Existe un concepto errado de que el turismo es una industria menor, que es hermano de cultura y deportes. Y hasta quien dice que no es una industria. A veces la frivolidad, a veces el desconocimiento, a veces la falta de lobby de las cámaras del sector, casi como si el turismo fuera un tema prohibido, un tabú. No creo tener la respuesta de cuál es el motivo o si son varios, apenas una opinión, pero lo que importa es que en la práctica no es tomado en cuenta como lo merece.
A días de las elecciones poco se conoce de los planes que tienen los candidatos. Nadie sabe si será Ministerio, Secretaría o que será. Tampoco han trascendido los nombres de los posibles titulares de la cartera a nivel nacional.
Aunque suene grandilocuente el turismo es hoy la solución más inmediata al problema macroeconómico de la Argentina, cuya implementación podría empezar a solucionar dos grandes temas: el ingreso de dólares y la generación de empleo en todo el país. ¿No será mucho? parece, pero no.
Veamos un poco los números. El turismo es el cuarto complejo exportador y representa casi el 9% del PBI, generando el 5,5 % del empleo registrado. El turismo tiene la particularidad de que el 95% del gasto del mercado interno se realiza fuera del AMBA lo que subraya su efecto descentralizador creando una potente economía regional en cada lugar del país.
Nuestro país posee la particularidad de tener atractivos muy repartidos geográficamente, en un territorio que de norte a sur es más largo que la distancia entre Lisboa y Moscú. Es por ello que el turismo se convierte en “la” política pública apta para desarrollar el interior del país y crear nuevos puestos de trabajo en todas las provincias. No hace falta tener las Cataratas, Talampaya o el Glaciar, hay que entender que el turismo es una industria de experiencias, de servicio y no hay lugar donde el turismo no pueda llegar, es cuestión de creatividad, pero también de gestión y de políticas de largo plazo.
Más política aerocomercial
Cierto es que hay muchos casos de éxito, de diversa índole y tamaño, tales como Salta, Termas de Río Hondo, Paraná, Chilecito, Tandil, Mendoza y Rosario. Cada caso tiene sus particularidades, estadíos y desafíos a futuro. La política aerocomercial actual no alcanza para lo que el país necesita, no hay chance de crecer con tan poca oferta de conexión aérea entre destinos nacionales, y de estos con el exterior.Hoy los números del turismo hablan por sí solos, se calcula que Argentina recibirá para fines de 2023 unos 6 millones de turistas extranjeros contando hasta el último paraguayo que cruza por Corinda a comprar productos de limpieza favorecido por el tipo de cambio.
Según el último Barómetro del Turismo Mundial de la Organización Mundial del Turismo (OMT), publicado en mayo de este año, los viajes internacionales alcanzaron el 80% de los niveles anteriores a la pandemia en el primer trimestre de 2023. Se calcula que 235 millones de turistas viajaron internacionalmente en los tres primeros meses, más del doble que en el mismo periodo de 2022.
Para darnos una idea de los números que se manejan fronteras afuera, México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial y es el único país latinoamericano dentro del top ten del mencionado ranking. Según la última cifra pre pandemia de 2019, México recibió 45 millones de turistas internacionales. Con la Ciudad de México y Cancún como sus principales atractivos.
Aún estamos lejos de las cifras de los grandes destinos turísticos mundiales, pero la brecha ilustra el tamaño de la oportunidad que representa el desarrollo turístico para Argentina. Aún estamos lejos de las cifras de los grandes destinos turísticos mundiales, pero la brecha ilustra el tamaño de la oportunidad que representa el desarrollo turístico para Argentina.
La comparación con el país azteca puede ser injusta ya que es vecino de la primera economía mundial y está a menos distancia de Europa que nosotros. Pero empatar al país del Chavo del 8 tampoco es lo que nos preocupa, pero sí deberíamos poder duplicar o triplicar nuestros números actuales, llegando a 10 o 15 millones de turistas extranjeros, con el foco en Brasil como primer cliente.
Si hacemos números rápidos en base a que cada turista gasta unos U$ 1500 per cápita en su estadía, nos daría unos quince mil millones de dólares. Cada cual compare ese monto con lo que se le ocurra, pero sepan que es mucho.
Pero ese número trae consigo la creación de empleo y la infraestructura necesaria para atender esa cantidad de turistas. Léase mozos, guías, choferes, personal de limpieza, ventas, cobranzas, etc. o bien la cantidad de puestos de trabajo que darían de baja infinitos planes sociales.
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Pero no es sólo empleo y dólares, también el turismo conlleva un derrame de oportunidades conexas. Muchos con soltura critican que se trata de mano de obra poco calificada. ¿Acaso Argentina tiene entre su inmensa cantidad de desocupados algún tipo de calificación laboral de alta complejidad?
Aún estamos lejos de las cifras de los grandes destinos turísticos mundiales, según el ranking antes mencionado, España se ubicó como el segundo país más visitado, con más de 82 millones de turistas y el 26% de los puestos de trabajo vinculados con este sector. Estamos lejos de los centros mundiales, pero la brecha ilustra el tamaño de la oportunidad que representa el desarrollo turístico para Argentina.
El desarrollo del turismo requiere que se mantengan y maduren las inversiones a través de consensos y políticas públicas de mediano plazo donde se permita que la línea trazada trascienda a los gobiernos.
Cierto es que se ha avanzado mucho, sobre todo profesionalizando la cartera de turismo, sea nacional, provincial o municipal. La creación de entes mixtos en conjunto con el sector privado, estamos encaminados, falta decisión.
