El diario del lunes de un domingo electrónico

La experiencia del voto electrónico me deja sensaciones encontradas, como un boca de urna que queda 3 puntos fuera del margen de error.

Fue una jornada muy fructífera y la novedad de la computadora deja un amplio abanico de temas a analizar, fundamentalmente para continuar mejorando y perfeccionando con el objetivo de multiplicar la metodología en otras ciudades y provincias.

 

Una tranquilidad inusitada se vivía en las primeras elecciones PASO del país. No sólo era la primera contienda electoral de 2015: hasta este domingo era inédita la utilización total del voto electrónico en una provincia entera, a diferencia de lo que ocurrió hace dos años, en donde quienes estaban “out” de la era digital contaban con la opción del papel.

 

A la hora de votar, en Salta no había gritos ni empujones, tampoco faltaban boletas ni mucho menos se escuchaban los reclamos típicos de toda jornada electoral: “señora, vote lo que hay”.

 

Salteños de todas las edades entraban y salían de manera rápida y dinámica del cuarto oscuro. Casi como un verdadero trámite, pero de los ágiles.

 

En los colegios había simuladores para explicar un ejercicio mucho más sencillo que el de buscar la boleta del candidato debajo de la mesa. Pero eso sí, sin embargo, en algunos casos un amigo acompañaba al elector, en otros, con tener el troquel bastaba para cumplir con esta obligación.

 

Todo era orden… ¿y progreso?

 

Observar a un pueblo elegir libremente entre todos los candidatos, los grandes y los chicos, los que cuentan con fiscales y los que no, configuró una hermosa fiesta democrática de domingo. Por primera vez en la historia argentina, en todo momento estuvieron presentes en el cuarto oscuro todas las opciones electorales, las cuales de manera aleatoria aparecían en pantalla.

 

Pero claro, como era de suponer, en algunos colegios hubo máquinas que no funcionaron, las cuales se cambiaron por otras; hubo cortes de luz, boletas que salieron mal impresas y otras dificultades técnicas. Por momentos sí se escucharon gritos y el clima se enrareció. Pese a los tropezones, la pelota siguió rodando en un día distinto y en definitiva tranquilo.

 

Llegadas las 18 horas, el 70% del electorado participó de esta primera “gran encuesta”. El escrutinio –inteligente– continúa con su tendencia dinámica. En breve se sabría quiénes serían los ganadores y los perdedores, los bocas de urna certeros y los fruteros.

 

Hasta que finalmente pasadas tres horas las urnas hablaron. La voluntad popular había decidido. ¿Coincidencia? ¿Números certeros? Algunos sí… y otros no tanto, todo en el mismo paquete.

 

El voto electrónico tiene sus cosas. Sus cosas buenas, sus cosas muy buenas… y otras no tantas. “Con las boletas de papel todo el mundo puede hacer trampa; acá no, ahora eso solamente puede hacerlo el dueño de la máquina”, se quejó un señor que salió de un colegio de la capital salteña sobre el límite del cierre. Varios asintieron.

 

¿Orden y progreso? ¿Boletas en papel o voto electrónico? ¿Voluntad popular o voluntad digital? Muchas sensaciones encontradas para un sólo resultado.

 

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