El Banco Central intervino este martes por segunda rueda consecutiva en el mercado cambiario para evitar que el dólar volviera a desmadrarse y a realimentar la inflación, en un hecho inusual en plena temporada alta de liquidación de exportaciones de soja y que genera entre los especialistas dudas fuertes sobre el mediano plazo.
Si el lunes la autoridad monetaria volcó 214 millones de sus reservas para evitar una suba brusca, este martes debió destinar 422 millones más para lograr que la divisa cerrara casi sin cambios a $ 20,54 en el tramo minorista y a 20,26 en el mayorista.
“La intervención es para que no se escape el tipo de cambio. La suba de las tasas en Estados Unidos es el driver que hace que los inversores piensen en dolarizarse para no verse sorprendidos por una devaluación del peso”, le dijo a Letra P el director de Portfolio Personal, Pablo Castagna.
Sin dudas, toda una mala señal para la orientación fiscal gradualista del Gobierno, que demanda un copioso financiamiento vía deuda.
“La suba fuerte de la tasa estadounidense a diez años, que venía la semana pasada en valores cercanos a 2,8% y pasó a rozar el 3%, obliga a intervenir al Banco Central, que no puede devaluar más por las consecuencias que eso genera en términos de inflación, justamente lo que el Gobierno en este momento no puede permitirse”, acotó Castagna.
“El problema es que el Banco Central no tiene margen porque debe mostrar una desaceleración de la inflación”, coincidió el director de la consultora EcoGo y profesor en la Maestría de Finanzas de la UTDT, Federico Furiase.
Pero, si el gatillo del movimiento es externo, hay elementos domésticos que explican la retomada de la preferencia por el billete verde justo cuando la temporada alta de sojadólares no parecía propiciarla. En tiempos normales, entre fines de marzo y julio, la tendencia del billete estadounidense es a la baja. No es el caso esta vez.
La sequía hace que esta campaña agrícola no sea la mejor, pero no explica semejante tendencia. “Están ingresando dólares de la soja. ¿Menos que lo habitual? Todavía no hay datos formales, pero es lo que se intuye en el mercado”, evaluó Fausto Spotorno, economista del Estudio Orlando Ferreres, consultado por este portal.
Amílcar Collante, economista del Centro de Estudios del Sur (CeSur), le dijo, por su parte, que “se ve que la demanda de dólares sigue muy fuerte. Si se toman los últimos informes cambiarios del Banco Central, surgen dos explicaciones principales: un atesoramiento del inversor minorista, que continúa fuerte, y la demanda por turismo, que, pese al aumento del dólar de más del 10% desde fin de año pasado, sigue bastante elevada. Todo eso empuja”.
En números, en los últimos doce meses, el atesoramiento de las alrededor de 900 mil personas con capacidad de ahorro sumó unos 17.500 millones de dólares, lo que equivale a un promedio mensual de 1.458 millones. Por otro lado, la cuenta de turismo, que incluye el pago de tarjetas y transporte extranjero, acumuló en ese lapso unos 10.000 millones más. “Si se suman esos dos ítems, solo para satisfacer al sector minorista se necesitan casi 2.500 millones de dólares por mes y sabemos que el ministro (Luis) Caputo dijo que no se tomaría más deuda en el exterior este año, por lo que la variable de ajuste, en principio, van a ser las reservas del Central”, añadió Collante.
A la dolarización de carteras por los movimientos de la tasa estadounidense, a la demanda que imponen importaciones en alza y a la salida de divisas que deviene del déficit comercial y al apetito viajero de los argentinos hay que sumar hoy un nuevo factor estructural: el dinamismo del mercado inmobiliario.
La demanda total de dólares en marzo superó los 3.167 millones, un 42% por encima de la registrada un mes antes. Dentro de la misma, se contabilizan unos 600 millones, casi un 20% de ese total, suma para nada desechable que surge de la demanda de los tomadores de créditos hipotecarios en pesos que necesitan hacerse de divisas para adquirir sus propiedades. De hecho, solo si se consideran los préstamos UVA, atados a la inflación, el stock crece mes a mes en un orden de $ 12.000 millones.
Collante menciona un dato lateral que resulta de gran importancia. “Si hay quien compra esos dólares para adquirir su propiedad, evidentemente, alguien los recibe. Pero no se ve que después esos dólares se vuelquen al sistema financiero. En concreto, los depósitos en dólares son hoy muy similares a los de hace doce meses: estaban en 24.000 millones y ahora están entre 25.000 y 26.000 millones”. La fuga, esa pasión argentina.
El analista financiero Christian Buteler estimó, en diálogo conLetra P, que “el contexto es, por lo menos, para seguirlo de cerca”. “Llama la atención el movimiento del tipo de cambio. Si el Banco Central tiene que salir a vender reservas cuando se esperaba que, con la oferta del campo, el dólar no diese sorpresas, ¿qué nos queda entonces cuando se termine la liquidación de exportaciones y disminuya la oferta ante una demanda que se sostiene?”, se preguntó.
“Hay que ver es qué pasa cuando se seque la oferta de dólares del agro, es decir, si el país se seguirá endeudando para cubrir ese déficit de divisas o si, directamente, vamos a ver una reducción de las reservas debido a la decisión de mantener el tipo de cambio como ancla contra la inflación”, dijo, por su parte, Amílcar Collante. “Ya vemos, de hecho, que las reservas se están quedando fijas: habían llegado a un pico de 63.000 millones de dólares y hoy están en 60.800 millones. Y hay que recordar que Caputo hizo el 28 de marzo una operación ‘repo’, que consistió en un préstamo del HSBC por 1.000 millones de dólares (contra la entrega de títulos públicos en garantía), que recompuso las reservas”, completó.
El dólar vuelve a meter presión justo cuando el Gobierno y Federico Sturzenegger se juegan el todo por el todo para mostrar desde mayo una desaceleración de los precios. La Argentina no da tregua.