La Legislatura que se viene será un reto para el gobernador electo, Rolando Figueroa. El hijo descarriado del Movimiento Popular Neuquino (MPN) inaugurará un período nunca visto para Neuquén, donde el partido fundado por la familia Sapag observará de afuera las principales decisiones de gobierno. Con un cuadro de realidad insólito, el padre del frente multiciolor deberá acudir a su habilidad para negociar en minoría en un reducto que conoce al detalle desde que lo presidió, entre 2015 y 2019, como vicegobernador de Omar Gutiérrez.
Ese espíritu se palpitará en el parlamento, que será presidido por la intendenta de Plottier, Gloria Ruiz, desde el 10 de diciembre. Como adelantó Letra P antes de la jornada electoral, el cuadro atomizado vuelve a repetirse en la distribución de 35 bancas.
Como bloque, el MPN será el más numeroso. Se quedó con 11 bancas, pero todavía se lamenta por el golpe histórico de Figueroa. Una colectora, Juntos por la Vida, le sumó otra banca, pero nadie sabe qué rumbo tomará.
Acompañado de aliados, Rolo llega a 13 escaños: siete de Comunidad en espejo con Desarrollo Ciudadano, dos del PRO, dos de Avanzar Neuquén y otro par de Arriba Neuquén, la reversión de la Democracia Cristiana que ideó Jorge Sobisch.
La lista libertaria de Carlos Eguía y su partido Cumplir dejaron una marca. Llegan a cuatro lugares, uno más que el Frente de Todos (FdT). La boleta del panperonismo, que anotó a Darío Martínez al tope, apenas pudo alcanzar tres escaños.
La Izquierda cumplió con creces. En tiempos donde el voto bronca se capitaliza por derecha, retuvo las dos bancas que ponía en juego. Nada mal para una fuerza atada a los grandes centros urbanos.
Quizás el peor de los resultados fue para Juntos por el Cambio (JxC). Con el radical Pablo Cervi como candidato a la gobernación, apenas logró una banca, la del experimentado dirigente boina blanca César Gass.
