Mauricio Macri, tanto en rol de candidato como de Presidente, repitió que profundizaría el plan Conectar Igualdad, que desde 2011 entregaba una computadora portátil a cada alumno del secundario de escuelas públicas. Sin embargo, dicho compromiso fue sólo verbal. En los hechos, realizó recortes draconianos al programa hasta que su cierre fue un mero anuncio en el boletín oficial, el miércoles pasado.
En 2015, último año de Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada, fueron entregadas 611.397 netbooks o notebooks. Al año siguiente, primer año de Macri, la cifra se redujo a poco más de la mitad, 313.691 unidades, de acuerdo a la información suministrada por el Ministerio de Educación.
No bien asumió Cambiemos, voces alertaron que Conectar Igualdad estaba siendo desbaratado, con despidos en su unidad ejecutora y cese de entrega de computadoras. Ante una comisión de Diputados, en octubre de 2016, el entonces ministro de Educación, Esteban Bullrich, adujo que la disminución de la entrega obedecía a la búsqueda de mejores precios, pero vaticinó que al año siguiente, se recuperaría el ritmo anterior, con 500.000 unidades y un aumento del presupuesto de 330 por ciento. De esta manera, también procuró desarticular la sospecha de que el Gobierno estaba transfiriendo la responsabilidad del plan a las provincias.
La realidad de 2017 fue la contraria a la prometida. Las computadoras portátiles entregadas a alumnos de escuelas secundarias públicas, institutos de formación docente, colegios de educación especial y a sus docentes fueron, según la estadística oficial, todavía menos que el año precedente: 274.381. Es decir, un 55 por ciento inferior a las entregadas antes del inicio de la gestión Cambiemos.
El gobierno de Fernández de Kirchner creó Conectar Igualdad en abril de 2010, al calor de la admiración que había generado tanto en el oficialismo como en la oposición el Plan Ceibal desarrollado por el Frente Amplio en Uruguay, que entregaba una computadora para cada ingresante al primario. Al año siguiente, el gobierno kirchnerista dispuso que los alumnos pasaban a ser propietarios de las unidades y, una vez egresados, las escuelas debían desbloquearlas para su uso libre. Las computadoras incluían conexión a internet y contenidos específicos, como cien libros, juegos y programas didácticos.
En suma, el Ejecutivo anterior dijo haber entregado 5,3 millones de unidades. La tendencia anual fue decreciente, porque una vez instalado el plan, sólo había que cubrir a los ingresantes a primer año del secundario. Así, en 2014, las netbooks transferidas a los alumnos fueron 892.849, más que el año siguiente.
La información de la cantidad de computadoras entregada cada año fue suministrada a Letra P por la Dirección de Primaria Digital y Conectar Igualdad Educ.Ar. Otras áreas del Ministerio demostraron desinteligencias internas y demoraron siete semanas en aportar datos incomprensibles, con siglas y cifras enigmáticas.
Siete meses antes del compromiso de Bullrich ante los diputados, Macri había asegurado, durante un acto en Merlo, provincia de Buenos Aires, que “Conectar Igualdad es un programa que está bien”. “Estas herramientas son absolutamente necesarias”, afirmó el Presidente.
Más todavía. En el debate presidencial en el que acusó a Daniel Scioli de parecer un panelista de 6,7,8, el entonces candidato de Cambiemos miró a cámara y dijo: “Te quiero proponer también una revolución en la calidad educativa, que lo que hicimos en la Ciudad lo pongamos en marcha en todo el país: la computadora de primer grado, el inglés…”
En su exposición de 2016, Bullrich también había arriesgado promesas para el año en curso: 100 por ciento de los alumnos conectados a internet. A ello deben sumarse las palabras del actual ministro, Alejandro Finocchiaro, quien defendió en diversas oportunidades el uso de la tecnología “en el entorno áulico”.
Por el contrario, el plan Conectar Igualdad llegó la semana pasada a su fin y no serán entregadas más unidades.
LAS EXCUSAS. El Gobierno adujo que la inmensa mayoría de los alumnos y docentes ya tiene computadora en su domicilio, por lo que la entrega de notebooks crea una falsa promesa de inclusión digital.
Sobre la base de las pruebas Aprender, la cartera de Finocchiaro sostuvo que el 94 por ciento de los docentes cuentan con al menos una computadora en sus hogares y que cuatro de cada diez ya recibieron netbooks o notebooks de manos del Estado.
En cuanto a los alumnos, la evaluación oficial Aprender indicó que el 87,7 por ciento de quienes finalizan la escuela secundaria tienen una computadora en su casa. En cualquier caso, el dato no es relevante para el uso de la tecnología “en el entorno áulico”.
Educación valora también una alta tasa de uso de celulares, incluso entre los alumnos primarios, que llega casi al 100 por ciento entre los secundarios. Finocchiaro es un firme defensor del uso de teléfonos celulares en el aula.
Los críticos esgrimen que descansar en el poder adquisitivo de las familias de cada alumno para comprar la computadora o el celular más avanzado no hace más que reproducir las diferencias sociales en el ámbito educativo.
A simple vista, la estadística de Aprender no provee información sobre la calidad de las unidades hogareñas, mientras que desatiende que la alta tasa de abandono en secundarios se incrementa entre familias pobres y numerosas. El Ministerio sólo hace referencia a quienes terminan el segundo ciclo.
En reemplazo de Conectad Igualdad, el gobierno de Macri creó el programa Aprender Conectados, que tiene por finalidad dotar de conectividad y computadoras a las escuelas públicas que no las tengan. El decreto correspondiente no brinda ningún detalle sobre el estado de situación, financiamiento ni objetivos inmediatos o mediatos.
Para Silvina Gvirtz, exdirectora ejecutiva de Conectar Igualdad, “otra vez vemos aumentar la brecha entre quienes se pueden alfabetizar digitalmente porque tienen acceso al mercado y quienes van a quedar como analfabetos tecnológicos porque no tienen acceso a la tecnología”. “No es un país que tenga una verdadera democracia”, sentenció Gvirtz, hoy a cargo de Ciencia, Tecnología y Políticas Educativas de La Matanza, en diálogo con el programa Mateada 770, de Radio Cooperativa, que conduce Gerardo Fernández.