PRIMERA VISITA A LA REGIÓN

Carne, DD.HH. y diálogos con YPF: el periplo argentino de Trudeau, el “Mujica canadiense”

El primer ministro de Canadá almorzó con funcionarios y empresarios. Habló de cooperación bilateral, visitó el Espacio de la Memoria y pidió minería limpia. Los planes de inversión.

En el salón de recepciones del Yacht Club de Puerto Madero, escenario poco habitual para reuniones políticas, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, congregó este mediodía a buena parte de los funcionarios nacionales y a algunos empresarios de peso. En un evento pulcramente organizado por la Cámara de Comercio canadiense, el joven funcionario, una especie de rock star de la nueva política global, habló de algunos temas importantes y dio definiciones públicas sobre cuestiones espinosas, entre ellas el triunfo de Donald Trump y los problemas migratorios mundiales. El resto de las novedades vinculadas a las relaciones entre ambos países, pasaron en charlas informales en los pasillos.

 

Anoche, en la comida que Trudeau tuvo con el presidente Mauricio Macri, la mayoría utilizó una comparación simple para explicar qué es y cómo se mueve el hombre que fue elegido en 2015 pero que viene de una familia con historia en los mandos de ese país. “Es como una especie de Pepe Mujica canadiense”, contaron a Letra P quienes lo trataron en su visita a Buenos Aires. Es que su perfil es de una especie de progresismo a la europea, con mucha apertura de pensamiento, preocupación por las minorías (en el caso de Canadá, la problemática y la inserción social de los indígenas), y una fuerte impronta de Derechos Humanos.

 

En la previa al almuerzo, hubo en el piso inferior del Yacht un cóctel en el que participaron hombres de negocios y algunos políticos. Comieron canapés y mini brochettes el titular del JP Morgan en Argentina, Facundo Gómez Minujin; Miguel Ponce, presidente de Swiss Medical; el jefe de YPF, Miguel Gutiérrez, y una treintena de ejecutivos de empresas mineras como Alumbrera y Barrick. También se codeó con ellos Lucía Corpacci, la gobernadora de Catamarca, provincia con fuertes intereses en esa actividad. Rompió el hielo discursivo Miguel Morley, presidente de la Cámara de Comercio canadiense, que llegó al lugar en moto desde Ezeiza, donde desembarcó esta mañana proveniente del exterior. Y lo siguió un breve aporte del embajador de ese país. Luego, Trudeau sorprendió cuando arrancó contando que en horas de la mañana había visitado el sitio de la Memoria. “Es algo especialmente emotivo”, expresó y señaló la relevancia de los temas vinculados a Derechos Humanos. No era lo que la mayoría de los presentes esperaba escuchar, pero Trudeau se ha venido preocupando por estos temas a nivel global, incluso por la detención de la dirigente social Milagro Sala, un punto indefinido en su diálogo con el Gobierno argentino.

 

Con otro de los temas que marcó la cancha fue en que haya procesos mineros sustentables y limpios. Los que lo conocen aseguran que rechaza la minería a cielo abierto. Un dolor de cabeza para muchas de las compañías que operan extrayendo en Argentina. Desde la mesa principal lo observaban el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay; el de Defensa, Julio Martínez; Guillermo Dietrich, de Transporte; la canciller Susana Malcorra y el titular de Energía, Juan José Aranguren. La curiosidad de la mesa central, un invitado sorpresa: el líder de Techint, Paolo Rocca, que fue el único empresario en la mesa de Trudeau, su equipo y los funcionarios argentinos. Se sentó al lado de Prat Gay, que a la vez estaba a continuación del canadiense. Todos tomaron vino “Solo Contigo”, también de origen canadiense. El tinto y el blanco fresco que se sirvieron nacieron de la producción mendocina de una pareja canadiense (los Needlands) que recaló en la Argentina y, luego de fabricar para consumo propio, en 2010 industrializaron.

 

También Trudeau habló de Estados Unidos, y sin eufemismos deslizó que para dos países que tienen un intercambio comercial tan fluido y natural como Argentina y Brasil, no es demasiado relevante quién gobierne en que cada una de esas naciones.

 

EXPORTACIONES, ENERGÍA Y TATUAJES. Trudeau es joven, tiene 44 años y tres hijos. Practica boxeo y hace gala de ser el único “presidente” de un país que acepta mostrar sus tatuajes en público. En su brazo derecho tiene un águila de diseño aborigen. En el trato esquiva el protocolo y hasta llegó a cruzar algunas palabras con los periodistas y aceptó sacarse selfies con invitados. Llamó la atención su forma de exponer: usó alternadamente el idioma inglés y el francés, siempre en el mismo discurso. Un desafío a la traductora que parecía, desde una pequeña cabina en el medio del salón, apresurada por cambiar el chip para lograr decodificar todo lo que decía.

 

No hubo anuncios de inversiones, pero en los pasillos del evento se habló de dos temas. El primero, que desde octubre Argentina empezó a venderle carne vacuna a Canadá. La negativa, todo indica que Trudeau quiere que el país le compre al suyo carne porcina, ya habiendo un mercado del producto fuerte a nivel local.

 

El segundo eje fue el interés de Canadá en invertir en energía en la Argentina. Fuentes del encuentro adelantaron a Letra P que hay una intención de establecer un esquema colaborativo con YPF, pero no pudieron precisar si será para Vaca Muerta u otros aspectos.

 

Luego de los discursos, los presentes volaron del auditorio, y sorprendió el apuro de los funcionarios argentinos por retirarse. “Malcorra se tiene que reunir ahora con Prat Gay”, contaron los asistentes. La canciller habló en privado con distintos invitados, que notaron en su prosa un tono menos hillarysta y más trumpista, una línea que la ex ONU ya empezó a trabajar con los medios de comunicación.

 

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