El intendente de Río Tercero dejó claro que comandará el partido junto al diputado. El inicio de la carrera provincial. La relación con Milei y Juez.
Marcos Ferrer conducirá la UCR de Córdoba.
Escoltado por el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y el jefe del bloque boinablanca en la Cámara de Diputados, Rodrigo de Loredo, el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer, tomó las riendas de la UCR de Córdoba después de una larga interna, cruzada por la futura política de alianzas nacional y provincial.
Las fuertes críticas a los 25 años de gobiernos cordobesistas marcaron este lunes la tónica de todos los discursos de la dirigencia de un partido que necesita reafirmarse como oposición, después de los cruces de correligionarios a las filas del Partido Cordobés de Martín Llaryora.
El esfuerzo de Ferrer y De Loredo estuvo puesto en dejar bien en claro los lineamientos de lo que se viene.
En otras palabras, la ratificación del mensaje fue para la tropa albirroja, más allá de los dardos al oficialismo: la nueva conducción boinablanca quiere sacar al peronismo del poder en 2027 y no está dispuesta a echar por tierra las relaciones construidas con el arco opositor, en especial con el Frente Cívico de Luis Juez.
“Tienen miedo de vernos con nuestros aliados porque pegamos en el palo. El camino recorrido va a valer de algo”, dijo la nueva autoridad partidaria que, como se sabe, se referencia en Evolución de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti. Pullaro integra ese eje: su discurso evitó pisar los callos mediterráneos, pero ponderó la estructura partidaria, un punto que De Loredo alguna vez relativizó después del big bang que supuso la llegada de La Libertad Avanza al poder. Enrique Nosiglia miraba desde la primera fila del salón Macario Carrizo de la histórica Casa Radical de Córdoba.
Ferrer pidió “abuenar” al radicalismo. Le requirió a la militancia volver a identificar al adversario político. “Somos una familia, primero los radicales; el adversario está afuera, arruinando la vida de los cordobeses”, dijo.
El objetivo de máxima salta a la vista. Esta vez, el radicalismo cordobés no cederá el escaparate de la boleta ejecutiva provincial a otro partido aliado. Ahí entra al juego De Loredo.
El acto de asunción también dejó bastante en evidencia que, pese a los contrapuntos del diputado con la conducción nacional, la sociedad entre Ferrer y De Loredo no se mancha. El riotercerense dejó en claro que los hilos los moverán en tándem.
Los guiños no fueron pocos. El nuevo presidente de la UCR apoyó la estrategia de su amigo al frente del bloque boinablanca en Diputados y, como gesto, parafraseó al legislador nacional cuando explica la relación del bloque con Javier Milei: “oposición con responsabilidad”.
El nuevo radicalismo quiere liderar las boletas en 2025 y 2027, lo quiere hacer con el apoyo de la oposición en Córdoba y no cierra la puerta a algún experimento libertario. Ambiciones grandes y problemas que estarán a la altura.
Para las elecciones de medio término todo parece indicar que De Loredo tiene el camino con pocas piedras en el medio para liderar la oferta. Juez ratifica a los suyos que no jugará, aunque su entorno dice que va a hacer campaña igual. El problema se presentará en dos años. Ferrer y De Loredo lo saben.
Este lunes comenzó una etapa de construcción, según la línea ganadora de una larga interna albirroja que empezó en 2021, cuando De Loredo desafió a Ramón Mestre y a Mario Negri, este último sentado este lunes en primera fila. El exintendente de la capital eligió ausentarse por problemas en algunos circuitos menores, como en la seccional décima de la capital.
Ferrer y De Loredo dejaron tres consignas de trabajo. Como se dijo, mantener la unidad queda afuera de la órbita de la discusión, pese a que hay algunos sectores de la UCR que se resisten.
La elaboración de una plataforma de gobierno fue el remate a una larga enumeración de críticas al cordobesismo. Ferrer fue cáustico en varios pasajes de su discurso inaugural. “No tienen la puta idea de cómo resolver la inseguridad”, disparó el nuevo jefe radical.
“La digitalización de la praxis política”, fue el pedido de De Loredo. La dirigencia más veterana arqueaba las cejas. Las batallas políticas también se libran en las redes.