La noticia sorprendió por lo inesperado y generó una vasta catarata de análisis, elucubraciones, pronósticos y reflexiones. Solo el tiempo determinará si se trató de una jugada maestra de estrategia política, o de mera chapucería fundada en la debilidad y anunciada en modo de renuncia magnánima.
Pero más allá de esa sentencia final, cabe el austero ejercicio de enumerar posibles fortalezas y debilidades en la decisión de Cristina que sacudió al moroso escenario político.
A favor:
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Alberto Fernández es un hábil político orientado al armado y un eximio negociador. Su propensión al diálogo y su estilo de amabilidad mesurada representan valores cuando se los contrasta contra la tendencia hacia la pasionalidad beligerante de la ex Presidente, que suele generar no pocas antipatías en una importante porción del electorado.
- Si, tal como lo enunciara en su declaración, Cristina se autoexcluye de la candidatura mayor en un acto de entrega en pos de una causa que trasciende a las personas, entonces su gesto puede ser leído como un acto heroico que eleva su figura política. No es poco.
En contra:
- Claramente, Alberto Fernández no posee el carisma de la ex presidente.
- Aunque Fernández es un dirigente político muy conocido en el círculo rojo y el pequeño segmento politizado e la sociedad, no está suficientemente instalado a nivel masivo. A modo de ejemplo anecdótico, cabe recordar que aun en sus momentos de apogeo muchso solían confundir a Alberto con Aníbal Fernández. Muchos jóvenes ni siquiera han escuchado hablar de él.
- Al conocerse la noticia la asociación resultó casi inevitable: “Alberto Fernández al Gobierno, Cristina kirchner al Poder”. Pero no se trata de una mera ocurrencia sino de una tensión disonante que instaura un cúmulo de preguntas: ¿Cuál será el rol presidencial de Alberto Fernández teniendola a Cristina como vice?, ¿Podrá Cristina correrse del ejecutivo para concentrarse en su rol institucional como presidente del senado?, ¿Existirá un doble comando entre Alberto y Cristina?, ¿Puede el país soportar un doble liderazgo? ,¿Será Alberto Fernández un auténtico presidente o apenas un alfil de la Dama Cristina?
- En el universo K de paladar negro Alberto Fernández no representa al prototipo del “kirchnersita militante” (al modo en que si lo es Axel Kicillof). Probablemente los cristinistas más religiosos se sientan decepcionados al tener que apoyar ahora a quien hasta hace poco consideraban poco menos que un traidor.
- Adicionalmente, es probable que parte de la ciudadanía independiente ávida de institucionalidad y valores republicanos, aunque hasta ayer estuviera dispuesta a votar a Cristina en aras de recuperar cierto bienestar económico, perciba en la naciente fórmula un dejo de oscuridad análogo al que en 2015 sintió ante la fórmula Daniel Scioli - Carlos Zannini.
- Acaso a esos ciudadanos les atraviese un interrogante a modo de sentimiento no del todo declarado: ¿Por qué al kirchnerismo le asistirá esa oscura pasión de jugar al límite de la trasgresión institucional?
- Por último, en cuanto a la razón electoral, aunque lo prudente sea esperar los resultados de nuevos sondeos a efectos de calibrar el impacto de noticia, no es desatinado conjeturar que la fórmula Alberto Fernández- Cristina Kichner tal vez no retenga el 100% de lo que obtendría cualquier fórmula encabezada por “Cristina Kirchner Presidente”. Acaso la explicación de tal diferencia sea algo tan simple como la distinción entre el original y la copia.
En síntesis, acaso sea necesario esperar el curso de los próximos acontecimientos para dilucidad el interrogante de partida: Alberto Fernández Presidente, Cristina Kirchner Vice: ¿síntesis superadora o simulacro incongruente?