Como Carlos Menem cuando prometió viajes a la estratósfera desde una aeroisla, el presidente Mauricio Macri, abrigado por la hospitalidad del campo, se cebó este martes: a pesar de que la Argentina mantiene un 30% de su población en la pobreza, se entusiasmó con la posibilidad de garantizarle alimento "al mundo entero".
"Este año es el año del G-20, al que la Argentina pertenece. Todos vienen a Buenos Aires. Es una gran oportunidad para mostrarles todo lo que somos capaces de hacer; que los argentinos podemos ser importantes a la hora de garantizar la seguridad alimentaria del mundo entero", dijo el jefe de Estado en el acto de inauguración de Expoagro.
"Hemos asumido el desafío de no sólo ser el granero del mundo, sino el supermercado del mundo", volvió Macri sobre una de sus promesas de campaña y anunció una serie de beneficios para los productores agropecuarios afectados por la sequía. “No están solos”, los arrulló.
En ese contexto, el jefe de Estado anunció que el Banco Nación prorrogará al sector "los vencimientos de los que están en mora”. “No están solos, si todos tiramos juntos en equipo se puede salir adelante”, destacó al hablar desde la localidad bonaerense de San Nicolás.
Durante su discurso, el mandatario afirmó que "las retenciones son un impuesto absurdo" y anticipó, entre otras medidas, que eliminará "el registro fiscal de tierras rurales y de granos" para facilitar los trámites.
Macri explicó que la eliminación de los trámites administrativos permitirá que los productores se dediquen a "innovar" y "no a hacer de cadetes del Estado", tras recordar que "quedó muy atrás lo que pasó en la (Resolución) 125" durante el kirchnerismo.
Los productores agrícolas se encuentran en estado de alerta debido a la sequía que está golpeando a los campos argentinos, y que tuvo como consecuencia la suba de precios de granos.
La sequía ya condiciona la marcha de la economía para lo que resta del año, con consultoras y economistas líderes recortando sus pronósticos de crecimiento y, de la mano de eso, interrogándose sobre posibles dificultades en términos fiscales y cambiarios. Del crecimiento de 3,5% establecido en el Presupuesto aprobado por el Congreso, las proyecciones caen, según los analistas, hasta un piso del 2%.