El film, estrenado esta semana, muestra la génesis y crecimiento del colectivo militante que se autodenomina “Tortas, Travestis, Trans y Putos del Pueblo” y cómo el peronismo puede llegar a distintos grupos sociales sin discriminación alguna.
Son sobrevivientes del conurbano bonaerense donde el gay es marginado y no tiene acceso a la salud, la educación ni el trabajo. Los protagonistas del documental se circunscriben fuera de la frontera “gay friendly” que delimita la General Paz.
Desde el Conurbano se lanzan a la arena política apropiándose de la palabra “puto” para vaciarla del sentido ofensivo y llenarla de sentido político. Así, transgreden las normas de lo correcto y rompen su estigma para comenzar a ser como los descamisados de 1945, protagonistas de la historia.
Putos Peronistas nació en 2007, como reacción a agrupaciones reunidas bajo rótulos más “aceptables” como la que define al movimiento Lésbico, Gay, Bisexual y Transexual (LGBT). Según uno de sus fundadores, Pablo Ayala, “una cosa es ser marica en Palermo y otra en La Matanza”, donde viven ellos.