Desde el jueves último que en Casa Rosada hay malestar con el presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger. Sus detractores históricos, que hacen esfuerzos para convencer al presidente Mauricio Macri, lo culpan por falta de timing al dejar escapar el dólar a sólo dos semanas de las PASO. Rápido de reflejos, el Gobierno Nacional movió piezas y horas después de haber separado al último director K en la entidad, Pedro Biscay, buscó un reemplazante en el directorio para lograr un doble juego: por un lado, salir de la crítica opositora que hacía Biscay y alinearse a los intereses de Cambiemos; y, en segundo término, hacerle marca personal a Sturzenegger con un pensamiento sobre la flotación cambiaria contrario al de la conducción actual. Para tales fines fue elegido el economista de la UBA Enrique Szwewach, que hasta el momento de su confirmación tenía un cargo en el Banco Nación, al que llegó de la mano de Carlos Melconian.
Szewach, netamente un cuadro técnico con poco de política, supo ser habitué en los medios de comunicación donde escribió columnas y se dedicó a “militar” por Cambiemos en la previa a las presidenciales del 2015. El hombre en cuestión, destacado por sus colegas, es un cruzado del PRO en casi todas sus consideraciones de la agenda básica (es un obsesivo de la reducción de los subsidios a la energía). Salvo en una coyuntural de relevancia extrema en las últimas semanas: qué hacer desde el BCRA ante la disparada del dólar en la previa a los comicios legislativos. “La flotación cambiaria del BCRA no sirve en el contexto actual. Si flota para arriba, se te va a los precios, y si flota para abajo, se te atrasa el tipo de cambio. Estás caminando por una cornisa y en esa cornisa el Banco Central hace lo que puede. La economía argentina es una economía dolarizada. No tenemos moneda propia, tenemos dólares", expresó en una de sus últimas entrevistas. Esta idea va en contra de lo que piensa Sturzenegger, sus segundas líneas, y el que aún lo sostiene políticamente de forma incondicional, como lo es Macri.
La llegada de Szewach, que no tendrá en la práctica decisión de política de fondo, es una señal silenciosa de Macri, un mensaje sutil, que apunta a deslizar una crítica a la política de flotación libre del tipo de cambio. Una sugerencia para que el BCRA comprenda que en los años políticos lo que importa es la política y que, a veces, los objetivos de máxima deben esperar.