El martes 22 de mayo, las reservas del Banco Central terminaron en 54.262 millones de dólares. Un día después, el miércoles 23, en 53.598 millones. El jueves 24, en 52.102 millones. Después del fin de semana largo, el lunes 28, en 51.930 millones. El martes 29, en 50.915. El miércoles 30, en 50.591. Y este jueves, en 50.094 millones. ¿Qué explica esa sangría continua y veloz? ¿Es sostenible, en ese contexto de ventas forzadas, la cotización de $25 para el tramo mayorista a la que se aferra el Banco Central con los 5.000 millones de dólares que afirma haber puesto a disposición del mercado? ¿Puede afectar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional el peligro latente de un retorno de la corrida contra el peso?
El analista financiero Christian Buteler le dijo a Letra P que “el tema de las reservas, que en abril cayeron más de 5.104 millones de dólares y en mayo 6.586 millones, es uno de los que más me preocupa, porque se está dando a un ritmo que es imposible de sostener. La prensa sigue todos los días la cotización del dólar, pero no este dato, que es algo que los inversores profesionales sí siguen minuciosamente”.
Amílcar Collante, economista del Centro de Estudios del Sur (CeSur), recordó que “hubo un pago al Club de París por 1.500 millones de dólares y un vencimiento de Letes que el Tesoro no renovó totalmente, lo que costó otros 400 millones de las reservas del Central. También hubo alguna corrección de encajes”. Sin embargo, coincide en que “la tendencia se va a mantener hasta que se cierre el acuerdo con el Fondo”.
Hubo salidas, sí, pero también entradas. Buteler recordó que “esa pérdida de más de 11.000 millones de dólares en dos meses se produjo incluso cuando entraron 2.000 millones del Banco (de Pagos Internacionales) de Basilea y un ‘repo’ (aportado por bancos) por 1.000 millones más, además de lo que colocó (Luis) Caputo en el mercado. Sin esos ingresos las caídas serían aún mayores”.
“Ese es todo un tema en un país tan dólar-dependiente como el nuestro, que tiene déficit de balanza comercial, en la balanza de turismo… Si no logran detener esas pérdidas, en algún momento van a tener que convalidar un tipo de cambio todavía más alto, con el impacto en la inflación y en la actividad que produce, o buscar alguna otra alternativa”, añadió.
Collante coincidió. “Por el clima cambiario local, en el que persiste la presión alcista del dólar, y por el contexto internacional, creo que la cotización de $25 es difícil que se mantenga mucho tiempo. Ahora vemos que el Banco Nación, por ejemplo, estuvo vendiendo, así que en algún momento van a tener convalidar un precio más alto. Creo que van a esperar a que se cierre lo del FMI y, ya más en clima de Mundial, tal vez vayan corrigiendo el tipo de cambio un poco, de modo gradual”, estimó.
“Ahora vende el Banco Nación el producto de la última colocación (de Botes) que hizo Caputo después de que se estableciera el dólar a $25. Lo que esta vez se hizo bien fue que el Banco Central no le compró esos dólares al Tesoro sino que se los dejó depositados en el Nación. Entonces este ahora los vende en el mercado, de paso dándole una mano al Central para tomar pesos”.
Un operador cambiario de un banco internacional contactado por Letra P consideró que “claramente la crisis cambiaria no está terminada. El mercado ve que la política oficial sigue teniendo problemas de coordinación, con el Banco Nación saliendo por su lado a vender dólares mientras no se ve que el Central haga lo mismo en spot (contado) ni en futuros. Entonces, veo que Caputo va por un lado y (Federico) Sturzenegger va por otro".
“El Banco Nación está vendiendo fuerte, a un promedio de 500 millones de dólares por día. Eso indica que la demanda no se frena a pesar de la tasa al 40% y del dólar a $25, que ya no alcanza. Tanto es así que Caputo viene vendiendo desde que el precio mayorista estaba a $24,30 y le llevaron todo. Ahora ya está al filo de la barrera de $25, que se suponía era la gran muralla. ¿Hasta cuándo lo van a aguantar?”, se preguntó ese operador. El interrogante no es menor, ya que lo plantea un hombre que toma decisiones todos los días en una mesa de dinero importante.
El problema es severo. La demanda no parece encontrar incentivos para detenerse y la oferta privada, en las últimas ruedas, debió ser compensada con dólares de las reservas en una relación 50-50.
Pablo Castagna, director de Portfolio Personal, se inquieta porque "no están ingresando dólares genuinos; el Gobierno y las provincias ya no están accediendo al financiamiento externo y, además, la liquidación del campo pareciera no alcanzar para cubrir la fuerte demanda. los únicos vendedores fuertes son el Banco Central y el Nación estos últimos días. Si el acuerdo con el FMI se demora, puede generar presión adicional sobre el tipo de cambio e incertidumbre política".
“Que el dólar esté a $25, 26 o 27 no cambia nada la balanza comercial, por ejemplo. Lo mismo se puede decir de la demanda minorista de dólares, que no varió demasiado ya sea con la cotización a $20 o a $25. Entonces queda el turismo. ¿La gente va a dejar de ir a Miami o ese gasto ya es estructural en la Argentina? Creo que pensar que una corrección limitada va a cambiar ese estado de cosas es correrse el arco a uno mismo”, dijo el trader.
“Sí cambiaría que se produjera una recesión furiosa o con una contracción enorme del déficit fiscal. Pero, si no se hace ninguna de esas dos cosas, el tipo de cambio solamente le va a aportar más inflación al modelo y no va a solucionar el desbalance de cuenta corriente”, agregó.
¿Pero cuál es el combustible de esa demanda sostenida de divisas, si se supone que en la previa del último “supermartes” del vencimiento de Lebac los inversores extranjeros salieron en estampida, según se alegó además, ante la entrada en vigor del impuesto a la renta financiera de los no residentes?
El operador cambiario dio que “en la mesa veo que el problema del dólar ya no es de precio sino de flujo. Muchos dicen que los extranjeros que estuvieron posicionados en Lebac ya salieron, que no queda nadie por irse, pero eso es no ver el problema real. En el exterior se operan futuros de dólar y se los puede comprar suelto, sin tener Lebac. Operan especulativamente. Entonces, hay fondos que compran lo que quieren en Nueva York, en el mercado de derivados, mientras el que les vende se cubre en algún lugar, ya sea allí, en el Rofex o en el mercado spot, con dólares físicos. Entonces, hay mucho por dolarizar, más allá de las Lebac, en un mercado libre donde pueden comprar lo que quieran”.
“Un ejemplo: hay, desde ya, bancos internacionales que trabajan en Nueva York y en Buenos Aires. Entonces, operan allá con derivados y acá con (dólares) físicos. Viene un banco y quiere derivados, se los compra a una entidad que opera en nuestro país, ésta los vende y luego se los compra al Central acá. Esa demanda puede ser infinita. Lo único que la puede desalentar es un cambio de los fundamentos de la economía o un shock de noticias positivas sobre el país. Por ejemplo, que se anuncie que el FMI pone 50.000 millones de dólares a disposición del país, algo que nadie espera”, detalló.
El tema que todos esperan pasa por el acuerdo con el Fondo. Claramente, los 30.000 millones de dólares del stand by de alto acceso del que se habló desde un comienzo hoy parecen insuficientes a muchos en el mercado, más allá del modo en que se los “decore” con líneas del Banco Mundial u otros organismos multilaterales.
Para Buteler, la precariedad de la coyuntura cambiaria “no debería significar una traba o una demora en el acuerdo con el FMI. Sen negocian medidas. No creo que un determinado nivel de tipo de cambio esté sobre la mesa, más allá de que, evidentemente, no nos van a prestar dinero para defender una cierta paridad”.
El operador del banco internacional coincidió. “Se dice que el Fondo pide muchas cosas sobre el tipo de cambio, pero no creo que vaya a hacer un requerimiento puntal. Lo que va a pedir es que la política cambiaria sea sustentable”.