Cuidar a quienes nos cuidan

Hace tiempo vengo poniéndome del otro lado del mostrador, tratando de estar en la piel de ellos, de aquellos que vieron alterada su ya agitada rutina de trabajo a mediados de febrero del 2020 cuando irrumpió en nuestro país el coronavirus.

 

Los trabajadores de la salud, todos sin distinción alguna, han vivido en carne propia los avatares de una pandemia que avanzó a pasos agigantados llevándose seres queridos y dejando profundo dolor en todos los argentinos.

 

Estos mismos trabajadores que llevan decenas de horas sin descanso, con guardias colapsadas, aprendiendo al mismo tiempo que deben aplicar sus conocimientos en el tratamiento de esta nueva enfermedad y conteniendo a familiares y amigos con incertidumbre y miedos, a ellos tenemos que acompañar, escuchar y comprender.

 

Ellos que también se contagian, arriesgan y hasta pierden su vida en esta batalla sin tregua con lo desconocido.

 

¿A ellos quienes los cuidan?

 

Esta pregunta me surge de hace tiempo, me da vueltas, me interpela como dirigente y legisladora, pero sobre todo como persona. ¿Quién cuida a mi médico de familia, al que cuida a mis hijos, aquel que disipa mis dudas y está ahí siempre que lo necesito?

 

El gobierno está lejos, no veo que los estén cuidando lo suficiente, que los escuche, los comprenda y actúe en consecuencia.

 

Hace tiempo emprendí recorridas, visitas y reuniones en ese sentido. En todos los ámbitos y lugares me hicieron la misma observación, “hay que poner atención en el personal de salud, están agotados, la carga emocional que tienen, el impacto en su salud física y mental es grande”, me dijeron en el área de Salud Mental del gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

 

Al mismo diagnóstico llegamos junto a los médicos que llevan adelante el programa gratuito de Atención terapéutica al Médico En Crisis (AMEC). Hay que cuidar a los que nos cuidan. Tenemos la responsabilidad de activar la escucha y entender que a 17 meses de comenzada la pandemia, es necesario ordenar de mejor manera la atención y otorgar una serie de beneficios a los trabajadores que ponen el hombro a diario en cada hospital de la provincia de Buenos Aires.

 

Por eso, presenté un nuevo proyecto de ley en la cámara de senadores de la provincia de Buenos Aires que busca visibilizar y aportar soluciones a esta problemática.

 

La iniciativa tiene como objetivo llevar a cabo políticas de promoción del bienestar y la salud mental de los trabajadores del sistema de salud, garantizar horarios de trabajo compatibles con criterios saludables, facilitar el otorgamiento de licencias para casos de estrés laboral, síndrome de desgaste profesional y de fatiga por compasión, entre otros puntos.

 

Es probable que hacia fin de año, la gran mayoría de la población este vacunada y empecemos a volver a una idea de normalidad que nos permita retomar algunos de los “viejos” hábitos.

 

Sin embargo, la pandemia psicológica va a durar mucho tiempo más, lo efectos de tantos meses de encierro, miedos e incertidumbres quedarán como una herida abierta difícil de curar, por eso es fundamental que avancemos rápido. No hay tiempo para perder.

 

La salud de nuestros médicos y enfermeros está en riesgo y tenemos la obligación y el deber moral de ayudarlos para devolverles un poco del enorme trabajo que hicieron y hacen desde que nos encontró el coronavirus.

 

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