Gustavo Morón y Javier Milei.
La llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, lejos de alejar de la función pública a la "casta política", produjo el retorno de varias figuras conocidas en diferentes organismos del Estado. En especial, durante la administración Cambiemos que condujo Mauricio Macri.
En el mundo del ex-Ministerio de Trabajo, no solamente volvió como secretario de Trabajo Omar Yasín, el socio del exministro Jorge Triaca hijo, sino también quien fuera superintendente de Riesgos del Trabajo durante todo el gobierno de Macri y el primer año de la gestión de Alberto Fernandez, Gustavo Morón.
Morón parecía número puesto para ocupar el sillón al que arribó Yasín. De hecho, horas antes de iniciar el primer debate presidencial del 1 de octubre, el propio Milei anunció que si ganaba las elecciones lo designaría como secretario. En el medio, pasaron cosas.
De buenas relaciones con algunos gremios, a los que contuvo desde la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) y llevando adelante la reforma y crecimiento de las Comisiones Médicas, Morón ahora regresó con Fernando Pérez como gerente general a un organismo que conoce muy bien.
Resultará clave saber si en esta nueva etapa de su vida en el funcionariado Morón dejará que los gremios continúen conformando mutuales de Riesgos del Trabajo o si les cortará camino como parte del garrote disciplinador de los sindicatos.
En un marco más general, deberá analizar la caída del costo laboral fomentando la competencia entre las aseguradoras de riesgos del trabajo, donde el lobby de la UART tendrá que ver con evitar el ingreso de nuevos jugadores al mercado que quieran sacar una parte de una torta que, con la caída del salario real, se viene achicando año a año.
Los nuevos viejos funcionarios no solamente han vuelto a sus despachos en la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. En su prima hermana, la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), que depende del Ministerio de Economía que comanda Toto Caputo, ha regresado un abogado que conoce todos los recovecos del edificio emplazado en Moreno y Diagonal sur.
Se trata de Guillermo Plate, quien fue vicesuperintendente de Seguros en la segunda mitad del gobierno de Macri. Su jefe directo de entonces, Juan Pazo, hoy oficia de jefe de Gabinete en las sombras del ministro Caputo.
Plate, de buena relación con el mercado, tiene que decidir un curso de acción en un clima asegurador apremiante, con costos de repuestos de autos que se dispararon, sentencias judiciales que se pueden actualizar por arriba de la inflación y una reciente tormenta que hará que las aseguradoras deban hacer frente con fondos frescos a reparaciones varias.
Por otro lado, y en el marco de la desregulación que se avecina, tendrá tres temas en agenda. Por un lado, “liberar” el reaseguro y acompañar, junto con sus colegas de comercio, el fin de las SIRA que afectaban a la industria.
Otro desafío para la gestión de la SSN será la liberalización de la distribución de seguros, flexibilizando el ingreso al mercado de diferentes actores económicos en desmedro de productores asesores.
Por último, surge un tema clave: el aumento de capitales mínimos para operar. Se trata del capital que tiene que tener cada empresa para poder seguir actuando como aseguradora. En la actualidad, con algo menos de $100 millones de pesos, una firma está habilitada para operar. Aunque parezca una cifra alta, es el valor equivalente a tres pick ups medianas nacionales o a un departamento de dos ambientes en un barrio de la Capital Federal.