Bajo fuerte presión política y diplomática por haber declarado en una entrevista televisiva que “Holanda es un narco-Estado” debido a su política de despenalización del consumo de drogas, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, debió presentar este lunes sus “disculpas formales” al Gobierno de La Haya.
“La Ministro de Seguridad Patricia Bullrich se ha comunicado con el Embajador Martin de la Beij en horas de la tarde del día de hoy (lunes) en referencia a las declaraciones emitidas en un programa de televisión el día domingo 22 de abril del corriente. En dicha conversación, la Ministro Bullrich ha presentado formalmente sus disculpas por los comentarios efectuados, las que han sido a su vez aceptadas por el Embajador De la Beij”, dijo un comunicado difundido por la embajada de los Países Bajos en la Argentina.
“Hacemos uso de la oportunidad para destacar la buena relación que une a ambos países. Se da así por concluido el caso”, completó la nota.
Desde la mañana de este lunes, el Gobierno de La Haya tenía tomada la decisión de responder las afirmaciones ofensivas que había realizado la funcionaria en una entrevista con el periodista Luis Novaresio en el programa Debo Decir, que emite el canal América. Sin embargo, se hizo una pausa para dar tiempo a las gestiones que desembocaron en el pedido de disculpas.
Bullrich suele realizar declaraciones que dejan al Gobierno en situaciones incómodas pero que hasta ahora ha sido respaldada sin fisuras por el presidente, Mauricio Macri. Con todo, esta vez manoseó un tema sensible, como es una relación internacional que ha sido especialmente positiva para el Gobierno desde su asunción, en buena medida favorecida por la condición de reina consorte de la argentina Máxima Zorreguieta.
"No quise ofender al Gobierno de Holanda. Tampoco a la reina Máxima, lo que dije fue para referirme a un tema interno de la Argentina", le dijo a clarín.com la funcionaria a modo de explicación (.
En el programa de Novaresio había señalado que "en Holanda hoy están diciendo que es un narco-Estado. Están en una crisis. Son los principales exportadores de droga de síntesis en Europa. Y todo por la despenalización, que lo que hace es bajar la idea del riesgo. Y cuando se baja ese umbral, aumenta inmediatamente la cantidad de consumidores".
"La despenalización ha fracasado en todos los lugares donde se implementó (…) Los mismos funcionarios dicen que hoy Holanda es un narco-Estado", había insistido.
Bullrich pareció referirse de ese modo a un informe remitido en febrero al Parlamento por la Asociación de Policía de los Países Bajos (NPB), que, en base a entrevistas con 400 policías de investigación, determinó que el país cumple con "muchas características de un narco-Estado".
De acuerdo con el mismo, la carencia de medios y de personal impiden a las fuerzas de seguridad esclarecer el 80% de los delitos (unos 3,5 millones en total), sobre todo en casos vinculados al narcotráfico y a las redes de trata de mujeres.
El informe fue refutado ante los propios legisladores por el ministro de Justicia, Ferdinand Grapperhaus. "Hay una lucha exitosa contra el crimen organizado y el narcotráfico, aunque todavía quedan problemas por resolver, señaló. Según sugirió, la “bomba” de la NPB se vincula con la pretensión de que se contrate a 2.000 nuevos efectivos, un número que consideró "demasiado alto" en vista de las posibilidades presupuestarias.
De acuerdo con aquel explosivo trabajo, la sobrecarga de trabajo de los policías hace que el narcotráfico encuentre posibilidades para medrar, con mafiosos que “se convierten en empresarios ricos con intereses en los sectores hotelero y de bienes raíces". De ahí el señalamiento que hicieron de los Países Bajos como un narco-Estado.
En opinión de Bullrich, “como Holanda era el único país con consumo despenalizado, se convirtió en el lugar visitado por todos. Aumentaron los problemas de salud, los choques, los casos de violencia, los problemas de muerte".
Lo cierto es que varias de las ciudades más importantes de los Países Bajos han comenzado en la última década a adoptar medidas más restrictivas sobre el consumo de marihuana, aunque más por cuestiones de orden público que por sospechas de una infiltración del narcotráfico.
Primero fue Rotterdam, en 2010, que lo prohibió en las inmediaciones de las escuelas. En 2012 la imitó Amsterdam.
Hace pocas semanas, las autoridades de La Haya vedaron el uso de cannabis en 13 lugares públicos, que incluyen zonas del centro de la ciudad, la estación de trenes y áreas comerciales. La razón que esgrimieron fue la queja de los vecinos por los olores y el ruido que se generan.
En 1970, los Países Bajos fueron pioneros en las políticas de tolerancia con respecto al consumo de las consideradas drogas blandas, cuya tenencia y consumo siguen penados en teoría pero que en la práctica no son perseguidos. Como parte de esa política, el consumo de marihuana está autorizado en unos 570 coffee shops ubicados en 103 de los 380 municipios del país.