. La exsecretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, puso en duda la "necesidad" y la "urgencia" del decreto, lo que puede anticipar un pleito jurídico. "Si se dicta el MEGA-DNU anunciado nos encontraremos ante una decisión inconstitucional, antirrepublicana y que inicia un camino de autoritarismo que nos debe causar una profunda alarma", alertó la exfuncionaria, que conoce a Milei de los pasillos de la Corporación América.
Más allá de los juzgados, la Casa Rosada se prepara para la batalla legislativa. "No hay necesidad ni urgencia: llame a extraordinarias y envíe las reformas como proyectos de ley", le reclamó Germán Martínez, titular de la bancada de UP en la Cámara de Diputados.