Desde las oficinas de Política Social de Luján, se informaron que el total de evacuados fue de 550, 300 por decisión propia, en el mayor desborde del río desde noviembre de 1985.
Por otro lado, la histórica Basílica pudo evitar que se arruinaran los objetos del subsuelo por el agua que ingresó por las rejillas y las napas. Se retiró todo lo que había en la cripta para evitar que sean dañados y no entró agua a la altura de la planta baja.
Para desagotar se recurrió al auxilio de bombas y desde el municipio se informó que las redes cloacales en la zona céntrica y en gran parte del circuito en la ciudad se vieron colapsadas.
El intendente de Luján, Oscar Luciani, comentó que se dispusieron tres centros de evacuación en distintos puntos del distrito y que la autoevacuación fue ordenada, por tener experiencias en crecidas anteriores.
Luciani rescató que “muchos de los evacuados lograron salvar sus pertenencias más importantes” y consideró que “el río Luján mantiene un comportamiento muy extraño porque sube y baja sistemáticamente tres centímetros, sosteniéndose en 5,12 metros”.
“Si bien el río ha crecido mucho, creo que lo que hace falta es un trabajo completo de limpieza y dragado desde su origen hasta su desembocadura, porque es muy extraño que se dé este fenómeno y que el agua no baje más rápido”, reflexionó.
Foto: LA NACION / Ezequiel Muñoz