En la provincia de Buenos Aires, territorio central en el que Cambiemos dirimirá buena parte de su consolidación política en octubre, los sectores medios bajos y bajos han mutado en su comportamiento de consumo: en esa región, la más poblada del país, se redujeron compras en alimentos básicos como leche, carne y frutas. El problema les pegó de costado a los grandes súper e hipermercados y hasta a los comercios de barrio, con bajas en flujo de caja relevantes. El otro inconveniente de peso es la inseguridad, que afecta a casi todos los municipios del Conurbano.
En este escenario, en contraposición al discurso público de que la campaña no es prioridad para Cambiemos, la gobernadora María Eugenia Vidal movió rápido las fichas con medidas concretas. Este martes confirmó la puesta en calle de un mayor número de policías, mientras que, en la otra esquina, se empezaba a cocinar un plan para inyectar mayor dinero al consumo familiar básico. Como adelantó el portal Infobae en un artículo del periodista Pablo Wende, a través del Banco Provincia la gobernación busca crear un Hot Sale bonaerense, para que haya descuentos de hasta 50% para aquellos que compren con tarjetas de crédito o débito de esa entidad. Fuentes del Bapro, que conduce Juan Curuchet, confiaron a Letra P que la información estaba guardada bajo siete llaves pero que se filtró cuando aún no estaba del todo pulida. De hecho, se espera que el jueves se discuta en el Directorio de la entidad y se precisen los alcances de la misma. Según pudo averiguar este portal, el descuento para comprar será sólo un día por semana en el mes, una especie de hot sale de ofertas calientes que los supermercados hacen en una jornada determinada. Entre los puntos que restan definir aparece el asunto de los montos de compra tope: por caso, está casi cerrado que habrá un máximo de $1.500 mensuales, pero estudian que sea el máximo para un plástico. Es decir, si una persona tiene una tarjeta de crédito, una de débito y una extensión, podría gastar hasta $4.500 y sería pasible del descuento del 50%.
Otro de los misterios es la definición del financiamiento: saber quién pondrá el dinero. Fuentes de la negociación cuentan que será mitad y mitad entre el Bapro y los supermercados. En el sector comercial aseguran que a ellos no les comunicaron la movida. De todos modos, ante la inyección de dinero que supondrá la medida (las tarjetas del Provincia las tienen todos los estatales. Sólo en el gobierno bonaerense hay 600 mil empleados), los grandes supermercados nucleados en la Asociación de Supermercados Argentinos (ASU) ven con buenos ojos la decisión. Tiene hoy al consumo tan caído que hay muchas empresas que debieron reducir personal y hasta planificar cierre de sucursales en las cuales no hay rentabilidad por superficie, como reveló recientemente este medio.
La medida parece ser incluso contra-cíclica a algunas decisiones que ha tomado el Gobierno nacional, que parece tener una idea de consumo ajustado más que de expansión del gasto. El problema radica en que el consumo hogareño básico representa casi el 80% del PBI nacional y, por ahora, sólo mostraba repuntes en ventas de autos y motos, pero no en canasta básica.
La decisión del Provincia tiene otras ventajas: por caso, ante la crisis de financiamiento había caído buena parte de las promociones y descuentos para comprar con plásticos en el supermercado. Sin ir más lejos, funcionarios de ASU mencionaron en varias reuniones con el Gobierno que la gente se iba al cajero de al lado de los comercios, extraía efectivo y luego lo usaba para pagar.