Javier Milei lo atribuyó a las reformas "profundas". La opinión de analistas. Las formas de medirla y el efecto inflación. Los silencios de la oposición.
La pobreza en la Argentina de Javier Milei
El índice de pobreza que difundió el INDEC, subrayando que la gestión de Javier Milei logró bajarla del 41,8% al 38,1% en un año, puso en shock a la patria progresista. El dato planteó varios interrogantes, pero uno en particular: ¿cómo pudo pasar después de que el gobierno libertario ejecutara un ajuste de dimensiones históricas?
"Si bien es imposible dar una respuesta taxativa, dado que fueron varias las políticas económicas implementadas al inicio de esta gestión (lo cual hace muy difícil aislar el efecto de cada una), la clave está en sus resultados. En particular, la reducción de la inflación. Durante el segundo semestre de 2023 la inflación promedió un 13% mensual, frente al 3,2% que mostró en el segundo semestre de 2024, una caída sumamente grande", planteó el economista Juan Manuel Telechea en una columna que publicó en el sitio Cenital.
"Si bien es un fenómeno repetido y documentado a lo largo de la historia argentina, muchos desconocen –o se olvidaron– que los procesos de desinflación son expansivos y progresivos (su impacto es proporcionalmente mayor en los sectores de menores ingresos que en los más ricos)", agregó y profundizó: "El aumento de la inflación tiene un impacto regresivo en la distribución de los ingresos, mientras que los procesos de desinflación tienen un impacto progresivo".
Analistas consultados por Letra P atribuyeron la baja de las tasas de pobreza e indigencia a la desaceleración de la inflación junto con la recuperación económica y de los salarios y el aumento de la cobertura de planes sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y Tarjeta Alimentar.
Otros especialistas también consideran que la mejora en los indicadores está relacionada únicamente con la baja de la inflación.
“La estabilidad macroeconómica es un bien que debemos cuidar y no da lo mismo. Controlar la inflación es un factor importante en los hogares para la previsión de sus ingresos y gastos, pero no alcanza”, planteó Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social en la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA).
El ODSA-UCA hace su propia medición del índice, pero pone el foco en la "pobreza estructural" que, no es sólo de ingresos, sino que también incluye alimentación, educación, salud, vivienda, seguridad, que alcanza a un tercio de las personas que viven en el país.
“Cada crisis como la que transitamos entre 2023-2024 empuja más pobres transitorios a la pobreza crónica o a la marginalidad. A mi juicio, esta pobreza aumentó, y su reducción va a requerir mucho más que una inflación cero. Requiere de inversión privada y pública en infraestructura social e inversiones productivas que generan más y mejores trabajos. Esto no se vislumbra en el corto plazo”, planteó Salvia.
El Gobierno celebró los índices de pobreza e indigencia que reflejó el INDEC y atribuyó la caída fuerte durante el período de julio a diciembre del 2024 a "las profundas reformas económicas impulsadas" por el gobierno mileísta.
"La pobreza sin precedentes que había dejado el gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, que llegó a un pico del 52,9% en la medición del primer semestre de 2024, se redujo al 38,1% en el segundo semestre", sostuvo la Oficina del Presidente mediante un comunicado.
La Casa Rosada puso el énfasis en atribuirle la responsabilidad a la la gestión anterior: "Dichos índices reflejan el fracaso de las políticas del pasado, que sumieron a millones de argentinos en la precariedad mientras vendían que estaban ayudando a los pobres, pero la pobreza no paraba de aumentar", aseguró.
Las definiciones de Milei contrastaron con el silencio de la oposición, cuyos referentes más importantes no salieron al cruce de las críticas de la administración libertaria ni a defender las políticas que oportunamente instrumentaron.