Los espejos de Le Parc, al Malba

Una selección de obras históricas del mendocino Julio Le Parc, realizadas en la década del sesenta en las que experimentó con las alteraciones de la luz en movimiento, forman parte de la exposición “Le Parc Lumiere” en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.

La muestra es una recorrida sensorial y lúdica, en una puesta de montaje frente a los espejos que serpentean y se reflejan en las paredes.

 

Se trata de un conjunto de 17 instalaciones lumínicas -las alteraciones de la luz en movimiento es una preocupación vital en la carrera de este mendocino radicado en París-, obras provenientes de la colección Daros Latinoamerica (Zurich) desplegadas en dos salas del museo que suman 900 metros cuadrados.

 

Le Parc, de 85 años, dijo sobre la realización de estas obras, la mayoría producidas en los años sesenta que su actitud siempre fue “experimentar, probar, ensayar, reflexionar, comparar, trabajar con las manos, ver las opiniones de la gente de alrededor”.

 

Nacido en Mendoza en 1928, Le Parc viajó en 1958 a París becado por el Servicio Cultural Francés y se interesó por las propuestas del arte óptico y por la teoría de la Gestalt, hasta que en 1960 integró el Grupo de Investigación de Arte Visual (GRAV) junto con Hugo Demarco, Francisco García Miranda, Horacio García Rossi, François Molnar, François Morellet, Sergio Moyano Servanes (Simone Revoil), Francisco Sobrino, Jöel Stein e Yvaral (Jean-Pierre Vasarely).

 

En este período, Le Parc continuó con sus investigaciones y realizó pequeñas cajas de luz con movimiento manual que producen cambios de imágenes y de color y, además, creó sus primeros móviles, que, iluminados con luz indirecta y rasante, proyectan su sombra sobre pantallas curvas y planas.

 

Entre las obras emblemáticas y de gran escala presentes en la muestra se destacan el cilindro Continuel-lumière cylindre (Continuo-Luz, 1962); el móvil Continuel-mobil (Continuo-móvil, 1962-1996) y el penetrable Cellule á pénétrer (Célula penetrable, 1963 -2005), pieza multisensorial que el artista presentó por primera vez en la Bienal de París de 1963.

 

La curaduría se completa con la tarea de Käthe Walser, curadora técnica de Daros, y Victoria Giraudo, coordinadora ejecutiva de curaduría de Malba, donde permanecerá la exposición hasta el 6 de octubre en las salas 5 y 3, avenida Figueria Alcorta 3415 de la Ciudad de Buenos Aires.

 

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