Entre los economistas de la alianza Cambiemos que asesoran al radicalismo y a la Coalición Cívica, el “Alemán” es casi mala palabra. Hasta los más conservadores consejeros de estos espacios entienden que la obsesión del Banco Central (BCRA) con la idea económica del “Alemán” no sólo contribuye a que la actividad siga sin arrancar a pleno, sino que además suma incertidumbre al escenario político del Gobierno de cara a las Legislativas de octubre.
El “Alemán” es Paul Volcker, ex titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos desde fines de los 70 hasta casi concluida la década del 80. Nacido en Nueva Jersey y con raíces teutonas, el personaje en cuestión fue un cruzado contra la inflación, con la receta de tasas altas y secando la plaza de dólares. Hace un tiempo, en el marco de un Congreso Económico en Tel Aviv, fue el propio Federico Sturzenegger -titular del BCRA- quien ponderó su rol en la materia trayendo a colación una cronología contada por Mario Draghi, el italiano que preside el Banco Central Europeo. Se especificaba allí que fue Volcker quien después de años donde los Bancos Centrales no clarificaban sus políticas de estabilización económica, logró influir en una tendencia que luego de los 70 fue sostenida en muchos países. “Los bancos
centrales convergieron hacia esta orientación (la de Volcker) y se hicieron cargo plenamente de cumplir sus objetivos en materia inflacionaria. A medida que el renovado compromiso para controlar la inflación fue comprendido, las tasas de inflación cayeron abruptamente, en un contexto de mejor anclaje de las expectativas. Los bancos centrales abandonaron la noción auto-absolutoria de que la estabilidad de precios dependía de otras autoridades, no monetarias.”
Este modelo es el que mantiene Sturzenegger y su equipo en pleno año electoral. Tanto es así que a raíz de la disparada inflacionaria de abril, se especula en el mercado con que el BCRA volverá a subir la tasa para intentar morigerar la marcha inflacionaria. Pero la historia de Volcker que cuenta Draghi lejos está de ser un lecho de rosas. Cuando asumió bajo el gobierno de Jimmy Carter la economía afrontaba el peor de sus problemas: inflación alta con crecimiento cero, en la jerga “estanflación”, síntoma que hoy se percibe en parte en Argentina. Con su mano empujando hacia arriba las tasas, logró bajar la inflación de más de 13% hasta algo más de 3% ya bajo el gobierno de Ronald Reagan. En la primera parte de la política Volcker, la economía se contrajo aún más, hubo despidos masivos y hasta fue impracticable el ideario reeleccionario de Carter. El plan desinflacionario fue la segundo peor crisis de los Estados Unidos hasta la de las hipotecas sub-prime de 2008 y 2009.
En el BCRA están convencidos que la política de tasas y metas de inflación garantiza resultados a mediano y largo plazo, pero como con Volcker -quien también asesoró a Barack Obama-, suponen un padecimiento social que es parte integral del shock contra los precios. Hay, sin embargo, algunas particularidades. La política “Volcker” de Sturzenegger arrancó con una inflación mucho más elevada que la se computó en casi todos los países que aplicaron metas de inflación. Incluso Israel, otra de las naciones que Sturzenegger cita como ejemplo de éxito. Ergo, es más doloroso socialmente el retroceso de los precios y, a la vez, más artificial la baja.
Más allá de esto, la política se queja de la aplicación de este esquema en año electoral. La voz más crítica es de la Elisa Carrió, que se aprendió de memoria el nombre de Volcker de tanto escuchar a sus economistas referirlo a Sturzenegger. Pero no es la única: muchos cuadros del Gabinete no ven con buenos ojos la carrera hacia arriba de las tasas en un contexto de precios incierto. Sabiendo incluso que la decisión de dar vía libre a las metas de inflación es enteramente del Presidente de la Nación, Mauricio Macri.
De todos modos, la historia con el rol de Central en la inflación es que, a decir verdad, Sturzenegger no es responsable de cómo y por qué los precios y costos siguen en alza. Sí es responsable de mantener la credibilidad del BCRA, en síntesis, no retroceder en la política de tasas altas para que no redunde eso en un rebrote de inflación peor que el actual. Lo puso blanco sobre negro el economista y asesor del Gobierno Nacional, Eduardo Levy Yeyati. En una entrevista con radio La Red explicó que “lo peor que se puede hacer es cambiar la meta. Cuando ponés la meta es para generar un compromiso no se puede cambiar cuando no te viene bien". El jefe de la consultora Elypsis, la que mejor y más acertadamente ha medido precios, agregó que el BCRA está “haciendo las cosas bien" destacó que "la tasa sirve como instrumento por excelencia que utiliza un banco central moderno".