En 2020, la pandemia sacudió al mundo entero y los diferentes gobiernos debieron tomar medidas para mitigar las consecuencia de una enfermedad, hasta entonces, desconocida. El 20 de marzo de ese año, el presidente Alberto Fernández decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) en Argentina y el Congreso se encontró con el desafío de seguir funcionando, pero a distancia. El 13 de mayo se realizó la primera sesión remota en la Cámara de Diputados. A un año de ese hecho inédito y tras la renovación del protocolo de las sesiones virtuales, la directora del programa de Instituciones Políticas del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), Carolina Tchintian, aseguró que "la tecnología posibilitó la continuidad del trabajo legislativo con la misma legitimidad y transparencia que tenía el trabajo presencial" y pidió "continuar con el proceso de modernización" del Congreso.
"Los cambios implementados reúnen beneficios a futuro como, por ejemplo, la firma digital y la presentación de proyectos vía mail, que ayuda a agilizar y despapelizar los trámites", aseguró Tchintian en diálogo con Letra P. Asimismo, reconoció que la modalidad de trabajo remoto implicó "una carga mayor para las mujeres" y planteó la necesidad de "garantizar la perspectiva de género" en la introducción de nuevas tecnologías para "evitar nuevas inequidades".
En 2020, el Cippec contribuyó en la sanción de los protocolos para el funcionamiento de las sesiones remotas del Congreso y ahora elaboró un documento que analiza ese proceso de adopción e implementación de tecnología. "Los cambios implementados reúnen beneficios a futuro", recalcó Tchintian.
-¿Qué evaluación hace del uso de la tecnología en el Congreso durante este primer año?
-Es importante destacar la decisión política para aplicar la tecnología en el Parlamento. Desde un primer momento, y pese a la grieta, los legisladores y las legisladoras entendieron que el Congreso debía participar activamente en la definición y el control de políticas públicas durante la emergencia sanitaria. Esa decisión fue fundamental. El camino no fue el más sencillo, pero tampoco el más obvio porque no todos los congresos fueron hacia la virtualidad. La tecnología posibilitó la continuidad del trabajo legislativo con la misma legitimidad y transparencia que tenía el trabajo presencial. Gracias a la tecnología se pudieron aprobar proyectos muy importantes como la legalización del aborto y el presupuesto.
-¿Qué reformar implementadas en 2020 se pueden mantener después de la pandemia?
-Desde el Cippec recomendamos continuar con el proceso de modernización de las cámaras. Los cambios implementados reúnen beneficios a futuro como, por ejemplo, la firma digital y la presentación de proyectos vía mail, que ayuda a agilizar y despapelizar los trámites. También creemos que es importante conservar las reuniones de comisiones vía virtual porque la tecnología permitió incrementar la cantidad de días de esas reuniones porque ya no es necesario que las legisladoras y los legisladores están físicamente en la Ciudad de Buenos Aires.
-¿La modalidad de trabajo remoto implicó una carga mayor de trabajo para las mujeres?
-Sí porque muchas mujeres están a cargo del cuidado de sus hijos. Entonces, sesionar hasta la madrugada es un problema mayor para las legisladoras que para los legisladores. Una encuesta que realizó el Cippec reveló que un 70% está de acuerdo con que el trabajo remoto supone una carga mayor para las mujeres. Por eso es importante garantizar la perspectiva de género en la introducción de tecnología y en cualquier transformación digital para evitar nuevas inequidades.
-¿Hubo mayor presentismo en el Congreso a partir de la implementación de las sesiones remotas?
-El presentismo en las sesiones fue del 94% durante 2020. En comparación con 2019, son cuatro puntos porcentuales más.
-¿El uso de la tecnología cambió el vínculo entre las legisladoras y los legisladores con la ciudadanía?
-Hubo una mejora en el vínculo entre representantes y la ciudadanía. También, la tecnología permitió una mayor participación de la población en temas parlamentarios. Las reuniones de comisiones virtuales tuvieron un mayor alcance que las presenciales.