Quién es Capitanich, el gobernador que entró en la línea sucesoria K
A los 23 años tuvo su primer cargo público, cuando se convirtió en secretario del ex gobernador chaqueño, Danilo Baroni, por pedido del padre de su ex esposa, Sandra Mendoza. No paró hasta convertirse en gobernador de su provincia. Cristina lo eligió como jefe de Gabinete, cargo que ya ocupó durante el gobierno de Eduardo Duhalde. La ambición de ser Presidente.
Los coletazos de la hiperinflación se sentían en el bolsillo de Jorge Milton Capitanich aquel 9 de marzo de 1990. Sin un centavo, unos cuantos amigos habían hecho una vaquita para comprarle el traje azul que llevaba puesto esa calurosa noche, cuando se casó en la catedral de Resistencia con Sandra Marcela Mendoza. Un par de días después, los recién casados se subían al Renault 4 que les había prestado Elizabeth, la hermana mayor de Sandra, y se iban, con dinero que les había regalado un tío, de luna de miel a Camboriú.
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La estadía en un lindo hotel de esa ciudad duró apenas una noche. Enseguida se quedaron sin plata. Un año después de aquella aventura, se mudaron a Buenos Aires. El flamante jefe de Gabinete ya había decidido que el futuro sería más promisorio.
Capitanich nació en 1964, en la localidad de Roque Sáenz Peña, provincia de Chaco y se crió en una humilde colonia de montenegrinos dedicada a la actividad agropecuaria. Fue el segundo de los tres hijos de Daniel Capitanich y Mirka Popovich. “Coqui” – como lo apodan los íntimos –creció entre cultivos de algodón y aprendió a manejar un tractor antes que un auto.
Cuando cumplió 18 años decidió mudarse a Resistencia. Quería ser contador. Sus hermanos, Héctor y Daniel, se quedaron en la colonia para trabajar las tierras familiares. Tiempo después, a Héctor también le picó el bichito de la política. Mientras su hermano menor escalaba en el peronismo, en 1995 Héctor se presentaba como candidato a intendente de Campo Largo, por el radicalismo conducido por Angel Rozas.
Mientras estudiaba en la Unidad Nacional del Nordeste, Capitanich conoció a su gran maestro, Juan Carlos Benítez, el ministro de Economía más joven que tuvo Chaco, quien lo llevó hacia el peronismo. Militando en una agrupación ligada al justicialismo, se cruzó por primera vez con la que luego sería su esposa.
“Un día que nos juntamos todos los de la Federación Universitaria del Nordeste y se acercó a hablarme. Me dijo que quería ser consejero y necesitaba votos, me pidió si lo podía ayudar porque yo era una militante bastante conocida. Le dije que no tenía tiempo, que estaba con parciales. Pero me insistió. Un día apareció en mi departamento en Corrientes y le dije: `Te quiero aclarar que tengo poco tiempo, estoy estudiando´ Me dijo que no había problema, y se ofreció a lavar los platos.
Empezamos a salir un año después, en 1986”, le contaba Mendoza a esta periodista en 2009, para la revista Gente. Gracias a los buenos oficios de su suegro, Guillermo Mendoza, varias veces presidente del Tribunal Superior de Justicia de Chaco, fue que, en 1987, Capitanich se convirtió en secretario privado del entonces gobernador Danilo Baroni. Tenía apenas 23 años. Un año después se recibía de contador. Desde entonces, su carrera fue en ascenso.
Ya instalado en Buenos Aires, en 1991, Capitanich cursó un posgrado en Ciencias de la Administración en la Universidad de Belgrano, obtuvo una maestría en Economía y Ciencias Políticas en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) y una maestría en Administración y Políticas Públicas en la Universidad de San Andrés. Fue un alumno brillante.
En paralelo a su actividad académica, el chaqueño tejió relaciones con el poder político y, a través de su cercano vínculo con Jorge Rodríguez, ex jefe de Gabinete de Carlos Menem, obtuvo sucesivos cargo en el Gobierno. En 1994 fue nombrado coordinador del Programa de Creación de Empleo Privado en la Secretaría de Asistencia para la Reforma Económica Provincial de la Nación, después subsecretario de Coordinación Técnico–Administrativa de la Secretaria de Desarrollo Social de la Nación, y subsecretario de Proyectos Sociales de la Secretaría de Desarrollo Social de la Nación.
En 2001 fue electo senador nacional por Chaco y, un año después, Eduardo Duhalde, lo nombró Jefe de Gabinete durante su Gobierno de transición. Capitanich también participó, como asesor, de la privatización del Banco de Formosa.
De regreso a su banca en el Senado, Capitanich forjó una estrecha relación con Cristina Kirchner, por entonces senadora y primera dama. Allí, el chaqueño empezó a preparar su candidatura a gobernador de su provincia. En 2007 logró quebrar la hegemonía radical con su Frente Chaco Merece Más, y se convirtió en primer mandatario provincial. Desde ese lugar, selló una alianza a fuego con el kirchnerismo que hasta lo llevó, en pleno conflicto con el campo, a enfrentarse a su propia familia. A mediados de 2008, cuando la Rosada daba la batalla por la resolución 125, uno de los hermanos de Capitanich participaba de los piquetes agropecuarios en las rutas chaqueñas. En Sáenz Peña, el gobernador era tildado de “traidor” a sus orígenes.
En Chaco, oficialistas y críticos reconocen que la cercanía del gobernador con la Rosada hizo que Capitanich tuviera una gestión más que aceptable, en comparación con sus antecesores, y desplegara obras públicas por toda la provincia, generando una notable mejora en un territorio históricamente abandonado. Pero el gobierno del flamante jefe de Gabinete no estuvo exento de escándalos: Capitanich protagonizó en 2009 una ruidosa separación de Mendoza – actual diputada nacional, de quien aún no está divorciado legalmente -, en pleno brote del dengue, mantuvo peleas públicas con su vicegobernador Juan Carlos Bacileff Ivanoff, fue acusado de usar el avión de la gobernación para irse de vacaciones a Panamá, y ordenó reprimir protestas de aborígenes, entre otros hechos que levantaron polvareda.
En 2011, Capitanich sonaba para ser compañero de fórmula de Cristina, que finalmente se inclinó por Amado Boudou. En aquel entonces, la Presidenta lo convocó de urgencia a Olivos. Fue para decirle que no era el elegido. El chaqueño disimuló su bronca. Fue reelecto con el 66,56 por ciento de los votos y, en 2013, su lista logró una aplastante victoria, con el 60 por ciento. La noche del 27 de octubre fue uno de los pocos kirchneristas sonrientes. Los rumores empezaron a hablar de su desembarco en el Gabinete nacional. Lo negó enfáticamente. Hasta que volvió a recibir un llamado. Esta vez, su suerte cambió.