“Yo reivindico 100 por ciento las banderas del justicialismo”, confesó el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, el 24 de febrero pasado en una entrevista con Jorge Lanata durante el programa que conduce el periodista por Radio Mitre.
Lo hizo a tres días de conocerse el acercamiento del senador santafesino Carlos Reutemann al PRO, casi como a modo de justificación de esa flamante incorporación.
Su frase generó revuelo en todo el arco político y generó respuestas por parte de funcionarios del Gobierno nacional. “Algunos justicialistas a él le gustaban, también las liquidaciones que hacían en la década del ’90”, ironizó el diputado ultraoficialista Carlos Kunkel.
En la misma entrevista, Macri aclaró: “A lo que no adhiero es a lo que hizo el PJ en estos 25 años”. “El justicialismo que se basa en igualdad de oportunidades, en el crecimiento social”, remarcó el líder del Pro.
Hacia dentro del partido que gobierna la Ciudad de Buenos Aires la frase se vivió de maneras distintas: para algunos fue intrascendente y para los peronistas integrantes del macrismo fue una bocanada de aire freso. Desde siempre, la mesa chica del PRO miró de reojo a hombres con pasado justicialista, como Diego Santilli y Cristian Ritondo.
Para otro grupo, fue una frase cargada de demagogia. Es verdad que el titular del Ejecutivo porteño se mostró a favor de las banderas históricas del peronismo pero siempre que pudo intentó desligar a su partido del movimiento que se inició en la década del ‘40.
En 2013, Macri dio una clara señal en ese sentido. De ocupar una banca más en el Parlamento, la diputada Carmen Polledo renovó su mandato y pasó a presidir el bloque macrista. El mensaje fue claro y los distintos dirigentes del PRO lo entendieron rápido.
Concretamente, se oficializó una postura del jefe de Gobierno que iba cada vez más en aumento. En pos de engrosar su liderazgo siempre prefirió que lo rodeen hombres y mujeres de su riñón, evitando tener que depender de dirigentes que no hayan surgido del espacio que administra la Ciudad desde 2007, a quienes necesita pero prefiere tenerlos lejos.
A diferencia de otros legisladores, Polledo responde directamente a Macri y es su voz en el edificio de Perú 160. Ese gesto no hizo más que confirmar que el ex presidente de Boca prefiere confiar los puestos claves a funcionarios que le respondan a él y, en lo posible, que no provengan del sector político.
El otro mensaje claro fue la elección del primer legislador en los dos últimos cierres de listas. Hace dos años eligió a Iván Petrella, un académico sin nexo con la política, para encabezar y ahora se inclinó por Francisco Quintana, ex titular de la Juventud PRO y de máxima confianza del jefe de Gobierno.
En el PRO peronismo temen que esta postura vaya en aumento y los perjudique luego del diez de diciembre de 2015. Si bien pondera el trabajo de Santilli y de Ritondo, Macri se imagina un futuro con menos influencia del peronismo en la Legislatura porteña.
Ritondo es quien le garantiza los acuerdos al macrismo en el Parlamento local y el jefe de Gobierno le valora ese trabajo pero en un futuro le quiere dar la vicepresidencia a Carmen Polledo. Ritondo culmina su mandato a fin de este año y se imagina en un ministerio local pero en el macrismo ya evalúan como lograr que un “PRO-puro” controle la Legislatura.
Además, para la jefatura de bloque suena el legislador michettista Alejandro García, actual titular de la Comisión de Presupuesto. García responde a la senadora nacional Gabriela Michetti pero tiene vínculo directo con Macri y, al igual que Polledo, estuvo entre los primeros renglones de la nómina del 2013.
De todos modos, Macri sabe que necesita al peronismo -aseguran votos en muchas comunas- y por eso otra vez les garantizó espacios en lista de diputados porteños a Santilli y Ritondo. Su intención no es marginarlos, sino quitarles poder y hacer crecer a los diputados que le responden directamente.
El control de la presidencia de la Legislatura porteña no es menor. Quien tiene a su cargo la vicepresidencia 1°, maneja la caja y los contratos del edificio ubicado en la calle Perú.
Macri prefiere un grupo de leales que le respondan directamente, que trabajen exclusivamente para hacer crecer al PRO y que representen una imagen de dirigente político sin los viejos vicios del arte de gobernar. Santilli y Ritondo colaboran con el PRO, son leales a Macri pero tienen ansias de poder, algo de lo que Polledo carece.
Misma situación ocurre con Michetti, contra quien el jefe de Gobierno fustigó en el programa de Mirtha Legrand. “Gabriela fue por el proyecto personal”, lanzó Macri en esa oportunidad. Para algunos fue un mensaje para le ex vicejefa, mientras que otros lo interpretaron como una señal para todo aquel que no trabaje orgánicamente para el crecimiento del espacio de color amarillo.