Que ir a clases en el conurbano sea por senderos seguros

Todos los días vemos en los noticieros de los principales canales de televisión del país a cientos de vecinos del conurbano bonaerense que denuncian distintos tipos de robos, entraderas a la hora de la salida o la vuelta a casa, asaltos de motochorros cuando están yendo a comprar al almacén de la esquina e infinidad de delitos que se cometen a mano armada en locales comerciales. Sin embargo, durante 2021 se ha registrado un reclamo creciente: el robo a los alumnos a la salida del colegio.

 

Esta modalidad se encuentra en ascenso en el área metropolitana. Ya en 2018 una estadística del primer trimestre de aquel año mostraba que se cometían 22 robos por día a chicos y chicas en las inmediaciones de la escuela, un 30% más respecto del mismo periodo del año anterior.

 

En general se trata de robos menores, celulares, mochilas, zapatillas; sin embargo, van configurando el escenario en el cual nuestros hijos deben dar los primeros pasos de su vida, la inseguridad los acompaña desde la escuela, no podemos, como dirigentes primero y como padres después, acostumbrarlos a esta situación y naturalizarla sin más.

 

Es por eso que me propuse con mi equipo de trabajo recorrer algunas experiencias exitosas que se dan en distintas localidades de nuestra provincia y también en la ciudad de Buenos Aires.

 

Los senderos escolares seguros son trayectos de acceso a los establecimientos educativos que se encuentran vigilados y custodiados durante los horarios de entrada y salida de alumnos, tanto por voluntarios como por fuerzas de seguridad provinciales o municipales con el fin de promover y garantizar la seguridad de los alumnos.

 

En la ciudad de Buenos Aires funcionan más de 300 corredores seguros en las escuelas, hay 700 agentes de seguridad dispuestos en los horarios de entrada y salida de cada colegio.

 

Otro ejemplo está más cerca: Lanús, un municipio del primer cordón del conurbano sur, también aplica este programa, con 21 corredores protegidos. Los mismos son monitoreados por agentes del área de Seguridad Ciudadana en los horarios de 7 a 8.30 horas, 12 a 14.30 y de 16.30 a 17.45.

 

Citamos dos ejemplos de experiencias que trabajan para combatir esta modalidad de delito. Sin embargo, hay tantas otras como localidades, en algunos casos son los propios padres que se ayudan entre sí y conforman una suerte de patrulla urbana que acompaña a los alumnos.

 

Atendiendo esta problemática y ante la inexistencia de un marco regulatorio en la provincia de Buenos Aires al respecto, entendiendo además que tanto las fuerzas de seguridad como el 90% de los establecimientos educativos pertenecen a la provincia, es que se hace imprescindible tomar cartas en el asunto. El ejecutivo debe involucrarse de manera directa y ayudar a los municipios a paliar este flagelo.

 

Días pasados, presenté un proyecto de Ley para crear el Programa Provincial de Senderos Escolares Seguros con el objetivo de lograr una mayor articulación entre el ministerio de Seguridad bonaerense, el de Educación y los  135 municipios de la provincia, para ordenar una mesa de trabajo que permita dar mayor seguridad y poner especial atención en este tipo delito creciente que afecta a toda la comunidad educativa, alumnos, padres, docentes y directivos, todos están expuestos.

 

No acostumbremos a nuestros hijos a vivir la inseguridad, no naturalicemos esta problemática.

 

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