Como pocas veces en los últimos 14 años, quedó chico el coqueto Hotel Alvear para albergar a los participantes del encuentro 2017 del Council de las Américas. El evento -que reúne a funcionarios, especialistas y empresarios estadounidenses más invitados generales- tuvo arriba de 1000 concurrentes, entre un 15 y un 20% por encima de los inscriptos en la edición 2016. Mientras ingresaban dirigentes y políticos, en la calle el clima era un poco menos amable. La Policía Federal cerró con vallas la cuadra de la avenida Alvear en la que se ubica el hotel. Tenían información de posibles desmanes, que no ocurrieron por la clausura de esa arteria. Hasta pasado el mediodía, movimientos sociales quedaron trabados en la reja policial y realizaron un escrache más que nada verbal desde una de las esquinas.
Puertas adentro, otro mundo. Entusiasmo, fervor y un respaldo casi incondicional a la gestión Cambiemos. No es casual: el sector de firmas de los Estados Unidos muestra un interés particular en lo que se refiere a desembolso de inversiones en Argentina.
Pero, naturalmente, entienden que el país aún tiene complejidades y el escenario político es un fuerte condicionante de decisiones a largo plazo, sobre todo en lo relacionado en apuestas productivas no especulativas. “Tengan paciencia, las inversiones llegarán, son plazos de 25 años”, explicó al público presente Susan Segal, presidente y CEO del Council, dirigente que supo mantener una amistad fluida con la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández. Hoy es precisamente la herencia del gobierno K la que esos núcleos de poder entienden le pone paños fríos al entusiasmo inversionista. Lo que no quita que haya fuertes intenciones de desembarcar con fondos en algunos sectores estratégicos.
La teoría que vincula al escenario político con las inversiones y el crecimiento del país, la puso en consideración un alto dirigente de la calificadora de riesgo Standard and Poors. Roberto Sifón Arévalo, Director Ejecutivo y Líder de Calificaciones Soberanas y Finanzas de S&P para la región, destacó desde uno de los últimos paneles que con “déficit alto y deuda a este nivel, con un crecimiento del 3% no es sostenible. El país continúa en una situación muy difícil. Eso se reflejó en la elección pasada”. En diálogo con Letra P en el lobby del encuentro, el experto que celebró la toma de deuda de Argentina, detalló que “es probable que en el mientras tanto y con los cambios que ya ha hecho el Gobierno empiecen a moverse fondos, pero un empresarios que quiere poner una fábrica no está mirando qué pasa en octubre, sino que pasa de acá a mucho más de un año”. Como ocurre en casi todos los eventos de este estilo, siempre hay una oveja negra aislada del rebaño que corre con los oficialismos. Lo de Sifón Arévalo fue lo más parecido a eso. Hasta se animó a decir que “el crecimiento debería ser de entre 4,5 y 5%”.
En el Gobierno saben que más allá de las manifestaciones públicas y los respaldos del empresariado, las decisiones de invertir en Argentina siguen siendo de riesgo. Por eso circularon en los paneles funcionarios nacionales con presentaciones netamente técnicas, de previsibilidad de escenarios y de aviso de cambios inmediatos post octubre. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, abrió el juego apelando al saneamiento de la democracia y las instituciones; el jefe de Hacienda, Nicolás Dujovne, se refirió a los costos, a las reformas de impuestos y otras modificaciones; y el ministro de Energía, Juan José Aranguren, refirió a las obras que se vienen en la materia y hasta adelantó que habrá otro tarifazo “menos doloroso para el bolsillo” con posterioridad a las legislativas.
El ministro de la Producción fue en su salida del Alvear uno de los más consultados por un tema que inquieta a casi todo el Círculo Rojo. La decisión de Estados Unidos de subir los aranceles temporales al ingreso de biodiesel argentino. “Fue una chantada”, contó a este medio uno de los constructores más grandes de la Argentina. Si bien Cabrera confirmó que trabajan en una inmediata apelación, los integrantes del Council saben que, esta vez, el condicionamiento político viene desde el gobierno de Donald Trump. “Los productores de biodiesel y agro de allá son la base de sustentación que lo llevó a él al poder, ni locos van a volver atrás con esa medida”, consideraron dirigentes de empresas energéticas y petroleras con raíz en el país del norte. Temen, sí, que esa posición entorpezca los acercamientos comerciales entre ambos países, considerando sobre todo la furia por ahora subterránea que reina en las cerealeras que exportan, muchas de las cuales son estadounidenses.
RECONVERSIÓN Y LOBBY POR BAJA DE IMPUESTOS. Por los pasillos del Council circuló gente que hacía tiempo no cultivaba perfiles de cierta altura. Una de ellas, la ex directora de la YPF durante el kirchnerismo, Doris Capurro. Experta en comunicación, se dedica a atraer fondos de inversión estadounidenses para desembolsos de dólares en energías renovables. “Me reinventé”, reconoció ante Letra P. Otro cuadro muy cercano a CFK, hoy admite que hace tiempo no tiene contacto con el ex CEO Miguel Galuccio. Sí acepta que casi que comparte tareas de lobby de capitales con el ex embajador de Estados Unidos, Noah Mamet, uno de los que estuvo activo en los pasillos del evento. Capurro trabaja además en sociedad con Pampa Energía en uno de los proyectos más relevantes que tiene la compañía que comanda Marcelo Mindlin.
El de la energía limpia es el rubro más dinámico en materia de inversiones en la Argentina. Por ahora, es el brote verde en la materia que el Gobierno tiene para mostrar. El resto atraviesa aún escenarios difíciles. Jorge Di Fiori, titular de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), un cruzado pro gobierno, reconoció que hay un punto que necesita correcciones urgentes: “El tema costos e impuestos tiene que tener modificaciones después de octubre, sí o sí”, detalló en ronda de periodistas. El dirigente le envió la semana pasada a Marcos Peña un informe titulado “El costo argentino”. Con más de 180 páginas, el trabajo repasa los costos de producción y venta de productos alimenticios, farmacia, y hasta artículos para el hogar.
En el mismo momento, en otra locación, se plegó al pedido el jefe de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), Jaime Campos, que sin eufemismos pidió eliminar “lo más rápido posible” el impuesto a los Ingresos Brutos que cobran las provincias, al igual que el Impuesto al Cheque que factura la Nación.
Hay otros dos puntos que generan incertidumbre: los niveles que tendrán la reforma laboral y previsional. Llamativamente, la mayoría de los empresarios se juegan por un no al esquema de reforma del trabajo de Brasil. “Acá es impracticable”, concluyen.